Se miró en el espejo y vio que el pelo comenzaba a ralearle, que su barriga colgaba más flácida de lo que recordaba, que los surcos de su cara se habían hecho más profundos. El envejecimiento es algo curioso, tan progresivo que parece no estar sucediendo. Y sin embargo, un buen día te observas con más atención en el espejo y cuando adviertes todas esas señales juntas, parece que el tiempo se comprimiera sobre sí mismo y que cinco años pasaran de golpe.
Y, sin embargo, madurar con conciencia de estar haciéndolo, saber que el deterioro y la vejez son insoslayables y que por eso conviene cultivar la mente, más capaz de aguantar a pie firme hasta el final, había formado parte de su forma de ser durante mucho tiempo. Él no era como esos que se rodeaban de gente menor porque siempre es mucho más fácil impresionar a los que aún no tienen una historia que contar. Basta con decir esta ha sido mi vida, estos han sido mis fracasos, este fue mi gran amor. No. Él siempre había sido consciente de que una vez alcanzado cierto límite, es ridículo pretender escribir una novela generacional. Que nada hay más inútil que la queja, pues solo los que te aman se preocupan de lo que te ocurre. Que la vocación también se oxida, pues el ser humano tiene una capacidad infinita para aburrirse de lo que hace día tras día. Que la posteridad ha dejado de existir. Que todos seremos carne de olvido.
Que vivir con dignidad, y no como un animalillo llorón, es enfrentar el futuro de frente y con los ojos abiertos.
5 comentarios:
S.G. sigue disfrutando enormemente con sus incisos y pensamientos en voz alta (si es que esa expresión puede aplicarse a un post)
besos de lunes extraño
dichosos los inconscientes
Hola S.G.
Muchas gracias. Creo que se acabaron las notas de Asillah. Demasiado lejos el verano :-).
Dichosos sean, Aroa.
Besos
X.
Qué hermosos seres nos hacen esos surcos de nuestros rostros que hablan del camino recorrido, y qué hermoso ver que aun nos quedan muchos por salir y por afearnos externamente.
Vn gustazo seguir visitándole Sr.X
Ya lo dijo Rabín Dranath Ta Gore: Si lloras porque no ves el sol, no puedes leer, estúpido.
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