lunes, octubre 30, 2006

Einstein

Albert Einstein, después de concebir la teoría de la relatividad, se negó a reconocer los resultados que provenían directamente de ella con su famosa frase: “Dios no juega a los dados”.

Con esta frase trataba de rechazar la realidad cuántica, en la que no se puede conocer el estado de una partícula sino tan sólo la probabilidad de que dicha partícula se encuentre en ese estado. Trataba de rechazar la realidad en la que la observación puede modificar el estado observado. La realidad en la que dos partículas pueden estar entrelazadas y encontrarse siempre en el mismo estado, sin que exista ninguna fuerza que las una, tan sólo porque las cosas son así.

Quizá, señor Alberto, sólo se trate de que los dados son, en realidad, el único Dios que existe.

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