Roma es bella y, dependiendo de la calle que se recorra, decadente. Pero si vivir es aprender a perder con estilo, esta es la ciudad viva por excelencia. Para deteriorarse de esta manera hacen falta apenas tres milenios.
Pregunten, si no, a las mujeres romanas que pasan la cuarentena y a sus calles cubiertas de maleza en las esquinas. Aunque lo intenten, pocas ciudades pueden conseguirlo.
Ni por asomo.
2 comentarios:
Así que perder con estilo.
Un abrazo.
Claro,
De eso se trata Porto, de perder con estilo. Y en el caso de Roma, de deteriorarse con él. Nada fácil, nada fácil.
Habría que vivir amueblando la cabeza para cuando falle todo lo demás. Pero se nos olvida a menudo.
Un saludo,
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