martes, abril 21, 2015

Normalidad



El tiempo sin escribir se ha ido acumulando de una manera extraña alrededor del silencio y romper ese silencio se me antoja difícil. Me digo que es igual, que lo importante es empezar a hacerlo, que ya irán surgiendo las ideas a medida que lo haga. Pero creo que, al ir cumpliendo años, aquel arrojo de decir cosas por escrito, aquel atrevimiento, ya no es el que era. Como si hubiera comprendido que escribir es inútil para contar las cosas verdaderamente importantes. O hubiera llegado a la conclusión de que, tal vez, sea yo el incapaz de hacerlo. Estoy harto de juegos de estilo, la verdad.

Gema sigue bien. A punto de conseguir otra vez ese resplandor tan suyo en los embarazos, como si su pecho albergara una supernova. 

Román sigue bien. Crece. Sus ojos son muy azules. A veces, cuando sonríe pone cara de pillo. Ya cierra los puños. Me gusta que lo haga, es probable que los necesite en algún momento. 

Sigo por aquí. Muy de vez en cuando, pero mejor eso que nada.