Despertó e inmediatamente advirtió que no recordaba nada concreto de su vida. Sólo conseguía acordarse de cosas generales y vagas: que su país era España; que vivía en el centro de una ciudad del norte. Poco más.
Como no sabía si tenía que acudir al trabajo ni si tenía alguna obligación con la que cumplir, dedicó un par de horas a revisar su propia casa. Una casa pequeña, con un par de habitaciones: un dormitorio y lo que parecía un estudio con mesa de trabajo, ordenador y algunos libros, decorada con buen gusto y que parecía cómoda. Registró el estudio por encima buscando detalles personales pero no encontró facturas ni fotos. A continuación, echó un vistazo a los libros de la estantería del salón, más que nada para descubrir qué tipo de literatura le gustaba. Los libros eran bastante buenos.
Por la ventana podía ver un jardín bastante bien cuidado; su casa parecía un sitio agradable y bonito; le iba bien. Continuando con su inspección fue al cuarto de baño para revisar el tocador y por primera vez se preguntó si viviría con alguien. Aquellos productos de belleza femeninos no parecían propios de un hombre. También encontró parches de nicotina. Quizá fuera fumador y no lo recordara. Como no perdía nada por probar, después de asegurarse de que las llaves que había encontrado eran las de la casa, bajó a la calle y compró tabaco, pero el humo no le gustó nada y le produjo una tos bastante violenta. No parecía que los parches fueran suyos.
Abrió el ordenador con la intención de seguir reconstruyendo su propia vida pero sólo contenía el sistema operativo y algunos programas, como si estuviera recién comprado. Se preguntó si los discos que había encontrado en el salón, y que incluían música rock y algunos clásicos del jazz, serían suyos o de su mujer. Pero la verdad es que no supo responderse.
Sentado en la cama, mientras hojeaba los libros apilados en la mesilla, reparó en lo que parecía un diario. Un marcador de páginas sobresalía dividiendo el libro por la mitad, así que lo tomó entre las manos y lo abrió.
Era el diario de una mujer llamada María. La última anotación decía: "14 de Marzo. Creo que no voy a volver a verlo. Últimamente me da un poco de miedo".