Un día una de sus mejores amigas lo llamó y le contó que se había quedado embarazada. Estaba contenta y asustada, como casi todas las mujeres a las que les sucede por primera vez. Asustada de los cambios que el futuro traería, del empujón definitivo que suponía aquel niño a su titubeante relación de pareja, por la transformación de su cuerpo. Se alegró mucho, claro.
Al día siguiente acudió a una cita con su ex mujer que había fijado una semana antes. Llevaban tres años separados después de un largo matrimonio. Tenían una relación cordial y solían verse una vez cada tres meses, más o menos. Cuando quedaban para cenar charlaban de cómo estaban, de sus respectivas familias, de los amigos comunes.
Aquel matrimonio había tenido lugar para que, en el caso de que ella se quedara embarazada, sus padres no pudieran alegar nada, no pudieran empañar ese momento con ninguna de sus obsesiones sobre el pecado y demás zarandajas. No obstante, a pesar de que él siempre quiso tener hijos, aquella precaución resultó inútil. Solo les sirvió para poder dormir juntos cuando iban a la ciudad de ella.
Aquel día su ex mujer también le contó que se había quedado embarazada. Estaba contenta y asustada, como casi todas las mujeres a las que les sucede por primera vez. Asustada de los cambios que el futuro traería, por la transformación de su cuerpo. Se alegró mucho, claro. Muchísimo. Tanto que, si no hubiera terminado con su chica un par de días atras, la habría llamado alborozado para comentarle la noticia.
4 comentarios:
Coño.
Tres. Concretamente salen tres en el cuento. :-P
Abrazo,
X.
En el futuro del cuento las enhorabuenas serán para él.
Un bico.
¿Para quién? ¿Para el personaje del cuento?
Si quiere usted, escribo una continuación...
Un beso,
X
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