viernes, agosto 12, 2005

Declaración

(pequeño homenaje a Conrad)

Lo confieso, señor juez, en otro tiempo, yo también me conté entre las depravadas huestes de los frecuentadores de garitos y de casas inmorales. Un nihilista moral absoluto. Un cochino frecuentador de garitos, eso es lo que yo era en otro tiempo, aunque ahora me avergüence reconocerlo, Su Señoría. Pero el Señor, en Su Infinita Misericordia, tuvo a bien enviarme una señal, a la que me aferré como un náufrago se aferra a un madero a la deriva.

Ahora, después de una juventud chapoteando en las peores charcas de inmundicia, soy un cristiano renacido y he comprendido mi misión.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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