Hay personas que tienen una piedra ardiendo en su interior. Les quema, les provoca un dolor sordo, inaudible, que les agota y les consume. A veces tienen una sonrisa resignada y sólo puede verse el dolor en sus ojos, pero en otros casos toda la cara se les ha convertido en la máscara griega de la tragedia; tanta expresión apesadumbrada ha acabado por conferir a sus arrugas la categoría de marco fotográfico. Y lo que se ve en la foto es la pena que tienen.
Hay otras que teniendo la misma piedra (porque todos tenemos una que va creciendo con el tiempo y las pérdidas: es inevitable) tienen una expresión dulce. Entran por la mañana en el trabajo, alegres de verdad y dando los buenos días. Siempre tienen una palabra amable y saben diferenciar lo importante de lo que no lo es. Sufren como todo el mundo, pero consiguen que las arrugas sean en esta ocasión las comillas que enmarcan su sonrisa.
Si alguien supiera decirme el secreto, ruego se dignen dejar algún comentario.
Gracias.
11 comentarios:
Sin ánimo de ser presuntuoso, querido Xavie, yo me considero de las segundas. ¿Mi secreto? No malgastar el tiempo en rencores enconados, comprender que siempre hay otros que están mucho peor que yo, tratar de encontrar lo mejor de cada cual, levantarme después de cada tropezón y esforzarme por ayudar si está en mi mano. Como tan bien dices, el dolor siempre permanece ahí, al acecho, pero de esta forma es mucho más llevadero. Y productivo.
A algunos, como a las gallinas, las piedras nos ayudan a digerir mejor la vida en vez de, meramente, aplastarla.
Saludos
Hola rythmduel,
No sé yo si podré seguir el consejo. Sí que me gusta lo de "comprender que siempre hay otros que están mucho peor que yo". Porque es cierto.
Beatriz,
No había pensado yo en las gallinas, la verdad. Pero es una buena imagen, hay que reconocerlo.
Un saludo,
Nada. Ni la más remota idea, Xavie.
Un abrazo.
Eso me temía, la verdad... que nadie iba a poder descubrirme el secreto.
Un abrazo, Porto
Podemos hablar de precios... (ella haciendo así, así, con los deditos)
Mujer, como poder, podemos hablar de cualquier cosa pero un sentimiento tan inaprensible como la felicidad...
La verdad es que me decepcionas un poco. No pensaba yo que eras de las de "Poderoso Caballero es Don Dinero", la verdad. En fin, cosas veredes, amigo Sancho. :-D
Un beso
¿Que te decepciono? ¿Ya? ¿Desde aquí? :-D Eso no puede ser...
¿Quieres la receta de la felicidad sí-o-no?
Sí, la quiero. La quiero.
De verdad. Anda...
¿Y no será que el secreto de la felicidad está en ir por ahí como si de veras se tuviera un secreto y uno no quisiera contárselo a nadie?
Beatriz,
Muy aguda. Quizá consista en eso.
O en que todos seamos, en realidad, profundamente felices, pero algunos no puedan evitar esconderlo poniendo cara de desgracia. Los muy mentirosos. Pillines. :-D
Un saludo,
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