martes, abril 04, 2006

Líquidos

No sabía por qué, pero le dio por pensar en los líquidos. Pensó que, según había leído, el estado líquido era uno los cinco estados de agregación de la materia y que la definición técnica afirmaba que un líquido era un fluido cuyo volumen era constante en condiciones de temperatura y presión constantes. Y que su forma estaba definida por su contenedor.

Lo de la forma y el contenedor le gustó tanto que, en consonancia, decidió que iba a convertirse en una molécula de mercurio, a licuarse, a adoptar la fabulosa liquidez de algunos de sus amigos, capaces de parecer más de uno por estar en varios lugares a la vez. Decidió que en ese momento de su vida, el estado líquido (forma, contenedor) era el que más le interesaba. Se había cansado de los sólidos porque le parecían aburridos: siempre iguales a sí mismos, con la jactancia orgullosa del que no pretende ser más que el que ha sido siempre. Menudo triunfo.

Bah. Él prefería, con mucho, cambiar de contenedor. Y claro, cambiar de forma.

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