¿Cómo es posible que el desierto esté lleno de cantos rodados, que, como todos sabemos necesitan del agua (que los rueda) para convertirse en lo que son?
¿O que tenga ese atardecer rojo, que oscurece el ocre de la tierra y los arbustos y los cactos fortificados?. La luz que brilla con el doble de intensidad dura la mitad de tiempo. Arde la playa al sol del poniente (directamente desde mis recuerdos pop).
La pureza de las líneas convierte los paisajes en imágenes en una pantalla de alta definición. Y el mar, paciente y confiado, muriendo en su cama después de recibir los sacramentos, como un hidalgo cristiano y en paz, acabando su vida en la playa sin ruido ni alharacas. Como un señor. Como a mí me gustaría hacerlo.
Escarabajos y arena sembrada de restos de plantas marcianas. Calor. Construcciones blancas de bordes redondeados, casi incrustadas en el paisaje, con jardines de chumberas y pitas. Aljibes para la sequía. Montañas en ropa interior (arbustos y chumbos, pitas y palmitos).
Eso es el cabo.
4 comentarios:
Arggg, quiero irme a ver el mar ya, ya mismo.
Si lo sé, no vengo a leerte (qué ansia, je, je, más grande e incabalgable).
Besote. C.
Hola Cal,
Pues lo siento. Comprendo que, dadas las fechas que son, estés loca por irte a la playa.
Lo mío sólo fueron tres días, pero me quedaron unas ganas tremendas de desertar de todo.
No lo hice, claro. (Todos somos unos cobardes)
:-D
Un beso,
Xavie
Magnífico texto, Xavie.
(Oye, tú, cuando leas que te escribo cosas así, no pienses nunca que te estoy dando mi bendición o el visto bueno, que creo que puedo certificar tu calidad, ¿eh? Piensa sólo que me gusta mucho como escribes. Siempre me entra la duda de parecer un engreído.)
Porto,
Te agradezco los comentarios. Por supuesto, no te tomo por un engreído.
Aprecio además que te guste como escribo.
Un abrazo
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