miércoles, octubre 31, 2007
Madrid
Frase extraída de El País.
Si Madrid fuese un cuerpo humano y las carreteras las arterias, ¿donde estaría el corazón?, ¿y el estómago con su ácido clorhídrico?, ¿y la corteza cerebral? Si Madrid fuese un cuerpo humano, a mí me gustaría vivir en los ligamentos cruzados de la rodilla. No sé por qué pero me da la impresión de que sería un lugar lleno de glamour, en el que podría tener el mismo coche que cualquier constructor y compatir amante (sin saberlo, claro) con un narcotraficante. O en el sistema nervioso periférico, en alguno de esos tumores que están avanzando poco a poco hacia la médula espinal. En Seseña, por ejemplo, en la urbanización de Francisco Hernando, alias "Paco el Pocero", ese prócer.
lunes, octubre 29, 2007
Olvido
He leído muchas veces que todos somos únicos e irrepetibles. Que ninguno de nosotros es exactamente igual a otro. Que todos tenemos una estrella en nuestro interior que luce de forma solitaria en el cielo. Lo he leído muchas veces y no me convence. Esa necesidad humana de considerarse único sólo tiene que ver que nuestra conciencia de vivir muriendo. Todos sabemos cuál es el final del camino, el mojón a partir del cual ya no habrá más derecha e izquierda, el final. Y aunque no alcanzamos el final hasta que lo hacemos, todos sabemos que está ahí y no conocemos a nadie que haya conseguido evitar lo inevitable (la vieja, la guadaña, la túnica, el miedo y el olvido).
Tal y como dice Savater en su último ensayo, lo que realmente no soportamos no es morir sino que nadie nos tenga en cuenta, que nadie se ocupe de nosotros como personas individuales, no tanto que Dios no exista como que no seamos importantes para él. ¿Qué diferencia existe entre un Dios ajeno, infinitamente lejano e inaccesible y no tener ninguno? ¿por qué existen religiones que se preocupan especialmente de los árboles genealógicos? ¿por qué sectas aparentemente desquiciadas, que hablan de naves extraterrestres que vendrán a rescatarnos, consiguen tantos adeptos? Porque ponen a los fieles en una lista. Una lista de los candidatos a ser salvados, una lista con nombres y apellidos que individualiza a cada uno de sus miembros aunque sea en un porvenir tan lejano que acabe por no suceder.
Pero el tiempo se va acumulando como los sedimentos en los meandros de los ríos y a medida que lo hace empieza a convencernos de lo contrario. Todos somos repeticiones de historias anteriores, y así la originalidad buscada de los adolescentes, las conversaciones de los jóvenes sobre su futuro profesional y sentimental, las hipotecas y los precios de los pisos, los niños y la falta de sueño, a veces las rupturas sentimentales, los colegios y la vuelta a la casa vacía son temas de conversación y preocupaciones que se repiten de una generación a otra con una precisión sorprendente. El curso del mundo no nos tiene en cuenta.
martes, octubre 23, 2007
Veinte minutos
¿Cómo rellenar veinte minutos de tiempo desocupado? Escribiendo un microrrelato, claro. Inventando una historia mínima en la que en el primer párrafo se introduzca el tema con cierta concisión, se retuerza en el segundo y se acabe con un giro que provoque el asombro, la sonrisa o cualquier otra emoción imprevista. Esa es la técnica.
Un microrrelato no es el lugar apropiado para grandes alardes, ni para profundidades psicológicas porque no hay espacio y sobre todo, porque no hay tiempo. En mi caso ya he consumido quince minutos en escribir hasta aquí y la presión de tiempo que me queda me impele a acabar de una buena vez. Ya está bien, hombre. Me vienen centenares de ideas a la cabeza, que conste. Centenares. Pero como ya sólo me quedan unos miserables cuatro minutos utilizaré una cita de Oscar Wilde: “El ingenio es la bisutería del talento”.
lunes, octubre 22, 2007
Fotografías
El tiempo detenido en esas escenas tan corrientes me hizo sonreir a pesar de que los protagonistas fueran alemanes. Afortunadamente, perdieron la guerra, y aunque setenta años pidiendo perdón no sean suficientes -ni lo serían doscientos ni el perdón pueda arreglar nada-, les honra haber estado dispuestos a cargar con esa culpa. Entonces era entonces y hoy es hoy.
Amables escenas de gente sonriendo confiada a la cámara, con señoritas intercambiando confidencias; grupos escuchando con arrobo la música del acordeón, una fila de tumbonas en las que dormitan hombres y mujeres tapados con mantas a cuadros, un oficial con aspecto marcial, humanizado instantáneamente al ser capturado decorando un árbol de Navidad.
Pero la inscripción del álbum era: Auschwitz, 21-06-1944. Las fotografías, amables hasta un instante antes de conocer ese dato, humanizadoras del ejército perdedor, confirmadoras de que nadie sabe qué podría llegar a hacer en una situación extrema como una guerra son, en realidad, las alegres fotografías privadas del álbum de un verdugo. Un verdugo que estuvo en Auschwitz justo cuando el campo se hallaba en su máximo pico de producción de gases y cenizas.
Ah, esos confiados y alegres muchachos.
Fotografías
viernes, octubre 19, 2007
Cerdos
Yo estuve en una matanza hace unos años y la imagen de una anciana vestida de negro, limpiando las tripas que más tarde embucharía de carne, sangre, grasa, cebolla y especias para hacer las morcillas, con sus manos nudosas, vestida de negro y llamando amo al dueño de los animales que se sacrificaban no se me olvida. A pesar de que los animales sabían que iban a morir y del corto borboteo de sus estertores aquello no me pareció desagradable ni irrespetuoso. El cuchillo afilado y corto en la yugular, el plato (el de Barceló) que recoge la sangre, el fuego que quema sus cerdas, el raspado de su piel, el matarife y su destreza en el despiece, todo ello me pareció una celebración de la vida. Todos estamos unidos a la tierra más de lo que reconocemos, a pesar de vivir en cubos de cristal y de ver las boqueadas de los castaños de Indias, casi asfixiados por el humo de los coches.
Ayer, sin embargo, mientras caminaba por mi ciudad (por una de ellas), vi algo que me ha inquietado de una manera extraña. Al cruzar
Me gustaría preguntarle a Barceló.
martes, octubre 16, 2007
Precisión
Si estuviéramos en los años veinte, propondría la firma de un manifiesto a todos los lectores de este blog que estén interesados en la belleza de la tecnología. Neofuturismo podríamos llamar a nuestro movimiento literario. Aunque Vicente Luís Mora tiene otra denominación para la literatura que se ocupa de esas cosas: literatura pangeica.
¿Qué opinan ustedes?
lunes, octubre 15, 2007
Cielo
Es un mendigo, dijeron, perdió a su mujer en un accidente hace algún tiempo y se volvió loco. Se dejo ir. Su cordura acabó por desmoronarse. Se olvidó de luchar por mantener la cabeza centrada y ahora escribe cosas ininteligibles en los papeles que encuentra por la calle. Papeles que hablan de las formaciones de los pájaros en los cielos de la ciudad y de sociedades secretas de hombres muy poderosos que dominan el mundo y el destino de todos nosotros.
Puede reventar una bombona de butano, o bien desprenderse una estantería llena de libros de arte sobre la cabeza del que está debajo, la colilla de un cigarrillo mal apagado puede prender la colcha de algodón cien por cien natural, unos niños de la casa vecina pueden disparar accidentalmente la pistola de su padre policía, la bañera puede hacerte resbalar. Pueden ocurrir muchas cosas dentro de cuatro paredes. Es mucho mejor estar al aire libre.
jueves, octubre 11, 2007
Ítaca
Si vas a emprender el viaje hacia Ítaca,
pide que tu camino sea largo,
rico en experiencias, en conocimiento.
A Lestrigones y a Cíclopes,
o al airado Poseidón nunca temas,
no hallarás tales seres en tu ruta
si alto es tu pensamiento y limpia
la emoción de tu espíritu y tu cuerpo.
A Lestrigones ni a Cíclopes,
ni al fiero Poseidón hallarás nunca,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no es tu alma quien ante ti los pone.
Pide que tu camino sea largo.
Que numerosas sean las mañanas de verano
en que con placer, felizmente
arribes a bahías nunca vistas;
detente en los emporios de Fenicia
y adquiere hermosas mercancías,
madreperla y coral, y ámbar y ébano,
perfumes deliciosos y diversos,
cuanto puedas invierte en voluptuosos y delicados perfumes;
visita muchas ciudades de Egipto
y con avidez aprende de sus sabios.
Ten siempre a Ítaca en la memoria.
Llegar allí es tu meta.
Mas no apresures el viaje.
Mejor que se extienda largos años;
y en tu vejez arribes a la isla
con cuanto hayas ganado en el camino,
sin esperar que Ítaca te enriquezca.
Ítaca te regaló un hermoso viaje.
Sin ella el camino no hubieras emprendido.
Mas ninguna otra cosa puede darte.
Aunque pobre la encuentres, no te engañará Ítaca.
Rico en saber y en vida, como has vuelto,
comprendes ya qué significan las Ítacas.
miércoles, octubre 03, 2007
Divertimento
Ahora se pregunta que pasará a continuación. Hasta ahora sólo ha hecho lo que le han ordenado. Así que se levanta (rápidamente, como si algo le hubiera sobresaltado) pensando que hubiera preferido levantarse con tranquilidad. Sabe que no puede quejarse porque esas son las reglas y él no es nadie (nunca ha sido nadie, en realidad) para oponerse. Camina en círculos, como si estuviera nervioso por algo y entonces recuerda la maldición del mendigo, y aquello (porque así está escrito) no le provoca la más mínima preocupación. Recuerda vagamente (vagamente, por si no quedaba claro) que tiene obligaciones con las que cumplir. Mira por el ventanal de su despacho y ante sus ojos se despliega el centro de una gran ciudad, con sus tejados antiguos que la hacen parecer un pueblo pequeño. No entiende muy bien qué está haciendo aquí.
Nosotros tampoco. Yo sólo pretendo divertirme un poco a su costa. Por eso hago que se retire de la ventana, que agarre la butaca de su despacho, que rompa el cristal después de golpearlo varias veces con mucha fuerza y que se arroje al vacío. Y lo hago porque el mendigo del comienzo me cae mucho mejor y no quiero que su profecía deje de cumplirse. Que se joda.