viernes, agosto 11, 2006

Días

Hay días en los todo parece parte de algo armónico y feliz que vibra como un diapasón que da un tono muy bajo, justo en el umbral que no podemos distinguir, algo que notas en los huesos pero que no consigues oír, en los que un niño que no te conoce te mira con curiosidad y te gusta y aunque te sientes un poco estúpido y sentimental, piensas que no está tan mal sentirse estúpido y sentimental, en los que durante un largo rato no querrías estar en ningún otro sitio más que donde estás en ese justo momento, en los que el centímetro de espuma que cubre la cerveza tiene la densidad justa, en los que la textura metálica de la capa de aire contaminado que cubre la ciudad permite atardeceres tan afilados y azules que quitan el aliento, en los que una mujer con todos los huesos en su sitio exacto te sonríe, en los que por un momento te sientes hasta capaz de perdonar la estupidez de los demás.

Son esos días en los que nada puede haber mejor que observar a una pareja de amantes que se despiden con un beso carnoso a primera hora de la mañana en el andén del metro.

Pero hay otros días en los que te levantas ya intuyendo que sería mejor no apoyar el pie en la tarima a primera hora de la mañana, en los que en el bar te ponen el café aguado, como si no se dieran cuenta de nada, en los que, al final, te humillan públicamente y tienes que tragarte el nudo de rabia que se forma en tu garganta como si se tratara de una pastilla que se queda a medio camino, en los que piensas que el empate que consigues a veces está tan lejos como la pereza de las vacaciones, en los que sabes que te van a ganar cinco a cero y que el último gol lo va a meter la estrella del equipo contrario después de sentar en el suelo al portero, en los que te van a joder, chaval, así que buena cara y gracias señor por ser tan amable, en los que se templa tu aguante, por lo que recuerdas que Marco Aurelio decía que la vida no es para los bailarines que ejecutan gráciles pasos sino para el soldado que es capaz de aguantar las embestidas sin moverse.

Son esos días en los que nada puede haber peor que ver caer las lágrimas de un desconocido que llora en silencio y que se ha sentado justo enfrente de ti en cualquier sitio.

Hay días y hay días.

6 comentarios:

Portarosa dijo...

Buf.

La independiente dijo...

:-D

Hay días y días.

Un saludo,
Xavie

Anónimo dijo...

¿Y hacia donde te llevan unos días y otros? ¿Qué permanece en la memoria? La lucha y el devenir de las experiencias que quedan grabadas en cada mirada, sonrisa o mueca.
Todo nos transforma, nos revuelve, y seguramente sobre nosotros mismos, hacia adentro, para no llegar a vernos nunca.
Son "aquéllas pequeñas cosas" que van abarrotando las alforjas que hacen tan pesada, o tan ligera, nuestra existencia.
Reacciones a una lectura. ;-)

Peggy dijo...

Buen post , me ha recordado el color de los dias , grises , negros y los inclasificables marrones ...un saludo:)

La independiente dijo...

Gracias peggy,

Bienvenida.

Un saludo,
Xavie

La independiente dijo...

Anónimo,
Buena reflexión, me gusta lo de las alforjas llenas o vacías. La existencia pesada o ligera.

Aunque quizá debiéramos llenar las alforjas todo lo que podamos de cosas que no pesen. Así conseguiríamos llevar las alforjas llenas y hacer nuestra existencia más ligera. ¿No?

Un saludo,
Xavie