La virtud que más envidio, si es que es posible la contradicción en los términos, es la austeridad. Ser capaz de vivir en un pequeño cuarto con cuatro libros. Apreciar la sencillez de la vida cuando se evita lo innecesario. Necesitar poco y aún así ser capaz de disfrutarlo todo.
Pero qué aburrimiento, oye, qué aburrimiento.
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