Qué alegría de veros, ¿cómo os va todo?, ¿tenéis niños?, ¿estáis casados?, ¿seguís dedicándoos a lo mismo?, supongo que ahora la empresa marchará mucho mejor, ¿seguís viviendo en la ciudad?, ¿cómo está tu padre?, ¿y tu hermano?, ¿sigue tocando la guitarra en el grupo?, os acordáis, fue hace ya casi quince años, la hostia, estás estupendo, tío, no has cambiado nada, estás igual, de verdad, te han tratado bien los años.
(Me enfrento al fantasma de alguien que fui alguna vez y que ya no soy, alguien que ya no existe y que curiosamente se me parece mucho pero que, en realidad, se parece mucho más al personaje de una novela que ya no recordaba haber leído. Y lo hago sonriendo.)
Ah, qué recuerdos, hay que ver las cosas que hacíamos, cómo trabajábamos, como vivíamos, cómo éramos. Tampoco hay tanta diferencia, ¿no?, tampoco ha pasado tanto tiempo, no, si quince años no es para tanto, el tiempo no nos ha tratado mal, al menos nos hemos reconocido por la calle, hay gente que cambia tanto...
(Sigo siendo lo que una vez fui, cargo hasta el final con mi pasado, es mejor no tener demasiadas cosas que reprocharse porque se quedan en tu interior y fosilizan igual que las caracolas incrustadas en el mármol rojo que me gustaba contemplar de pequeño.)
Pero ¿te acuerdas?, el cuchitril que compartíamos, las horas interminables trabajando, pero entonces no era un castigo, entonces poder aprender algo nuevo todos los días era cojonudo, y aquel primer proyecto, es curioso ver cómo las cosas fueron encajando de forma natural y aquí estamos, quince años después, hay que joderse.
(Soy una muñeca rusa, llena de infinitas muñecas, que cada año, cada día, cada instante, se recubre de una nueva mientras que las del interior se cubren de polvo.)
Me casé, me divorcié, me casé de nuevo, yo tuve dos niños y estoy encantado, yo no me he casado nunca pero ya voy por mi tercera ex, quién nos iba a decir que íbamos a vernos de esta manera, después de tanto tiempo, es increíble, si no tienes nada que hacer, vamos a comer juntos y así nos ponemos al día.
(El tiempo fluctúa y pierde su consistencia, pierde su naturaleza rectilínea y metálica y hace un arabesco, una curva, se repliega sobre sí mismo y deja de correr hacia delante, deja de pasar, de ocurrir, porque nosotros, en ese momento, no somos nosotros, somos nosotros entonces.)
Nos fueron las cosas bien, cada vez conseguíamos clientes más importantes, nuevo local, más empleados, más trabajo, más facturación, más publicidad. Ya somos una marca muy conocida por aquí y lo mejor es que nos sigue divirtiendo lo que hacemos, que seguimos disfrutándolo. Yo tampoco me puedo quejar, vivo como quiero, o al menos eso me gusta pensar y creo que eso es lo más importante, levantarse todos los días con algo interesante por hacer.
(Quiero creer que me reconocen mucho más de lo que quizá hagan realmente, quiero creer aquello que dijo un premio Nobel de Física hace unos años: el tiempo no pasa, el tiempo es. Y durante un momento, durante un fracción infinitesimal de ese tiempo que no existe, lo consigo. Y sigo sonriendo.)