martes, octubre 16, 2007

Precisión

La belleza geométrica de los carriles de la carretera, la vista de las torres contra el cielo, los cientos de coches circulando a ciento veinte kilómetros por hora a tres metros unos de otros, la inundación de luces a toda velocidad, el cielo azul oscuro encima de la línea de los edificios, los ascensores subiendo y bajando por el exterior de los rascacielos, los aviones ejecutando una danza asombrosa en el cielo, los satélites aún más arriba en órbita geoestacionaria, los miles de millones de canales de comunicación abiertos simultáneamente, el aire que respiramos lleno de información digital, las identidades inventadas, las burbujas personales que nos aíslan del exterior, todos conectados a nuestra música, a nuestros lugares virtuales y a nuestra gente a través de diferentes aparatos.

Si estuviéramos en los años veinte, propondría la firma de un manifiesto a todos los lectores de este blog que estén interesados en la belleza de la tecnología. Neofuturismo podríamos llamar a nuestro movimiento literario. Aunque Vicente Luís Mora tiene otra denominación para la literatura que se ocupa de esas cosas: literatura pangeica.

¿Qué opinan ustedes?

2 comentarios:

Sebastián Puig dijo...

Opino que has pintado belleza allí donde no es aparente. Me gusta más neofuturismo.

La independiente dijo...

No sé, me gustan esas cosas. La propia complejidad del mundo me parece ya algo hermoso.

Apunto tu preferencia por neofuturismo :-)

Un abrazo,