Según dicen los psicólogos evolutivos, el cerebro humano ha desarrollado una insistencia mucho mayor en los fracasos que en los triunfos como estrategia para asegurar la supervivencia. Por eso los malos recuerdos se fijan con más intensidad que los buenos. Para que la próxima vez que fallemos no sea en una situación en la que nuestra vida dependa de ello. La sensación de triunfo dura poco y no seré yo quien lo niegue.
Pero mientras dura... ¡Ay mientras dura!
11 comentarios:
Pues si la culpa de la fracasofilia es de mi cerebro y no mía, me quedo mucho más tranquila...
Besos!
Pues me alegro, princesa... me alegro. Aunque en realidad, todo, todo, todo es culpa de tu cerebro, ¿no?
Un beso
En mi caso, las hormonas también juegan su papel... Un abrazo, amigo.
Y el corazón. Sobre todo está el corazón.
Sobre los delgados hilos que nos sostienen a veces surge una gota de agua que nos embellece
Hay una frase, de Simón Bolívar, que me gusta mucho. Creo recordar que decía textualmente:
"Para el logro del triunfo siempre ha sido indispensable pasar por la senda de los fracasos"
Hola rythmduel,
Las hormonas juegan un papel fundamental, eso está claro :-P
Princesa, estoy de acuerdo. Pero, en este caso hablaba de la sensación de triunfo cuando cumplimos las promesas que nos hacemos a nosotros mismos.
Marilo,
Yo sigo esperando el manantial :-) Todos los hacemos.
Anónimo,
Me gusta la frase, la única pega es que por la senda de los fracasos el camino del éxito se difumina y lo que creíamos que era un triunfo suele perder el atractivo.
Saludos y besos (repártanse libremente)
¿Corresponde esa sensación de triunfo a lo que me imagino?
Sí, Porto
Corresponde cien por cien a lo que imaginas. Cien por cien.
Un abrazo,
X.
Enhorabuena, entonces. Debe de dar una enorme satisfacción. La sensación de triunfo está justificada.
Cierto, y ahora que recuerdo, la frase no decía eso, sino "Para el logro del triunfo siempre ha sido indispensable pasar por la senda de los sacrificios" No es lo mismo :-)
Publicar un comentario