Hice un pacto con el diablo. Un buen día se me apareció en un sueño y me prometió fama y fortuna si yo le dejaba mi alma en un depósito a largo plazo que pudiera cobrar cuando me muriera. Y acepté.
Ahora estoy enfermo y aunque ya no recuerdo exactamente las condiciones del contrato, seguro que encuentro algún resquicio para evitar cumplir mi parte. No es agradable reconocer que no se es un hombre de palabra, pero mucho peor es condenarse para toda la eternidad.
Para algo soy secretario del colegio de notarios de Soria.
4 comentarios:
Xavie, no puedo decir otra cosa: ¡me encantan tus micro relatos! Tienes una capacidad bestial para concentrar una historia en pocas palabras (envidia me das). ¿Nunca te has planteado ser publicista? :PPPPPPPPPP
Un beso. Cal.
Hola Cal,
Gracias. Ahora que dices lo de la publicidad, tengo que reconocer que para mí es lo mejor que dan por la televisión... Y además estuve un año compartiendo local con unos amigos que se dedicaban a ello.
Así que no me importaría nada, no.
Un beso,
Javi
Pues no sé si aconsejártelo o no... Yo me dedico a ello y, uff, a veces esto es una jaula de grillos (ea, yo mordiendo la mano que me da de comer).
Besetes. C.
("De aquí a la eternidad", gran film, muy representativo de ciertas condiciones humanas).
Sí, sé que te dedicas a eso, Cal
Y no sé si tanto estrés...
:D
Las prisas son propias de delincuentes y malos toreros que decía un antiguo colega de trabajo mío. :-D
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