Hace tanto tiempo que no sé lo que falta, pero X (qué más da quien fuera, todos somos variaciones del mismo patrón genético, repeticiones autosemejantes), a principios del siglo XXI, grabó en una base de datos toda la información digital que tenía que ver con su vida. Conozco perfectamente su nombre, por supuesto, pero me gusta llamarlo X. Los correos electrónicos, las páginas web que visitaba, sus conversaciones en el móvil, las películas de vídeo que se entretenía en registrar, todo quedó almacenado. Digital Life o algo así llamaba a su proyecto. X siempre fue concienzudo.
Los aparatos digitales de X fueron los testigos mudos de su empecinamiento contra la desaparición. Algo viejo como el mundo. Houellebecq en su novela "La posibilidad de una isla" ya había imaginado una solución parecida. En ella la humanidad había conseguido perfeccionar la clonación pero no la transferencia de conciencia, con lo que cada uno de los seres clonados que nacían debía aprender quién fue su antecesor a través de una "historia de vida" que novelaba la vida original de aquellos genes. "Yo, como tú, no quiero morir. Eso es todo" decía uno de los personajes. X (aunque fuera de forma inconsciente, aunque no fuera capaz de reconocérselo ni a sí mismo, creo) esperaba algo parecido a lo inventado por Houellebecq: la inmortalidad. Aunque fuera coja.
Y ahora estoy aquí, dondequiera que sea eso. Mis datos se encarnaron . Y así, yo, X, alguien que tiene recuerdos en forma de películas de vídeo, resurgí de toda aquella información almacenada. Ahora soy una conciencia sin cuerpo que se mueve por la red y echo tanto de menos el amor que todos los días me lamento de estar aquí. Pero así son las cosas. Probablemente, en mi otra vida debería haberlo pensado mejor.
Ahora ya es tarde.
5 comentarios:
Joder.
Hay una frase, de no sé quién, que habla de lo mismo pero en otro tono: Hay gente a la que le gustaría ser inmortal que luego no sabe qué hacer una tarde lluviosa de domingo.
Oye, pues me encanta la frase. Lo bueno de las citas es que llega un momento en que ya no pertenecen a su autor sino a quien las cita.
Genial lo de la tarde lluviosa de domingo.
Un abrazo,
X.
Conciencia sin cuerpo, que tu pasado no determine tu futuro. Si echas de menos el amor, créalo.
Supongo que llevas razón Amanda, pero eso habría que contárselo a X.
Un saludo,
X.
A X se lo cuento, o a quien sea.
Y en cuanto a la razón, si es solo para mí, de nada me sirve.
:-)
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