viernes, julio 16, 2010

Viajero

(a Neil Gaiman, el hacedor de mundos)

Hoy he soñado que viajaba en el tiempo, que despertaba justo el 10 de marzo de 2004 y que, absolutamente seguro de provenir de 2010, advertía que se trataba de la noche inmediatamente anterior al atentado islamista de Madrid. Paseaba por mi ciudad y encontraba a gente que he tratado en los últimos tiempos y hablaba con ellos. Pero en aquel tiempo diferente, aquel tiempo anterior en el que algunos edificios y algunos solares no coincidían exactamente con los que recordaba, el mundo aparecía cambiado.
Recuerdo, eso sí, el discurso interior en el sueño, recuerdo pensar que era muy curioso haber viajado en el tiempo, recuerdo decirme que yo sabía parte de lo que iba a pasar en España después de las explosiones del día siguiente, las manifestaciones, las elecciones, las protestas. También me acordaba de lo que iba a ser de mi vida en esos años, como a cámara rápida, la nueva vida, las nuevas parejas, los cambios. Pero no le daba ninguna importancia, con esa sensación de perfecta anormalidad que presentan algunos sueños. En ellos se vuela sin esfuerzo o se combate en una batalla o se tiene la certeza de haber asesinado a alguien. Y de ellos solo es posible recordar la felicidad del vuelo, el miedo de la batalla, la culpabilidad del asesinato. No tienen planteamiento, ni nudo ni desenlace. Solo flotar ingrávido mientras la ciudad se parece cada vez más a una construcción de lego allá abajo, o estar aterido de frío con las explosiones retumbando a nuestro alrededor, o avergonzado y aterrorizado por saber de forma irrefutable que quien hizo aquello a la chica fuiste tú.
En mi sueño yo me sentía un visitante del futuro, yo sabía que había vuelto a una etapa de mi vida muy anterior aunque no sentía la necesidad de salir corriendo a intentar evitar la masacre del día siguiente ni tampoco de ir a casa y pedir perdón y decir lo siento de verdad y, aunque tú no lo sabes, si seguimos por este camino no vamos a conseguirlo, que lo sepas. No. No sentía más que una vaga curiosidad por los cambios que el paso del tiempo había introducido, por la falta de precisión de mis recuerdos, poco más. A cada rato me iba diciendo: esto no es exactamente como lo recordaba, a cada mirada notaba una esquina cambiada, una tonalidad diferente, un negocio que no debía estar ahí, un solar donde antes se encontraba un edificio. Caminaba por una esquina del casco histórico de mi ciudad, una curva amplia con aceras de empredado a los lados de la calle, como un meandro, mientras hablaba con una amiga o en aquel tiempo tal vez fuera más exacto decir que hablaba con la hermana de una amiga y ella me iba contando cosas que le habían sucedido en Barcelona, en una ciudad en la que habitaba unos años antes y me iba hablando de su vida y de su niño pequeño y yo pensaba: pero si he hablado contigo esta mañana, seis años después. Y miraba hacia atrás, hacia el ayuntamiento de mi ciudad y sentía de nuevo aquella sensación de extrañeza, como si las imágenes fueran producto de la superposición de dos ojos estrábicos. Pero no sentía nerviosismo, solo curiosidad.
Cuando he despertado me he preguntado si significaba algo, si era posible extraer alguna conclusión útil del sueño, si mi subconsciente me estaba tratando de enviar un mensaje. He pensado que no. Más tarde he recordado la sensación de absoluta normalidad con la que me sabía un extraño en el tiempo del sueño, el discurso interior de mi cabeza, las sensaciones experimentadas. Y lo que más ha llamado mi atención ha sido el hecho de que ni una sola vez se haya filtrado, como ocurre en otras ocasiones, esa intuición fugaz que me dice, por encima de las imágenes, estás soñando, puedes estar tranquilo porque estás soñando. Al contrario, he despertado y me ha costado varias horas desprenderme de la impresión de que el sueño es, al menos, tan real como la vigilia.

4 comentarios:

S.G. dijo...

A S.G. le encantan este tipo de entradas.
Besos veraniegos

Iván dijo...

¿Qué emoción era dominante en el sueño? Parece que te encontrabas sereno, con los acontecimientos asumidos.

Me gustaría ayudar a descifrar pero sólo tú puedes encajar las piezas. De todos modos, como narración, perturba un poco, debo decir.

La independiente dijo...

Hola S.G.
Gracias y besos veraniegos. :-)

Perplejo,
Sí, esa era la cuestión, que estaba sereno. En cualquier caso no pretendía analizar el sueño, solo me resultó interesante como relato. Si resulta perturbador ya he conseguido lo que pretendía.
Si lo piensas, relatar un sueño es un poco tramposo. Lo difícil sería contar un cuento y que pareciera una ensoñación sin decirlo.
Un abrazo y bievenido,

X.

Iván dijo...

Relatar bien un sueño me parece también muy difícil, no es más trampa que una crónica, por ejemplo.

Bueno, un abrazo también pa ti.