lunes, noviembre 19, 2007

Reflejos

Por la mañana mira los amaneceres futuristas de su ciudad desde el edificio en el que tiene su oficina, un bloque de cristal en un barrio de las afueras. Toda la visión tiene algo de ensoñación, con las luces de los edificios iluminando el horizonte y los rascacielos metálicos reflejando de forma oblicua los rayos del sol. Durante un instante llega a pensar que una nave va a aparecer entre los rascacielos pilotada por Deckard, el blade runner. Es bonito, se dice, es bonito el amanecer desde aquí, con los coches empezando a acumularse en la carretera en primer plano y la línea del cielo recortada contra el color del alba.
Entonces se pregunta lo que pensarán en ese momento los millones de personas que están despertándose. En ese mismo instante, se estarán deshilachando los sueños de miles, y en el instante siguiente de otros miles, miles acariciarán a la persona con la que comparten la cama, o se despertarán sonriendo porque uno de sus hijos se ha metido en ella. Muchos otros, por su parte, lamentarán haber despertado porque saben que les espera un día de trabajo y de preocupaciones, porque últimamente el hijo no hace más que vagabundear con esos amigos que se ha echado y que lo van a llevar por mal camino, porque no saben cómo van a conseguir pagar la hipoteca este mes, porque ella o él se fueron y la soledad es lo primero en lo que se piensa cuando uno se despierta sin compañía en la cama. Pero casi nadie se demorará en la cama para un encuentro sexual. Los amaneceres de los días laborables no tienen sexo porque casi nadie está dispuesto a arañar media hora al sueño para empezar el día entre caricias.
Mientras toma el café, leyendo los titulares de la prensa, en esa tregua que se concede a diario antes de sumergirse en el trabajo, piensa en todo eso y más tarde lo olvida al dejarse llevar por las prisas diarias de cualquier oficina.
Al día siguiente insiste: es bonito, se dice, es bonito el amanecer desde aquí.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Tal vez me equivoque, pero juraría que anoche leí algo aquí que hoy ya no está...

La independiente dijo...

No te equivocas, anónimo.
Ya no está. Lo he cambiado porque esta mañana no me convencía cuando lo he releído.
Me gusta que sea así, que el blog sea algo vivo. Sé que hay muchos otros bloggers que no piensan como yo y que trabajan el texto hasta que, según ellos, tiene la calidad suficiente como para publicarlo y una vez que lo hacen ya no lo cambian. Para ellos, pulsar el botón Post es irreversible.
Yo, sin embargo, trabajo los textos todo el rato y nunca dejo de cambiarlos si no me convencen. Y a veces, desaparecen.

Un saludo,
X.

Portarosa dijo...

Me ha encantado éste, Xavie. Mucho, tanto la forma como la situación.

Un abrazo.

La independiente dijo...

Gracias Porto,
Echaba de menos tus comentarios. Es lo que tiene mal acostumbrarse. :-D

Un abrazo,
PD: Sigo esperando...

Portarosa dijo...

(Ya, ya, pero es que si vieses el poco tiempo que tengo para sentarme a escribir (date cuenta de que desde el trabajo no puedo acceder al correo, y claro...). Pero venceré. Aunque sólo sea por vencer en algo :) Un abrazo.)

Portarosa dijo...

Oye, cambiando de tema: veo que dices que te gusta leer Público. Yo lo compré ayer por primera vez, y la verdad es que la impresión ha sido mala. Una vez no llega, claro, porque me han dejado mucha más huella la falta de costumbre y el formato que el contenido, pero me pareció, eso, desordenado y con pinta de revista, de periódico de metro, como poco serio.

No sé. Usted dirá.

Si quiere :)

La independiente dijo...

Hola Porto,
La verdad es que me gusta leerlo por el contenido más que por la forma. El director es Nacho Escolar, al que llevo leyendo en Escolar.net algunos años y los temas que tocan también me interesan.
Por ejemplo, hablan mucho de cultura relacionada con Internet y, como ya sabes, ese es un tema que me interesa mucho.

Aunque estoy de acuerdo contigo en que el formato es demasiado estridente y da la impresión de ser un periódico gratuito.
Además, están empezando y espero que mejoren con el tiempo.

Un abrazo,
X.