Sabía, y lo sabía porque algunos de sus amigos la habían estudiado, que existía toda una ciencia dedicada a la clasificación del material destinado a las alacenas de las bibliotecas.
También sabía que en su mesa se acumulaban, escritas al reverso de las tarjetas de presentación, ciento treinta y dos listas de libros por comprar: demasiados libros para poder localizarlos en caso de necesidad.
Tenía que averiguar, por tanto, si existía alguna ciencia parecida que ayudara con la clasificación de las bibliotecas imaginadas.
4 comentarios:
Y? hay o no?
Besos
Creo que no, May, creo que no. :-D
Pero en cualquier caso podría llamarse (en lugar de biblioteconomía) bibliotecomagina.
Un beso
Hola Donna,
Me alegra verte por aquí.
A mí, sin embargo, me gusta lo del minimalismo de la idea.
El aforismo como objetivo último de la escritura.
Un saludo,
Xavie
Bueno, no sé si es un oficio, pero desde luego, a mí no se me caerían los anillos por dedicarme a cualquier cosa. Incluso a la poesía. :-D
Un saludo,
Xavie
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