martes, marzo 09, 2010

Parpadeo

Desde aquí los coches son luces brillantes, meros reflejos a lo lejos, parpadeos en las autovías de circunvalación. Las ventanas azules están recubiertas de una fina malla de material que impide que los cristales se calienten en exceso y también que se perciban con claridad las cosas del otro lado.
Un parpadeo no es más que una interrupción de la vista que ni siquiera advertimos porque el cerebro se encarga de sustituir lo que no vemos, como hace siempre, extrapolando y engañándonos. Somos nuestro cerebro y somos sus esclavos y nuestro primer recuerdo lo ha inventado él por nosotros (¿él/nosotros?) o lo hemos inventado nosotros por él (¿nosotros/él?). Nuestro primer recuerdo (esa escalera empinada, esa habitación con trastos de la guardería en la que la profesora amenazaba encerrar a los más revoltosos) es mentira o no es mentira pero no tenemos posibilidad de comprobarlo, ni siquiera sabemos si existe una realidad objetiva más allá de la percepción, en el caso de que la existencia de una realidad objetiva fuera importante para algo, que no lo sé. Toda la realidad cabe en nuestra cabeza porque somos los que observamos y somos lo observado.
En esta cajita de cristal en la que estoy, en este edificio inteligente (parpadeo) de cristales azules, no hay moscas. Y las moscas son los mejores mecanismos de ingeniería. Las moscas son perfectas y se mueven siguiendo el mejor camino posible. Las moscas tienen un cuerpo pequeño que se consume rápidamente. Viven muy poco y siempre aceleradas. Un instante. Apenas nada. Los colibríes viven algo más pero también se consumen rápidamente. Los olmos duran cientos de años. Los tejos miles. Nosotros ochenta.

(parpadeo)
(entre dos eternidades)
(eso)

2 comentarios:

el cerebro de S.G. dijo...

A S.G. le gustan estos textos del Sr. X, esos pensamientos atolondrados contados de esa manera tan especial.
A S.G. le gusta escuchar los pensamientos de los demás (no de todos los demás, solo de los que importan)
Y ya sabe que S.G. no comparte del todo esa teoría suya de los recuerdos, será porque tiene muy buena memoria.
S.G. cambia besos por más pensamientos.

La independiente dijo...

S.G. se equivoca (no es la primera vez que se lo digo) al pensar que la memoria es algo fiable. Pero el Sr. X entiende su punto de vista, claro. Cómo no. Demasiado se mueve el suelo bajo nuestros pies como para encima desconfiar de la memoria...
Al Sr. X le parece que la memoria funciona como la literatura: es imposible leer el Quijote de la misma manera cuando se lee un análisis posmoderno del mismo y es imposible recordar de forma exacta porque cada recuerdo, cada rememoración cambia el contenido. Y no lo dice el Sr. X sino Eduard Punset :-) (ah, y la física cuántica).

Pero un cambio de pensamientos por besos siempre le parece un buen cambio al Sr. X. Eso sí.

Baci,
X.