jueves, marzo 30, 2006

Hueco

La realidad tiene un hueco, según los últimos estudios, de un 96%.

Según había podido leer en una publicación científica, parece ser que sólo el 4% de la materia del universo (cuya cantidad han calculado los científicos a partir de mediciones fiables) corresponde a la materia que todos conocemos.

El 22% corresponde a la denominada materia oscura, llamada así porque no desprende luz (nuestra herramienta para intentar comprender el mundo). De esta materia oscura no se sabe prácticamente nada porque al no emitir radiaciones electromagnéticas, no se dispone de un método para poder saber su densidad, su composición, etc. No sabemos nada por ahora, e igual seguimos sin saber nada durante mucho tiempo. Nada.

El resto es lo que los científicos han llamado energía oscura. Es diferente por completo de la materia que conocemos y parece estar ayudando a la expansión del universo. Podían haberla llamado "hálito universal", y el nombre sería más o menos igual de exacto.

Así que ese cuatro le hizo pensar en las legiones de científicos que se dedican a estudiar la materia (¿el 4% de la realidad?) hasta sus últimos componentes (esas partículas subatómicas que se comportan como si ignoraran la armonía del universo de Newton y compañía). Infatigables y apasionados.

Sin que les importe ir perdiendo el partido por 96 a 4. Con un par.

martes, marzo 28, 2006

Paisaje con barcos muertos

Los barcos son inmensas estructuras de metal que, como todos los seres vivos, nacen, envejecen y mueren. Y van a morir a extensas playas de 6 kilómetros.
A los barcos les sucede como a los peces: se pueden considerar muertos en el momento que pierden el contacto con el agua y sus branquias dejan de filtrarla.

Todos sabemos que los peces tienen una memoria muy corta (tres segundos), pero de la memoria de los barcos, que yo sepa, aún no tenemos mucha idea. Lo que sí sabemos es que como en toda muerte, esa memoria, en caso de que existiera, se perdería irremisiblemente.

Pero, tengan o no tengan memoria, lo importante es el rito funerario. El rito consiste en desarmar pacientemente las tremendas moles de sus cuerpos: despiezar, cortar, desatornillar, aserrar, y más tarde, si es posible y el barco era donante de órganos, reutilizar.

No obstante, el esqueleto, como todo el mundo sabe, no sirve para los trasplantes, por lo que la caja torácica, los fémures y las falanges quedan allí, en el museo del salitre, en la extensa playa de 6 kilómetros, remojados por la brisa marina, como testimonio para futuros paleontólogos.

lunes, marzo 27, 2006

Exoesqueleto

Los artrópodos son invertebrados que tienen un exoesqueleto articulado de quitina. La bondad de este exoesqueleto, impermeable y articulado, que evita la desecación, es evidente, puesto que el 80% de todas las especies animales conocidas pertenece a los artrópodos. Un éxito evolutivo impresionante. La única pega es que como compensación, para crecer, deben mudar su dura piel.

En el caso de las personas, el exoesqueleto es algo más sutil, algo más delicado y fugaz. En ese caso la quitina no desempeña ningún papel; el exoesqueleto se segrega poco a poco, capa a capa y sin prisa; a causa de los desengaños y la soledad o de la lejanía y la tristeza. Como una respuesta evolutiva propia de los humanos. Al igual que en los artrópodos, el exoesqueleto humano, impermeable y articulado, evita la desecación. Y al igual que en los artrópodos, este fantástico recurso requiere como compensación que, para crecer, haya que mudar la piel.

Por lo que la ciencia recomienda que, en el caso humano y mientras dure el proceso de crecimiento en el que estamos sin él, mejor no exponer demasiado nuestro interior a la intemperie.

Por la desecación, más que nada.

viernes, marzo 24, 2006

San Michele

La gente suele pensar que los muertos se convierten en polvo, y es cierto. Pero se convierten en polvo tras largos años perdiendo el agua que eran. El 60% del peso de un cuerpo humano adulto es agua.

Un varón de constitución normal, de raza caucásica (sea lo que sea lo que quiera decir eso), con una envergadura normal, un varón moreno, guapo en su juventud, un varón que podría ser, digamos Joseph Brodsky, ese poeta ruso que acabó siendo norteamericano, podría pesar unos 75 kg., por ejemplo. Por lo que, resolviendo la mínima ecuación correspondiente, a su muerte, 45 litros de agua formaban parte de su cuerpo. La pregunta ahora es, ¿cómo 45 litros de agua pueden llegar a convertirse en polvo reseco, en ese polvo al que se supone estamos todos destinados?.

Por evaporación, claro, y por filtración.

Si además, el cadáver del varón caucásico, moreno y guapo en su juventud, digamos Joseph Brodsky, está enterrado en San Michele, la isla veneciana con cimientos de huesos, y cuando estaba vivo, escribió un verso como: (…) Yet until brown clay has been rammed down my larynx, (…), la filtración del líquido del cadáver tiene algo de poética.

Poética porque, dado que la materia ni se crea ni se destruye (en términos generales), la materia de ese poeta, licuada por la putrefacción, acabará confundiéndose con la de muchos otros poetas en el Gran Canal. Como con la de Ezra Pound.

Por ejemplo.

jueves, marzo 23, 2006

Arbus

Una exposición: “Revelaciones”. Diane Arbus. Ahora en 2006. Descubierta en un blog que suelo leer.

Una entrevista: En televisión. A la comisaria de la exposición de Arbus. Ayer. Habla de esa fotógrafa que retrataba monstruos y freaks, que siempre aparecieron dignos a sus ojos.

Un libro: “La velocidad de las cosas”. Rodrigo Fresán. 1998. Uno de los cuentos (¿capítulos?) que lo componen y que se llama “Historia con Monstruos” habla de un tipo que, después de un ataque al corazón, conoce a los personajes que aparecen en las fotos de Arbus, seres deformes y extraños.

Y una frase irónica del libro de Fresán: “(con los años aprendemos a entender que las casualidades no existen, que no son casualidades sino sutiles intersecciones que nos demuestran, si estamos suficientemente atentos, la innegable existencia y el particular sentido del humor de una inteligencia superior)

Clic. Clic.

miércoles, marzo 22, 2006

DNA11

DNA11 es una empresa que, a partir de la correspondiente muestra, crea arte único tomando como base el ADN de los clientes.

Para ello piden a los clientes que envíen una muestra de saliva en un tubo y, a partir de ella, obtienen una huella genética única para cada persona (el material genético en un grandísimo porcentaje es común a toda la especie). Esa huella, posteriormente, es insertada en un gel, con lo que consiguen separar las diferentes secuencias de ADN, propias de cada individuo, por tamaños. Más tarde las iluminan con rayos ultravioleta y esas secuencias (tú, yo, cualquiera), como reacción a la radiación, brillan y emiten luz fluorescente. Después de fotografiar ese extraño cuadro con un equipo sofisticado y de tratar la imagen correspondiente para mejorar el contraste y ajustar los brillos, se imprime la imagen digital a todo color y en gran formato. Y se envía al cliente.

El cliente llevará la lámina a enmarcar y la colgará con mucho cuidado en el salón de su casa, y de vez en cuando la mirará y se preguntará sobre los secretos encerrados en sus colores (la posibilidad de contraer cáncer o de morir de un infarto, la felicidad o la depresión, la falta de coagulación de los hemofílicos, los molestos granos en la cara en período menstrual).

Pero seguirá sin saber cuándo Átropos cortará el hilo que ha ido tejiendo Cloto desde su nacimiento, momento que, curiosamente y según los clásicos, coincidirá con su muerte.

martes, marzo 21, 2006

Hampton Fancher

Blade Runner es la cascada de imágenes más parecida al futuro que la humanidad ha conseguido crear. A pesar de ser una película de principios de los 80, sus gigantescos paneles de imágenes mojados por la constante lluvia ácida, el sushi, y el tocado tradicional chino mezclados con la ingeniería genética y los implantes robóticos, han construido un imaginario que ha influido definitivamente en la imagen real del mundo. Definitivamente.

La gente, cuando piensa en la película, recuerda a Philip K. Dick, ese escritor abrumador y psicótico, adicto a las anfetaminas, que acabó sus días paranoico y exaltado (el genio y la locura de la mano de las sustancias psicoactivas, una historia mil veces repetida) y que escribió la novela en la que se basó: “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?”

Y todo el mundo, también, recuerda estas frases, que Roy, el replicante, pronuncia cuando siente que se le acaba la vida y perdona la suya a Deckard, quizá conmovido por el misterio de la vida en sí: “He visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir...

Pero Philip K. Dick no escribió esas frases. Esas frases, con fondo de imágenes en movimiento y lluvia, y que destilan una tristeza líquida que pasa de la mano de Roy a la mano de Deckard, fueron escritas por el guionista de la película, y no por Dick, puesto que no aparecen en la novela.

Y yo, desde aquí, 12 años después de que aquí comenzara en la pantalla de un viejo ordenador y de haber visto esas frases de Roy reproducidas hasta el infinito, rindo un mínimo homenaje a ese hombre: Hampton Fancher.

Ese hombre se llamaba Hampton Fancher.

Paisaje con grúas

Paisaje con grúas en mitad de ninguna parte. Un destello: ahora se construyen primero las casas y después se llenan de gente. Miles y miles de viviendas en mitad de la nada. Ciudades fantasma a la ribera de la carretera.

El suelo de este país tiene una extraña propiedad: si se entierra un trozo de hierro en cualquier parte, a los dos días habrá crecido una grúa con su constructor, pequeño homúnculo que nace pegado a ella. Y después, un ejército de operarios construirá en un santiamén una fortaleza de bloques de apartamentos, erizada por fuera y blanda por dentro. En ninguna parte. En medio del páramo castellano, azotada por el viento pesado de La Mancha.

Y yo me pregunto qué sentirán los primeros habitantes de esas casas, colonizadores en un planeta ajeno, cuando miren el sol poniéndose sobre las montañas de escombros.

miércoles, marzo 15, 2006

Desconfianza

La desconfianza es un gato con los ojos abiertos. La desconfianza es algo que surge primero en el píloro y que después llega al bulbo raquídeo, se extiende por los ojos y la forma de la sonrisa y acaba en el corazón. La desconfianza es fea, pero más necesaria que nunca en estos tiempos de mierda en el que cualquiera que te sonría puede, en realidad, estar esperando que caigas fulminado para alimentarse de tu carroña. Por ejemplo.
Pero si esa persona, en realidad, está esperando que caigas fulminado para demostrarte un amor inmenso a través de un beso, boca a boca, que consiga agarrarte y asirte al suelo mugriento en el que mueves las piernas como un insecto, ¿qué?, ¿entonces qué?. Entonces lamentamos haber sido desconfiados, porque no nos hace mejores, sino que sumerge nuestro corazón en un perfecto cilindro relleno de nitrógeno líquido, como si debiéramos conservarlo para usarlo en el futuro. Y no ahora.

La desconfianza se disuelve en el amor, se disuelve.

La desconfianza se disuelve en la amistad como si fuera un medicamento blanco de los que se usan contra la resaca.

Y la decepción es la recompensa de aquellos que se atreven a combatirla.

lunes, marzo 13, 2006

Deseo

No estaban creando un suceso sino más bien tratando de mantenerse a la altura de algo sucedido, y cuando Nashe rodeó con sus brazos el cuerpo desnudo de Fiona, su deseo era tan intenso que rayaba ya en un sentimiento de pérdida, porque sabía que inevitablemente acabaría decepcionándola, que antes o después llegaría un momento en que desearía volver al coche.

"La música del azar". Paul Auster.

La negrita es mía. Las palabras, exactas y pulidas, habituales y extrañas a un tiempo, de Auster. Cómo no.

Entresacar

Cuando era un adolescente, a veces pasaba la tarde en la peluquería de un amigo. Recordaba un objeto: las tijeras de entresacar, unas tijeras con un peine en una de las hojas que se utilizaban para descargar el volumen de pelo sin marcar el corte. Entresacar era la palabra que usaban.

No sabía por qué esa palabra le había acompañado durante su vida adulta y se había unido a su recuerdo de aquella época, pero aún hoy le sigue pareciendo una palabra extraña, como envuelta en papel de estraza. Como entretelas. O entraña.

viernes, marzo 10, 2006

Antología mínima III

Sopla recio a mi espalda,
viento oscuro y tenaz del desarraigo,
confúndeme los pasos y sitúa mi norte
donde no halle el amparo de esta mansa morada.
[...]

Fragmento de "Oración Pagana". Vicente Gallego

[...]
Lo que al día le pido es ese sueño
que al rozarlo se parta en otros sueños
lo mismo que una bola de mercurio,
y que brille muy lejos de mis manos.
Lo que al día le pido empieza a ser
más dificil incluso de alcanzar
que los sueños cumplidos, porque exige
la fe antigua en los sueños.
Lo que al día le pido es solamente
un poco de esperanza, esa forma modesta
de la felicidad

Fragmento de "Lo que al día le pido". Vicente Gallego

jueves, marzo 09, 2006

Implantes

No doy crédito. Hace tiempo que tengo la convicción de que la ficción influye mucho más en la realidad de lo que estamos acostumbrados a pensar. Hace tiempo que pienso que las películas de ciencia ficción de serie B, los cómics y, en general la cultura popular han influido más en la imagen del mundo actual que muchas sesudas parrafadas de intelectuales que han acabado barridos por el tiempo. El Guggenheim y Flash Gordon, la Torre Agbar y Blade Runner.

Pero, a veces, sólo a veces, creo que la influencia es excesiva. La verdad, excesiva.

"Shannon Larratt says the next step is to make implants functional in some way. 'There's crossover with people doing RFID work -- there's a large number of people that want to build active implants.'"

Extraído de Wired, de un artículo en el que se habla de la modificación del cuerpo, de como existen personas que no se conforman con el tatuaje y pasan a la escarificación (decoración del cuerpo con cicatrices, como si no tuviéramos el alma llenas de ellas) y como los más apasionados del tema llegan un paso más allá. A la modificación corporal, a someterse a cirugía para implantarse prótesis de silicona esculpida: pequeños cuernos de diablo, orejas de Klingon.
En muchos casos estas prótesis no se pueden retirar. Son permanentes.

El párrafo que he copiado habla de la colaboración entre los maestros de la implantación y los maestros de la identificación por radiofrecuencia, una técnica utilizada en los supermercados para identificar los productos automáticamente en la caja a través de etiquetas de precio con pequeños emisores. Y la última frase, la última frase: "there's a large number or people that want to buid active implants" se ha quedado ahí. Y no se va.

Hay una gran cantidad de gente que quiere construir implantes activos.

Y yo me pregunto para qué. ¿Para qué?

La verdad, no es que no comprenda el mundo. Es que no sé si quiero.

PD: Mientras tanto, suena una soleá de Camarón

martes, marzo 07, 2006

Pereza

Ana abre los ojos, prematuramente despierta por los rayos de sol que entran en la casa pero decide sobre la marcha que es demasiado temprano para levantarse. Intenta dormir de nuevo, pero, como tantas veces le ocurre, su cerebro se resiste a ello. Aún así, Ana mantiene los ojos cerrados y lo intenta. Cuando descubre la inutilidad de su empeño, abre las ventanas para dejar que entre el día. Para que las cosas también adviertan que ya no es de noche.

Se despereza. Mirar al techo blanco, dejar la mente en blanco y no pensar en nada que no sea blanco es su pasatiempo favorito y se le da realmente bien; en su fuero interno, piensa que es la campeona de ese pasatiempo, que nadie en el mundo puede hacerlo con tanto estilo como ella. Además, le sirve para tomar conciencia de su propio cuerpo y convertirse sólo en eso, en un cuerpo: sangre, huesos huecos, nervios con los pelos de punta por la estática, una columna vertebral y una nariz.

La luz del exterior le está dando en la cara y le hace imposible evitar el color rojo, con los ojos cerrados, ve el rojo que lo invade todo. Cuando han pasado unos minutos, Ana abre los ojos y se revuelve en la cama; aunque prefiere dormir boca arriba, la pereza se saborea mejor al revés, con la cara hundida en la almohada.

De pronto recuerda lo que debía hacer hoy. Un compromiso ineludible que le da una pereza terrible, pero sabe que no puede faltar a la cita. No estaba muy segura de valer para aquel trabajo que le habían propuesto pero, con la falta de dinero que últimamente sufre, no le parece tan mal trabajar de acompañante de señores adinerados.

viernes, marzo 03, 2006

Rabia

Tenía que dejar salir la rabia a borbotones, de alguna manera, tenía que conseguir que saliera, como un torrente sin freno que todo lo arrasara, como una oleada de bilis que inundara su boca y su cabeza. Eso le habían dicho.
La rabia en estado puro, prístina y desasosegante, por lo que tiene de unión con lo animal que llevamos todos dentro. Rabia follando. Agarrarla de los pelos y penetrarla sin compasión, como vengándose de todas las malas putas que se habían cruzado en su vida, rabia que destruyera la perfecta capa de maquillaje bajo la cual somos todos putos animales babeantes. Rabia pura.
Rabia al coger la navaja y hacer un corte profundo en el muslo, rabia al desgarrar la carne y separarla, ya las dos orillas del mar rojo de su carne, inundada de sangre. Rabia al destrozar sus nudillos contra la pared, rabia al arrancar sus propios pelos de raíz, no conservando ya siquiera la mínima dosis de cordura. Puta rabia liberadora.
Rabia suficiente para levantar un muro de ojos inyectados en sangre que te miran y te miran y te miran. Rabia espumeante con vísceras anegadas en sangre, sexo, dolor y mierda.

Muy bien, dijo el psiquiatra del centro de reclusión, la terapia de hoy ha ido muy bien. Creo que vamos por el buen camino, es necesario seguir trabajando pero vamos por el buen camino. Necesitas sacar todas las emociones negativas que llevas dentro. Será mejor para todos.

jueves, marzo 02, 2006

Suicidio

Catecismo de la Iglesia Católica

El suicidio contradice la inclinación natural del ser humano a conservar y perpetuar su vida. Es gravemente contrario al justo amor de sí mismo. Ofende también al amor del prójimo porque rompe injustamente los lazos de solidaridad con las sociedades familiar, nacional y humana con las cuales estamos obligados. El suicidio es contrario al amor del Dios vivo.


Nota de suicidio de Stephan Zweig

Antes de partir de la vida, con pleno conocimiento, y lúcido, me urge cumplir con un último deber: agradecer profundamente a este maravilloso país, Brasil, que me ofreció a mí y a mi trabajo una estancia tan buena y hospitalaria. Cada día aprendí a amar más este país, y en ninguna parte me hubiera dado más gusto volver a construir mi vida desde el principio, después de que el mundo de mi propia lengua ha desaparecido y Europa, mi patria espiritual, se destruye a sí misma. Pero después de los sesenta se requieren fuerzas especiales para empezar de nuevo. Y las mías están agotadas después de tantos años de andar sin patria. De esta manera considero lo mejor, concluir a tiempo y con integridad una vida, cuya mayor alegría era el trabajo espiritual, y cuyo más preciado bien en esta tierra era la libertad personal. Saludo a mis amigos. Ojalá puedan ver el amanecer después de esa larga noche. Yo, demasiado impaciente, me les adelanto.

A Stephan Zweig no le importó la doctrina de la Iglesia católica. Su sociedad familiar, nacional y humana había desaparecido mucho antes. Y además era judío. Y austriaco, perseguido, exiliado, expulsado, apátrida, brasileño y triste.

Y escritor, también era escritor.

miércoles, marzo 01, 2006

Desgracia

Todo el mundo tenía en aquel lugar una cara desgraciada. Eso era un hecho. Seguramente los motivos serían muy diferentes, tan diferentes como la señora formal con abrigo y la joven del pelo rosa a quien miraba con desprecio y preocupación. Pero el resultado era muy parecido. Caras de desgraciados.

A la desgracia le gustaban las grandes ciudades. Los agujeros en el subsuelo eran el sustrato ideal para su buen crecimiento. Probablemente, los túneles, pasadizos, tuberías, canalizaciones, aseos subterráneos y pequeñas tiendas mayoristas sin luz natural habían contribuido a airear la tierra, a oxigenar el terreno, a la manera de las lombrices con la tierra arcillosa. Y es por eso que crece tan lozana allí, tan segura de sí.

La perra.

Sueltos

Las cagadas de las moscas se mezclan con la celulosa en los libros. Ambos materiales se pudren juntos (cagadas y plantas muertas) y dan ese hermoso olor a las librerías de viejo.

Voy a sacar a pasear a mi diafragma, a ver si consigo expulsar las polillas que se han alojado entre él y mi estómago.

Un amigo, querido amigo, era tan poco dueño de su voluntad que esnifaba hasta los etcéteras.

Casi se podían oír sus pensamientos saliendo por sus orejas y cayendo hasta el suelo. Sería la demencia senil, pensó.

Se sentía enamorado y feliz. Lástima que tuviera que pagar a su mujer para poder verla a través de una cámara.

Los escritores hablan con las manos como los ciegos, pero también lo hacen los masajistas y no por ello se les envidia (ni a los masajistas ni a los ciegos).

Pero para qué esta puta costumbre de mierda, se preguntó el monje budista en plena meditación.