miércoles, marzo 14, 2007

Memoria

Despertó e inmediatamente advirtió que no recordaba nada concreto de su vida. Sólo conseguía acordarse de cosas generales y vagas: que su país era España; que vivía en el centro de una ciudad del norte. Poco más.

Como no sabía si tenía que acudir al trabajo ni si tenía alguna obligación con la que cumplir, dedicó un par de horas a revisar su propia casa. Una casa pequeña, con un par de habitaciones: un dormitorio y lo que parecía un estudio con mesa de trabajo, ordenador y algunos libros, decorada con buen gusto y que parecía cómoda. Registró el estudio por encima buscando detalles personales pero no encontró facturas ni fotos. A continuación, echó un vistazo a los libros de la estantería del salón, más que nada para descubrir qué tipo de literatura le gustaba. Los libros eran bastante buenos.

Por la ventana podía ver un jardín bastante bien cuidado; su casa parecía un sitio agradable y bonito; le iba bien. Continuando con su inspección fue al cuarto de baño para revisar el tocador y por primera vez se preguntó si viviría con alguien. Aquellos productos de belleza femeninos no parecían propios de un hombre. También encontró parches de nicotina. Quizá fuera fumador y no lo recordara. Como no perdía nada por probar, después de asegurarse de que las llaves que había encontrado eran las de la casa, bajó a la calle y compró tabaco, pero el humo no le gustó nada y le produjo una tos bastante violenta. No parecía que los parches fueran suyos.

Abrió el ordenador con la intención de seguir reconstruyendo su propia vida pero sólo contenía el sistema operativo y algunos programas, como si estuviera recién comprado. Se preguntó si los discos que había encontrado en el salón, y que incluían música rock y algunos clásicos del jazz, serían suyos o de su mujer. Pero la verdad es que no supo responderse.

Sentado en la cama, mientras hojeaba los libros apilados en la mesilla, reparó en lo que parecía un diario. Un marcador de páginas sobresalía dividiendo el libro por la mitad, así que lo tomó entre las manos y lo abrió.

Era el diario de una mujer llamada María. La última anotación decía: "14 de Marzo. Creo que no voy a volver a verlo. Últimamente me da un poco de miedo".

12 comentarios:

Portarosa dijo...

Que me quede con ganas de seguir leyendo quiere decir que me gusta, ¿no?
Sí, sí me ha gustado.

Un abrazo, Xavie.

P.

La independiente dijo...

Gracias Porto,

Un abrazo

Anónimo dijo...

¿has ampliado este relato? tengo la sensación de que lo leido algo más corto y borroso...o ¿será que lo he imaginado?

princesadehojalata dijo...

Continuará? Me gustaría...
Besos.

Sebastián Puig dijo...

Creo que está bien tal y como lo has escrito. La incertidumbre creada en el párrafo final es la que cierra de forma excelente el relato, abriendo a su vez un sinfín de posibilidades. Francamente bueno. No sé cómo te manejarás en las distancias largas, pero dominas bien la cortas. Un saludo.

Sebastián Puig dijo...

Por cierto, te invito a que leas mis relatos en mi página, a ver que te parecen.

Un abrazo.

La independiente dijo...

Hola anónimo,
Sí que lo he cambiado. Cuando no me convence un relato puede que aparezcan distintas versiones o que directamente desaparezca. Esta versión me gusta más.

Princesa,
Yo creo que el relato está acabado. Tal y como dice rythmduel, me gusta la incertidumbre del final...

Rythmduel, gracias por el halago. Y las distancias largas, directamente, no se me dan. :-D

Un saludo a todos

Ruth dijo...

Qué bueno, da mucho que pensar. ¿Y si nos levantáramos una mañana sin saber quien somos? Sería una oportunidad perfecta para empezar de cero y crear una nueva vida.
Aunque seguro que cometeríamos los mismos errores y acertaríamos en las mismas cosas...

Sebastián Puig dijo...

Hablando del tema, me imagino que habrás visto una magnífica película, Memento. Si no lo has hecho, te la recomiendo sin ambages.

La independiente dijo...

Hola Ruth,
Pues no sé si cometeríamos los mismos errores u otros diferentes. Lo que sí se es que los cometeríamos, fueran los que fueran :-D. Y es cierto que la pérdida de la memoria es la pérdida de la identidad.

Rythmduel, sí que la he visto y me parece original, quizá un poco difícil de seguir por la estructura que tiene, pero, en cualquier caso, una peli diferente.
La verdad es que me gustó.

Y perder la memoria cada diez minutos tiene que ser algo terrible. Supongo...

Un saludo,

Un saludo,

conde-duque dijo...

Pues yo entiendo claramente que el protagonista se ha cargado a la mujer, María. Cuando abra el armario se va a llevar una buena sorpresa...

La independiente dijo...

Es una posibilidad conde-duque, es verdad. Pero también podía haber salido con ella, que ella cambiara de opinión y que después de una noche de sexo salvaje, ella se hubiera ido a trabajar olvidando dejar una nota, ¿no?

Un saludo,