martes, junio 06, 2006

Trucos

Andrés recordaba bien la vez que había visto a aquel mago manco en televisión. Por su culpa, pasó interminables horas aprendiendo a cortar la baraja con una sola mano, algo que le llevó mucho tiempo porque nunca había sido especialmente hábil con las manos; una de esas cosas que solía envidiar en los demás. También recordaba los trucos de cartas, claro. El mago aquel los hacía con una lentitud exasperante. Decía: "No se puede hacer más lento". Y ponía su única mano a trabajar.

Además, siempre le había gustado la sensación de no estar pisando en firme cuando veía un buen truco, esa capacidad de los magos de hacernos dudar de la realidad.

Así que tenía que haber estado prevenido. Prevenido porque a veces acabamos por descubrir cosas que realmente hubiéramos preferido seguir ignorando. Y ya era tarde, claro.

Le había contado alguien que tenía un amigo mago que los que se dedican a eso se venden los trucos unos a otros.

Y que no descubrir el truco forma parte del contrato.

3 comentarios:

May dijo...

Sé que va a sonar mal esto, pero no creo en la magia. :(

Portarosa dijo...

No lo he entendido, Xavie.

La independiente dijo...

Porto, es que es verdad lo que escribo.
Los magos se inventan los trucos, y los que no utilizan los venden. Por ejemplo, la persona que conozco de oídas le acaba de comprar un truco a Juan Tamariz.

Cuando un mago vende un truco se compromete a no hacerlo en su espectáculo. Y no descubrir el truco es la base para que siga valiendo dinero.

Escribí la entrada porque me pareció sorprendente que algo tan etéreo como la magia estuviera sujeto a las leyes del mercado. Como todo, por otra parte,

Un saludo,
Xavie