viernes, noviembre 13, 2009

Copas

(a David)

La mujer debía de haber sido guapa en algún momento, pero ahora su cara estaba arrugada y sus ropas descuidadas. Estaba borracha en el bar, con otros dos borrachos tan destrozados como ella, un hombre de pelo blanco y la cara arrasada por el alcohol y otra mujer que lloraba de vez en cuando y que apenas se podía tener en pie. Una de ellas fue una actriz famosa en los setenta. Treinta años más tarde, era fácil encontrarla por los bares, a veces mendigando comida, pidiendo a los camareros que la invitaran a un bocadillo, otras mendigando solo alcohol. Según parecía, no se podía echar del bar a alguien que una vez bailó con un vestido corto en la televisión en blanco y negro, ni resultaba raro que alguien en la sesentena se comportara de esa manera ni que pidiera una calada de un porro ni que coqueteara con hombres treinta años más jóvenes. La norma era comportarse con ella como con una tía un poco extravagante.

Yo ya la había visto en otras ocasiones pero aquella vez me deprimió más de lo normal, como si la escena estuviera desarrollándose para mí, para que contemplara uno de mis posibles destinos, para que reflexionara sobre si estaba haciendo lo que realmente debía, como una especie de visión desquiciada de mi futuro. Yo sabía que mantenerme sobrio solo dependía de mí. Ya eran casi siete años y solo había tenido una recaída. Aquella noche, sin embargo, lo único que me apetecía era tomarme una copa. Hay días así, en rehabilitación te advierten sobre ellos. Te dicen que esos días lo único que puedes hacer es aguantarte las ganas, irte a casa, buscar el consuelo de algún amigo, intentar no pensar en ello. También te dicen que si consigues superar ese momento, te vuelves más fuerte para seguir sobrio. No te dicen, en cambio, que nunca acabas de lograrlo, que nunca dejas de ser un ex alcohólico. De vez en cuando, como aquella noche, vuelve el ansia y miras con ojos demasiado fijos la fila multicolor de botellas.

Opinen, ustedes que están al otro lado: ¿Se bebió una copa el protagonista o no se la bebió?

7 comentarios:

A filla do mar dijo...

Se la bebió, sí.

Fleischman dijo...

Se la bebió y acabó enrollándose con Esperanza Roy. Castigo divino.

david dijo...

Como el cuento está dedicado a mí supongo que apareceríamos tarde o temprano por la escena Juanito y yo, los Calac y Polanco etílicos, y entonces supongo que no sólo se la bebería, sino que le invitaríamos a ella y luego le ayudaríamos a vaciar, sistemáticamente, cuantas botellas lindas de colorines nos cupiesen dentro. Y luego de postre otra más.

NáN dijo...

No se la bebió. Que se parara a reflexionar sobre lo que había que hacer lo indica.

Está guapo esto de que nos propongas dilemas morales.

La independiente dijo...

Hola a todos,
3 a 1 a que se la bebió, según los votos...

¡Qué poca confianza en la naturaleza humana!

:-)

Besos,
J.

Anónimo dijo...

mmmm
yo diría que se la toma, por el hecho de que no me imagino a un ex alcoholico en un bar de mala muerte si no tiene como objetivo beberse una copa.

Pero lo cierto es que su reflexión me indica, como a Nano, que no se la va a tomar...

a mi me parece que hay algo raro en todo esto...de verdad...no entiendo que hace ese tipo en ese bar, no me cuadra...a no ser que el tipo en cuestión sea el vocalista de Burning y haya ido ahí a cantar eso de...
que hace una chica como tú en un sitio como este...

pues eso
un beso!
María

Portarosa dijo...

La verdad es que el hecho de que esté ahí no es muy buena señal.

Y el hecho de que escriba que alguien tiene la cara "arrasada etc." tampoco (jo, jo :P )

Pero parece que toda esta reflexión a posteriori sí lo es, en cambio.

Un abrazo.