Decía Wallace Stevens en Sur
Plusieurs Beaux Sujects que "Las citas tienen un interés especial, ya
que uno es incapaz de citar algo que no sean sus propias palabras, quienquiera
que las haya escrito". Y viene al caso porque tenía entendido que Josep
Pla en alguno de sus escritos decía que "todo es interesante si se mira
con la suficiente atención", pero al buscar dicha cita para confirmarla,
no la he encontrado. No puedo, en consecuencia, afirmar que sea de él, pero,
gracias a Stevens, puedo hacerla mía sin culpa alguna. No sé dónde leí que Pla
había afirmado tal cosa, pero esa cita me ha servido mucho. No desde un punto
de vista utilitario, claro está (para qué tantas palabras o, tal y como dicen
los americanos: "¿Si eres tan listo porque no eres rico?") sino como
una especie de divisa. Todo, absolutamente todo (lo material y lo inmaterial)
puede analizarse de fuera adentro o viceversa, como si fuéramos humanos con
ojos mutantes capaces de hacer zoom.
Un coche se puede evaluar desde un punto de vista estético, pero
también puede llevarnos a pensar en los avances electrónicos que incorpora o en el
principio del motor de explosión, a imaginar la cadena de montaje en la que se
fabrica (con todos esos robots cada vez más autónomos, dirigidos por algoritmos), a advertir la inmensa complejidad de la logística de distribución, admirar la
filosofía lean propia del marketing
que Toyota creó en los años setenta y que todos los fabricantes copiaron más
tarde o imaginar todos los coches que en estos momentos están circulando en el
planeta. Es un punto de vista.
Y también se puede ir al contrario, de fuera adentro. Mirar
la pantalla del ordenador y maravillarse de cómo funciona la tecnología LED,
del ingenio de la humanidad para crear diodos capaces de emitir luz o no
emitirla según si existe corriente en su entrada y de cómo la tan traída
metáfora del miedo al folio en blanco de los escritores se ha
convertido en otra cosa gracias a la creatividad de unos ingenieros
electrónicos en el centro de Xerox en Palo Alto a finales de los años setenta. Ocurre
lo mismo con una simple caja de cartón: un paralelepípedo hecho con papel
grueso (la mejor manera de maximizar el espacio de almacenamiento), creado a
partir de restos vegetales, en un procedimiento inventado por los chinos que,
según la leyenda, los árabes robaron en una magistral
operación de espionaje en el siglo VIII.
Al igual que con los constructos culturales: puedo pensar en
la lengua como varios sistemas superpuestos (fonética, fonología, sintaxis,
paralingüística, semiótica) que actúan al unísono o como una gran estructura
que depende de las relaciones entre sus miembros (anduvieron finos los rusos,
la verdad). Piensen en la teología, en la política, en la economía, en
cualquiera de las instituciones que los humanos compartimos. Todo lo que
percibimos es la puerta de entrada a una cadena infinita de perspectivas. La
complejidad del mundo es inabarcable.
A principios del siglo XX, Gödel formalizó esa complejidad con
un teorema matemático: el teorema de la incompletitud. Se puede explicar o parafrasear
(creo que la palabra es exacta, puesto que las matemáticas no son más otro
lenguaje) diciendo que en dicho teorema se afirma que no existen sistemas
formales perfectos, que en todos existen proposiciones paradójicas, cuya verdad
o falsedad no puede demostrarse con las premisas del propio sistema (piensen en
la frase: "Soy un mentiroso", una paradoja clásica del lenguaje natural). Y esto
tuvo consecuencias drásticas. La humanidad tuvo que abandonar la pretensión de
explicarlo todo y tuvo que asumir por
adelantado su derrota.
Me gusta imaginar el conocimiento humano como un infinito árbol
de cristal. Un árbol fractal. Por cada pregunta que somos capaces de responder (una
rama que deja de crecer), aparecen infinitas preguntas nuevas (infinitas ramas nuevas
que se bifurcan a partir de ella). Siempre creciendo, siempre infinito, iluminando
el mundo con sus reflejos.
Ese árbol nos recuerda que lo que nos hace humanos es,
precisamente, la búsqueda del conocimiento, no su resultado.
1 comentario:
Qué bien.
¿Por qué de cristal? ¿Por la idea de luz?
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