miércoles, noviembre 11, 2009

Curso

(Notas encontradas bajo la mesa de un curso de formación)

Simplificación. Esquema jurídico. Segundo marco regulatorio.
El hombre desgrana conceptos y relaciones y mi cabeza va y viene, aquí y allá: recuerda una escena de sexo, advierte el cansancio del cuerpo, recrea una escena en un bar de Barcelona. Aparece en la pantalla una palabra: Trifásico y me trae a la cabeza una bebida.
Es difícil escribir:
  • Si estás fingiendo tomar notas del curso.
  • Si la gente mira por encima del hombro lo que apuntas.
  • Si tu cuaderno no es el cuaderno habitual que utilizas en el trabajo.
  • Si no te interesa el curso y aún así tu cara debe reflejar interés.
Pero eso no es lo importante. El contexto en el que se crea un texto no importa:
  • Es propio de fetichistas.
  • No explica el texto.
  • No ilumina nada.
Supongo que lo que importa es el propio texto: «Cuando abrió los ojos, no consiguió distinguir nada. Intentó moverse pero, extrañamente, sus manos y sus piernas no tenían apenas hueco. Si levantaba las manos hacia arriba podía notar el tacto de la madera.»

John Cage intentó probar el silencio y concluyó que el silencio solo es posble en la palabra silencio y siempre que esa palabra aparezca en un verso (esta es una reflexión propia, no de John Cage). Cuando grabó durante media hora en una habitación insonorizada, comprobó que la crepitación de la estática lo cubría todo. Si lo intentaba con su propio cuerpo, tapando con cuidado sus propios oídos:
  • Sus sentidos se volvían hacia sí mismos.
  • Escuchaba su propio vello poniéndose de punta.
  • Los sonidos de su cuerpo lo inundaban todo.
El silencio es imposible porque mientras haya energía, existen partículas vibrando que, de alguna manera, causan el zumbido del mundo, uno de tono muy bajo, casi imperceptible. Si existiera un punto en el universo a 0º K, el cero absoluto, sería un punto sin energía, sin movimiento, sin vida, sin sonido. En este universo eso es imposible.

Ahora aparece una mujer a dar una charla. Tiene un poco de:
  • barriguita
  • Pero es mona y habla con soltura
  • Tiene una bonita voz.
Silencio. Cállate. Me atoras de información inútil.

«El concurso de belleza infantil se celebraba en el instituto de secundaria del pueblo. Las niñas sonreían, con su cara congelada en una mueca. Niñas perfectas, guapas, sonrientes y limpias, vestidas como pequeñas adultas y que competían en belleza, ingenio y simpatía. El horror, el horror, que dijo Kurtz.»

49 centrales de tránsito malladas entre sí encaminan las llamadas que se hacen casi diecisiete millones de personas.

6 comentarios:

S.G. dijo...

Es bastante friki pero me gusta.

Fleischman dijo...

Pues aunque todos hubiéramos adivinado de quién era, me ha gustado mucho. ¿Siempre escribes dos o tres para cada propuesta? Vas sobrado de ideas, menuda envidia.

La independiente dijo...

Gracias S.G.
No sé si es friqui, pero Xavie se entretuvo un rato mientras asistía al curso. ;-)

Fleischman,
No siempre escribo dos o tres, esto son más bien los descartes... Pero me pareció que quedaría bien. Eso sí, es cierto que todos hubiérais identificado el texto.
Aunque, por otra parte, casi todos lo hicísteis igualmente. :-)

Y eso que jugué al despiste. Pero, vamos, es la última vez que escribo algo como: El hombre camina resignado. Que lo sepas.

Abrazotes,
J.

Portarosa dijo...

Pero con esto no pretendías escribir como otro, ¿no?

Porque es puro Xavie. Y no digamos el último párrafo.

Lo que significa que me gusta. Me ha gustado.

Un abrazo.

La independiente dijo...

No, claro, Porto.
No pretendía escribir como otro. Son más bien descartes y, de hecho, es un texto muy de por aquí, sí.
El texto que llevé al taller si lo pretendió (no escribir como otro sino más bien enmascarar mi estilo) pero no funcionó. La mayoría de la gente identificó el cuento como mío. Bueno, en realidad, la mayoría de la gente identificó los cuentos de la mayoría de los autores. La inteligencia de la masa. :-P

Un abrazo,
X.

AROAMD dijo...

puritito


oye, que sí, que está bello el blog


llueve aquí, que no es ahí, en Madrid

besos