Nunca aprendí a nadar. En mi aldea casi nadie sabe. Ya nos gustaría tener un lago cerca.
La barca en la que venía se movía tanto que he pensado mucho en la muerte durante el viaje. Pero al final lo hemos conseguido.
Había mucha gente en bañador. Algunos de ellos se han dirigido hacia nosotros en cuanto nos han visto y han remolcado la barca hasta la arena.
Me han pinchado una aguja en el dorso de la mano y me he dejado caer, postrado por el agotamiento, sobre una toalla que alguien ha puesto debajo de mí.
Nunca olvidaré a la chica blanca en bikini que me ha hecho entrar en calor arropándome con una manta.
He conseguido llegar.
6 comentarios:
Estimado señor de Portorosa,
Espero que le guste. Aunque mucha espera me parece para tan poco texto...
Aunque ya que estoy de nuevo por aquí, algo se me ocurrirá. ;-)
Un abrazo afectuoso,
¡A quitarnos el trabajo, vienes, a vivir de nuestro dinero! ¡Y a robar!
Y además eres un negro.
Sinvergüenza, caradura...
(Como la vida misma)
La cantidad no tiene nada que ver con la calidad, apreciado xavie, como tú siempre nos demuestras. Un abrazo.
Hola Porto,
Descarao, a quitarnos el currele y a quedarse con nuestros servicios sociales. Si es que no tienen vergüenza...
Gracias rythmduel, como siempre, pero eso de la cantidad y la calidad deberías explicárselo a más de uno (y una) que yo me sé. :-D
Un abrazo,
Entonces, al final, ¿el tamaño importa o no?
Porto,
A mi, desde luego que no. :-D
Un abrazo
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