Antes solía pensar que irse de este mundo sin memoria era una broma cruel y funesta, que pasar toda la vida aprendiendo cosas para acabar olvidándolas era un sin sentido, que el olvido era algo que, de alguna manera, oscurecía aún más esta cápsula de incomprensión que rodea al mundo.
Ahora, sin embargo, pienso que recordar más vívidamente las cosas que sucedieron hace setenta años que las que sucedieron hace una semana es una manera de triunfar sobre el tiempo, que pasar los días durmiendo dulcemente en el sillón es un privilegio, que ir desaprendiendo las cosas aprendidas y acabar comportándose como un niño no es mala manera de irse.
Irse así es disolverse, difuminarse. En el blanco.
4 comentarios:
El problema no es tanto para el que se va, que recuerda al fin, lo que sea que recuerde, como para el que ha dejado de ser recordado por el que olvida.
Existimos sólo porque alguien nos piensa. Si dejan de pensarnos, tal vez dejemos de existir...
Me gusta tu página, volveré si no te importa.
Saludo.
Hola respirando,
Encantado de tenerte por aquí. Vuelve cuando quieras.
Un saludo,
Jo! Xavie este me ha parecido muy duro. Me ha descolocao,a pesar de lo positivo que se supone conlleva.uff!
Un saludo
No sé, Olvido, a mí me parecía que era una manera optimista de mirar la demencia senil. Que se mire como se mire es una señora putada...
En fin.
Un saludo,
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