La gente suele pensar que los muertos se convierten en polvo, y es cierto. Pero se convierten en polvo tras largos años perdiendo el agua que eran. El 60% del peso de un cuerpo humano adulto es agua.
Un varón de constitución normal, de raza caucásica (sea lo que sea lo que quiera decir eso), con una envergadura normal, un varón moreno, guapo en su juventud, un varón que podría ser, digamos Joseph Brodsky, ese poeta ruso que acabó siendo norteamericano, podría pesar unos 75 kg., por ejemplo. Por lo que, resolviendo la mínima ecuación correspondiente, a su muerte, 45 litros de agua formaban parte de su cuerpo. La pregunta ahora es, ¿cómo 45 litros de agua pueden llegar a convertirse en polvo reseco, en ese polvo al que se supone estamos todos destinados?.
Por evaporación, claro, y por filtración.
Si además, el cadáver del varón caucásico, moreno y guapo en su juventud, digamos Joseph Brodsky, está enterrado en San Michele, la isla veneciana con cimientos de huesos, y cuando estaba vivo, escribió un verso como: (…) Yet until brown clay has been rammed down my larynx, (…), la filtración del líquido del cadáver tiene algo de poética.
Poética porque, dado que la materia ni se crea ni se destruye (en términos generales), la materia de ese poeta, licuada por la putrefacción, acabará confundiéndose con la de muchos otros poetas en el Gran Canal. Como con la de Ezra Pound.
Por ejemplo.
4 comentarios:
Agua eres y en agua te convertirás...
Precioso texto. Un beso.
Gracias princesa,
Yo pensaba que igual me había quedado un poco fúnebre. :-D
Un saludo,
Xavie
A mí también me ha gustado, Xavie.
Gracias porto,
Decía lo de fúnebre porque alguien me había llamado necrófilo (cariñosamente, claro) por el tema del post. :-D
Aunque como dice princesa,
Agua eres y en agua te convertirás.
Un saludo
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