Las hojas amarillas vuelan en remolinos a mi alrededor mientras vuelvo a casa en moto desde el trabajo. Es un día de viento, lo noto cuando rachea de costado. Debo tener cuidado con la dirección, debo concentrarme en conducir con cuidado. Miro los retrovisores y observo los coches de delante para prever posibles cambios de carril, para predecir cuando un conductor va a decidir ocupar el hueco hacia el que voy a ochenta kilómetros por hora. Estoy atento al tráfico y nunca miro hacia arriba, recorro calles antiguas mirando la línea discontinua del asfalto, estoy concentrado en moverme de un sitio a otro y en nada más. Es rápido y es aburrido. No sólo sé el camino, conozco cada bache en la carretera, donde debo reducir la velocidad para no correr riesgos cuando llueve, donde frenar mucho antes de lo que parece. Los coches me pasan a gran velocidad y la ciudad se mueve hacia mí mientras pienso en lo que tengo que hacer en casa, mientras organizo la tarde en mi cabeza, siempre atento a los coches brillantes. Y un taxista pone el intermitente y pitas en seguida porque sabes que tienes menos de un segundo para evitar que cambie bruscamente de carril hacia la izquierda, justo hacia el tuyo, pero aunque pitas el taxista lo ignora y entonces debes frenar con fuerza. Cabrón.
La irritación viene veloz y se va enseguida cuando se está conduciendo. La atmósfera emocional de la hora punta, que imagino como un campo electromagnético en tres dimensiones, está llena de pequeños picos de mal humor que duran apenas un instante. Ese es el latido de la ciudad: bocinas y gestos obscenos.
5 comentarios:
Qué guay, qué bien transmitido.
(Si es que querías transmitir lo que yo he recibido, claro :D )
Un abrazo.
Me gusta, además así veo que no soy la única que se vuelve obscena y violenta en hora punta. Aunque veo que este SR.motorista lo lleva bien...,al menos mejor que yo
Me gusta ir en moto, tengo moto de hecho,pero no creo que me atreviera a conducirla por Madrid. Demasiado kamikaze para mí.
Primera vez que entro a leer, no última. Lo prometo.
Gracias, Porto.
Seguro que sí que quería transmitir justo lo que tu has percibido. Seguro que coinciden ambas cosas perfectamente. :-)
Divina,
No, usted no es la única que se vuelve obscena y violenta en hora punta. :-D
Carmen,
La moto es práctica y rápida, pero también peligrosa, eso es cierto. Aunque tal y como está el tráfico en Madrid, a mí me ahorra mucho tiempo, la verdad.
Un abrazo,
X.
Bien expresado. Me gusta cómo creas atmósferas con apenas unas pocas pinceladas...
Saludos, X
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