martes, mayo 29, 2007

Secreto

Hay personas que tienen una piedra ardiendo en su interior. Les quema, les provoca un dolor sordo, inaudible, que les agota y les consume. A veces tienen una sonrisa resignada y sólo puede verse el dolor en sus ojos, pero en otros casos toda la cara se les ha convertido en la máscara griega de la tragedia; tanta expresión apesadumbrada ha acabado por conferir a sus arrugas la categoría de marco fotográfico. Y lo que se ve en la foto es la pena que tienen.

Hay otras que teniendo la misma piedra (porque todos tenemos una que va creciendo con el tiempo y las pérdidas: es inevitable) tienen una expresión dulce. Entran por la mañana en el trabajo, alegres de verdad y dando los buenos días. Siempre tienen una palabra amable y saben diferenciar lo importante de lo que no lo es. Sufren como todo el mundo, pero consiguen que las arrugas sean en esta ocasión las comillas que enmarcan su sonrisa.

Si alguien supiera decirme el secreto, ruego se dignen dejar algún comentario.

Gracias.

viernes, mayo 25, 2007

Inmenso

Decía el periódico el otro día que un albatros, especie que vive una media de 70 años, lleva 40 años perdido en las Islas Británicas buscando una pareja inexistente, pues los albatros son monógamos y allí sólo hay alcatraces. El albatros ha intentado aparearse con los alcatraces pero estos lo rechazan una y otra vez. El albatros no se da cuenta de que él no es un alcatraz. El albatros siempre ha pensado que lo rechazan por ser demasiado alto.

Tan lejos del Cono Sur... Pobre pájaro inmenso suspendido en el aire.

miércoles, mayo 23, 2007

Funeral

Las encinas empiezan a florecer en marzo. En esa época les brotan flores que son machos y flores que son hembras, que el viento encadena como si fuera una casamentera. Como en el caso de las mujeres, si el embarazo va bien, las flores hembra se transforman hasta convertirse en otra cosa: de su cuerpo surge una bellota que, después del período de gestación, acaba por caer blandamente a los pies del árbol. Las bellotas permanecen cerca hasta que se convierten en arbusto, una costumbre habitual entre las crías. Y un mes de marzo cualquiera el arbusto florecerá y entonces la familia que lo rodea comenzará a tratarlo como un adulto.

Cuando una encina se dispone a morir, toda su descendencia lo presiente y la arropa en su último viaje. Una pequeña vibración recorre todo el encinar, esponjándolo, pasando de un vástago a otro, de generación en generación, hasta que toda la familia agita levemente las hojas en señal de despedida. La encina contempla a sus cientos de hijos, algunos centenarios y otros apenas adolescentes, y piensa que es bueno tener una familia tan numerosa. Y entonces muere satisfecha. Si la encina es muy mayor y tiene mucha familia, el luto (un color verde más oscuro del normal) puede durar casi dos semanas.

El rito funerario está siendo investigado por los biólogos porque no acaban de entender esa última señal de despedida. Yo, sin embargo, no sé qué es lo que no entienden. Como si no estuviera claro.

viernes, mayo 18, 2007

Maternidad

Nunca quiso que sucediera de esa manera. No quiso ser secuestrada y llevada a la selva. No quiso despertarse bajo el cielo con picaduras de insectos en el cuerpo. Ni perder el contacto con su mundo. Ni curar las llagas de su pies después de tantas jornadas de marcha, agotadoras. Ni vivir con miedo a un disparo por la espalda.

Pero así han sucedido las cosas. Su vida entró en un injusto paréntesis y aunque durante meses se levantó maldiciendo su suerte, su vida y su país, un día vio el brillo en los ojos de Juan, quien siempre la había tratado bien. Algunos lo llamarán síndrome de Estocolmo, pero ella cree que fue amor.

Ahora su hijo la mira mientras mama. La selva se refleja en sus ojos.

Qué extraño oficio el de vivir.

miércoles, mayo 16, 2007

Remordimiento

Tómense los siguientes ingredientes:


re-.
(Del lat. re-).
1. pref. Significa 'repetición'. Reconstruir.
2. pref. Significa 'movimiento hacia atrás'. Refluir.
3. pref. Denota 'intensificación'. Recargar.
4. pref. Indica 'oposición' o 'resistencia'. Rechazar. Repugnar. Significa 'negación' o 'inversión del significado simple'. Reprobar. Con adjetivos o adverbios, puede reforzarse el valor de intensificación añadiendo a re- las sílabas -te o -quete. Retebueno. Requetebién.

morder.
(Del lat. mordēre).
1.
tr. Clavar los dientes en algo.
2.
tr. Picar como mordiendo.
3.
tr. Dicho de una cosa: Asir a otra, haciendo presa en ella.
4.
tr. Gastar insensiblemente, o poco a poco, quitando partes muy pequeñas, como hace la lima.
5.
tr. Dicho del agua fuerte: Corroer la parte dibujada de la plancha o lámina que se somete a la acción de ella.
6.
tr. Murmurar o satirizar, hiriendo y ofendiendo en la fama o crédito.
7.
tr. coloq. Dicho de una persona: Manifestar de algún modo su ira o enojo extremos. Juan Está que muerde.
8.
tr. Impr. Impedir con uno o más bordes de la frasqueta que se efectúe la impresión, por cubrir una parte del molde o interponerse entre este y el papel que se ha de imprimir.
9.
tr. coloq. Cuba. estafar (ǁ pedir o sacar dinero con engaños).

-miento.
(Del lat. -mentum).
1.
suf. En los sustantivos verbales, suele significar 'acción y efecto'. Toma las formas -amiento e -imiento. Debilitamiento, levantamiento. Atrevimiento, florecimiento.


Mézclense estrictamente en ese orden a fuego muy lento (de 15 siglos o así) hasta obtener la palabra remordimiento: Re-mord(i)-miento.

Y ahora imaginemos a un gusano que muerde y remuerde nuestro estómago, tal y como imaginaban en la Edad Media a la conciencia y admírese qué hermosa es la lengua en funcionamiento, pues sus engranajes han venido a hacer que esa palabra signifique: Inquietud, pesar interno que queda después de ejecutada una mala acción.

lunes, mayo 14, 2007

Radio

Estaba en su casa. Escuchando la radio como solía hacer. Le gustaba y le hacía compañía. Y era mucho más amable que la televisión. Menos invasora. No se metía en tu salón un señor con corbata. Pulsó el botón para avanzar de emisora y, de repente, comenzó a sonar una conversación a través de los altavoces. Sucedía de vez en cuando.

En la radio una mujer preguntaba: “¿Lo has hecho?” y un hombre contestaba: “”; entonces ella decía: “Supongo que sangró como un cerdo” y un hombre diferente respondía: “No, la que va a sangrar como un ternera abierta en canal vas a ser tú. Puta”.

Pensó que seguramente se trataría de algún serial radiofónico y también pensó que era una pena que la radio se llenara de basura como la tele. Así que decidió cambiar de canal.

domingo, mayo 13, 2007

Bola

Creo que durante la noche, alguno de mis sueños estaba habitado por un animal que ha dejado la cama cubierta de pelos. Pelos como pequeñas lombrices translúcidas que, poco a poco, han ascendido por mi cuerpo hasta alcanzar mi boca.

De ahí al esófago han tardado poco tiempo. Allí se han enredado unas con otras formando una bola que está impidiendo que el olor del sol llegue a mis pulmones.

Así que he decidido abrir una botella de vino tinto y beber un vaso. Porque me consta que la bola es soluble en alcohol.

miércoles, mayo 09, 2007

Aprensión

Aquel cangrejo rojo estaba justo en mitad de su cuarto de baño. Era grande y tenía un aspecto imponente. Recordó que en Centroamérica existe una especie de cangrejos que caminan kilómetros y kilómetros para desovar en el mar, cangrejos que cuando llega la temporada caminan tozudos siguiendo la misma ruta año tras año. Este cangrejo se parecía a esos. Mucho más rojo y con las patas mucho más largas y peludas que los que podemos encontrar en las marisquerías.

Fue a la cocina y cogió la escoba. No le apetecía nada que el bicho le pellizcara con las pinzas. La escoba sería suficiente para acabar con él. Cuando entró de nuevo en el cuarto de baño, el cangrejo ya no estaba, a pesar de que no podía haber tardado más de treinta segundos en ir a la cocina y recoger la escoba. Tampoco se oía nada. Supuso que se habría escondido y empezó a buscarlo.

Después de un rato lo encontró justo debajo del retrete, en ese hueco que deja la forma de la loza cuando se une con el suelo. Lo empujó con el palo de la escoba y el cangrejo salió disparado a una velocidad sorprendente, pasando por debajo de sus piernas y llegando al pasillo en un instante. Lo persiguió y, en mitad del pasillo, le dio alcance. Allí descargó el golpe fatal con la escoba. El cangrejo dejó de moverse.

En el suelo no había quedado ninguna mancha de sangre o de lo que quiera que los cangrejos tengan dentro. Con aprensión, le dio unos toquecitos con la escoba para comprobar que estuviera realmente muerto. Siguió sin moverse.

Un poco asqueado, recogió el cadáver para tirarlo a la basura y entonces reparó en el letrero. Made in Taiwan, decía.

martes, mayo 08, 2007

Contra la seriedad

Haciendo un ejercicio de imaginación, imaginemos. Creamos por un momento que alguien está escribiendo el Quijote hoy en día. Y que lo hace desde la parte del mundo que más se parece a los Siglos de Oro españoles: Latinoamérica.

Y en su historia esto es lo que pasa. En su historia, un loco con el seso seco por los libros de conspiraciones, de esos que hablan de sectas secretas que han gobernado el mundo desde el tiempo de los templarios, decide descubrir los trapos sucios de la Iglesia Católica brasileña. Se echa al monte como el subcomandante Marcos pero, después de unos cuantos episodios cómicos en un meublé de mala muerte guatemalteco, en la selva mexicana acaba trabajando de bufón para un coronel del ejército metido en temas de narcotráfico, que vive como un marqués. Más tarde, y una vez que ha asistido a una nacionalización en Venezuela en la que todo el mundo alzaba el puño y cantaba emocionado el himno nacional, acaba probando la ayahuasca en el Amazonas, algo que contribuye definitivamente a la pérdida absoluta de su sentido de la realidad y a que todo lo relacione con una conspiración que lo persigue para evitar que desvele los grandes misterios que ha aprendido. Por el camino es maltratado por los guerrilleros y los paramilitares colombianos, por los mercenarios recién llegados de Irak de las multinacionales norteamericanas, por los miembros de las maras, sobre todo la SalvaTrucha, y por la DEA estadounidense. De regreso en su casa en la frontera mexicana, recupera su lucidez y muere renegando de esos libros, engendros del demonio. Y para añadir un toque de realidad al relato, el protagonista podría además, ser de rasgos indígenas o mestizo.

Este relato, escrito con el estilo desatado y lleno de términos fronterizos de la literatura de McOndo y el Crack y publicado en una editorial tejana preocupada por las nuevas voces narrativas tex-mex, se convertiría inmediatamente en un éxito de ventas.

Y al cabo del tiempo (sigamos imaginando) cuando hubieran pasado un par de décadas, las universidades norteamericanas crearían cursos semestrales que pretenderían analizar la novela como el epítome de la voz del excluido y del loco, como el producto de las corrientes culturales de la frontera, como un ejemplo de la labor predatoria de las empresas en la selva, como el advenimiento del mestizaje globalizado a la literatura chicana. Un departamento especializado en “gender studies” se encargaría de diseccionar aquellos pasajes de la novela en los que el erotismo y la sexualidad estuvieran más presentes. Y alguien conseguiría un doctorado escribiendo sobre “El palimpsesto posmoderno: técnicas fragmentadas de discurso en la estructura de la novela chicana contemporánea” utilizando el libro en cuestión.

Y el autor, que sólo pretendía divertirse, que sólo pretendía contar una historia lisérgica con narcocorridos y persecuciones por las carreteras latinoamericanas, alguien que, al fin y al cabo, escribía sobre la literatura pop y sobre la influencia de la Tribu de los Brady en la falta de orgullo latino, no podría creer que realmente fuera su cara la que apareciera en televisión cuando, vestido con ropas que hace doscientos años ya eran antiguas, recogiera su título de Doctor Honoris Causa en la Universidad Autónoma de México

Y después de recoger el título, se vería con sus amigos del barrio y se tomaría dos botellas de tequila a la salud de todos los envarados doctores que se creen que la seriedad y la literatura están hechas del mismo material.

Que creo que es lo que hizo Cervantes cuando consiguió acabar su obra con una sola mano. Sólo que en lugar de tequila, se las bebió de vino. Y en lugar de dos, fueron cuatro.

Que se me da un ardite, que diría el nuestro. O no mames, güey, que diría el suyo.

jueves, mayo 03, 2007

Humor

Nuestro estado de ánimo siempre está en equilibrio inestable. Basta un comentario, una apreciación, un gesto, para que lo que nosotros creíamos la mera salud bombeando en nuestro pecho se cubra de células cancerígenas. Entonces, cuando eso sucede, te preguntas cómo es posible que el buen humor, que a la luz de los primeros rayos de sol creíamos indestructible, se pueda deshacer así sin más, cayendo la ceniza desde la coronilla y cubriéndonos con una capa gris de desperdicios.

Y no sabes encontrarle una explicación. Quizá sea la acumulación de lecturas tristes y películas tristes o el extrañamiento propio de este buen tiempo (buen tiempo fuera y buen tiempo dentro parece demasiado para esta sociedad católica que tenemos; ya sabemos que todo acaba por pagarse), pero la verdad es que todo ese gozo (el mero gozo de estar vivo y tener dos piernas y ser capaz de disfrutar del humo y de la tranquilidad de saber que vas a poder pagar las facturas) se acaba de desmoronar como lo hicieron los centenares de miles de árboles en Vietnam bajo el fuego amigo del napalm.

Pero ahora que ya te vas conociendo algo más (algo, tampoco mucho, vaya a ser que lo que encontremos nos deje el pelo blanco en un sólo segundo) sabes que lo que tienes que hacer es prestar atención a lo que decía Marco Aurelio de aguantar las embestidas como un soldado y no ejecutar gráciles pasos como un bailarín e intentas combatir ese estado de ánimo. Y lo haces y entonces parece abrirse un hueco, un minúsculo punto de luz, como el punto de luz del experimento que nos enseñaron en secundaria para poder ver el arco iris sin tener que esperar a un día lluvioso y soleado; un punto que progresivamente se hace más grande y por el que va entrando el buen tiempo, las fresas con sabor a fresa, las sopas frías, los cuerpos calientes, el sol quemando dulcemente las capas más externas de la epidermis, la serenidad de después del sexo y el saber que has actuado como tenías que hacerlo, tal y como tenías que hacerlo. Lo has conseguido.

Hasta que tengas que volver a fajarte la próxima vez.