Encontrado en un artículo de La Vanguardia, dentro de un reportaje dedicado a la importancia de la imagen de los políticos:
“Según los expertos, el contacto visual y la representación corporal representan hoy un 55% de la información que recibimos de un político; su tono de voz, un 38%, y el contenido de sus palabras, sólo un 7%”.
Al contenido de las palabras, sólo un 7%. Terrible. Y yo me pregunto cómo es que he elegido darle tanta importancia al contenido de las palabras, y a la forma de las palabras, y al sabor de las palabras, y al olor de las palabras. Cuando a todas luces sólo importan un 7%.
Pero, por mucho que se empeñen, por mucho que lo intenten, seguirán existiendo palabras memorables, como meandro o Querétaro, como tigre y cigarro, como arácnido y murciélago. Y seguiremos reflexionando con palabras. Con imágenes y palabras. Y seremos más felices cuando recordemos la palabra que alguien genial escribió para describir el horizonte que ahora vemos.
Y murmurarán su ronroneo mil perros mimosos.
Y susurrarán su suave zumba seis sinuosas serpientes.
Palabras: menudo entretenimiento.
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