Todo el mundo anda equivocado respecto al vértigo, pensó. Él creía haberlo sentido al asomarse a las presas, que llegan hasta abajo del todo y prolongan así la perspectiva artificialmente. Ahora, en cambio, estaba seguro de que el vértigo es lo que se siente cuando se abre el suelo a tus pies. Y no sabes dónde, al final, vas acabar cayendo.
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