María mira a Pedro con algo de pena y de deseo en los ojos, recordando los buenos tiempos que ambos vivieron antes de que todo se fuera al carajo. María le está contando a Pedro que su hija la vuelve loca, que no atiende en clase, que no le hace caso. Pedro suspira y pone cara comprensiva aunque en el fondo está pensando que le da absolutamente igual lo que le suceda a la hija de su ex. De hecho, está pensando en el culo de Ruth, en las múltiples maneras de perforarlo, horadarlo y penetrarlo que se le ocurren, en untarlo de mermelada y lamerlo y chuparlo. Sigue poniendo cara comprensiva y sigue pensando en las curvas de su última chica, en la línea de sus nalgas cuando se acuesta boca abajo en la cama y fuma.
Ruth está pensando en que Pedro la está agobiando más de la cuenta. No debería haber empezado a salir con alguien tan mayor. Los tíos mayores son interesantes pero se obsesionan cuando tienen buena cama con alguien. Como hace tanto tiempo que no echan un buen polvo, se vuelven paranoicos y obsesivos y controladores cuando encuentran a una mujer que les haga una buena mamada. Los tíos mayores solo están bien para dar envidia a las amigas imbéciles y para contentar a tu padre. A tu madre no, tu madre preferiría que salieras con alguien de tu edad pero tu padre está contento porque, secretamente, se pregunta si tendría alguna oportunidad de conseguir algo parecido con la hija de otro.
Henar, la hija de María, está colocada mientras masturba a su chico. Se ha fumado tres canutos de marihuana y nota que la cabeza se le va, que los pensamientos van por su cuenta, espirales y volutas sin sentido. Henar está harta de su madre, que es una amargada y un cabrona que le hace la vida imposible. Henar piensa que su madre debería disfrutar más de la vida. Las madres de chicas adolescentes tienen como misión hacer que sus hijas se sientan como una mierda porque notan que el tiempo se les acaba y la exuberancia de sus propias hijas las sitúa a ellas ante el espejo sin trucos y sin mentiras. Tienen arrugas y las tetas caídas pero son más viejas. Y además son las madres, conocen bien a la víctima. Pero eso Henar no lo sabe. De hecho, Henar ni siquiera conoce las palabras necesarias para encadenar un pensamiento tan elaborado. Pero está buena, eso sí.
Álvaro, el nuevo novio de Henar no piensa en nada. Se limita a dejar que la mano de su chica haga su tarea. Cuando está a punto, le pide que lo acabe con la boca. Ella lo hace y luego se relame. Le encanta cuando hace eso. Es tan pornográfico que apenas tarda nada es estar de nuevo a punto.
6 comentarios:
Desde luego,... qué primer post anual... qué estampa sí, y qué incorregibilidad decadente. ¡¿Es que los personajes de tus relatos no hace propósitos?!
De todas formas qué pensamiento ese de que los tíos mayores... en fin.
Un besote. A ver cuándo decimos feliz año con voz y voto (vino).
Si Sr. ahí está con la típica estampa de buenos propósitos :-)
El caso es que no me resultan tan ajenas estas estampas, decadentes, si, pero reales. Me gusta tu forma, libre de tapujos, de describir personajes tan cercanos.
Besos y que tengas un año por lo menos igual de fructífero, mente inquieta.
Vaya panorama...me gusta el ritmo. Feliz año Xavié. Empiezas cañero, me gusta.
Después de tan extrañables (sic) fiestas. Qué bien viene una descripción moderada de la familia.
Y además, divertido.
Carallo, pues empiezas fuerte tú el año...
Un abrazo. Y feliz año nuevo, X.
Me ha gustado el encadenamiento de los personajes, un poco a lo "vidas cruzadas", que en conjunto ofrecen una estampa muy contemporánea. Al final, cada uno a lo suyo y todos solos. Adoro a este tipo de personajes, que sueles clavar en tus relatos.
(cuidado con la palabra exuberante, que es sin hache aunque parezca lo contrario).
bss (con retraso...)
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