Hoy en día nadie se hace hombre antes de cumplir los treinta y todo el que vive lo hace proyectado hacia el futuro, hoy en día siempre se es algo que se será más tarde, no algo que ya se es. Siempre se puede cambiar, nos dicen, nos quieren hacer creer que se puede ser alguien diferente, que lo que somos es como un traje que puede pasar de moda y que basta levantarse y desprenderse de él para ser otros. Basta con ir a un centro comercial atestado cualquier fin de semana y comprar unas cuantas cosas para iniciar un nuevo camino, el camino del nuevo yo, basta con unas lecturas, una sesión de terapia, tal vez iniciar un coleccionable en septiembre, un coleccionable ridículo como «El maravilloso mundo de los relojes» o «Grandes batallas de todos los tiempos» para empezar otra vez. Pero, queridos escritores de libros de autoayuda que enseñáis a cambiar nuestras zonas erróneas, querido psicólogo que asistes a las víctimas (las víctimas con sus caras de estupefacción ante el desastre), queridos vendedores de humo, queridos expertos en marketing de lo efímero que vendéis emociones en lugar de productos recubriendo la avaricia con colorines, mierda sobre mierda, me temo que no es tan fácil. No. Ya somos.
Es lo que hay. Mejor tenerlo claro.
1 comentario:
Hombre, entre los libros de autoayuda chungos para colorear chakras y el "yo soy así", debe haber un camino intermedio, ¿y si lo dejamos en un "estamos siendo"?
Entendiendo ese "siendo" como una tendencia a ser lo que queremos ser. Despacito, sin atajos, pero con posibilidad de ir haciéndose.
Bueno, en cualquier caso, bien está la advertencia.
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