miércoles, agosto 02, 2006

Camelo

La muerte no es nada, apenas un escalofrío aterciopelado y blanco. Lo sé porque a mí me sucedió y no fue para tanto. Lo que pasó después fue que simplemente desperté en mi cama de siempre, en mi apartamento de siempre y seguí haciendo la vida de siempre. Como aún sigo haciendo. Me levanto, desayuno, me afeito, me ducho, maldigo el trabajo que me hace madrugar, sueño con las vacaciones, cojo un metro atestado de gente, llego a la oficina y me pongo a rellenar los informes que pagan mi nómina. No es un trabajo complicado y, además, llevo tanto tiempo haciéndolo que se me da bastante bien.

Ahora soy el único que lleva tanto tiempo aquí como para acordarse de cuando esta oficina era un lugar bullicioso. Recuerdo que lo era. Pero las restricciones de personal han hecho que cada vez quede menos gente trabajando aquí. El silencio me gusta, así que yo la prefiero ahora. El silencio me acompaña y me hace sentir protegido.

El único problema es que con tan poca gente, muchas veces tengo que hacer horas extras y llevo ya bastante tiempo, no recuerdo exactamente cuánto, sin vacaciones ni días libres. Trabajando todos los días en esta oficina casi vacía.

Pero ya digo que la muerte no es nada.

Y el infierno: un camelo.

7 comentarios:

Portarosa dijo...

Me parece desconcertante.

(Y ya van...)

La independiente dijo...

Bueno porto,
Eso me gusta porque esa era la idea. Entiendo que te ha gustado.

La vida es desconcertante, ¿no crees?.

Basta con desenfocar un poco la lente con la que miramos la realidad.

Un abrazo,
Xavie

Olvido dijo...

Hay veces que la vida, como poco, es más gris que la muerte.
Me gusta Xavie.

Portarosa dijo...

Sí, me ha gustado.

Un abrazo.

La independiente dijo...

Olvido,
Sí, a eso me refería con el microrrelato. A alguien que no advierte que ya está muerto.

Gracias, Porto

Xavie

Anónimo dijo...

Uy, estoy un poco leeeenta: no había pillado lo de la muerte en vida y ya venía yo a decirte que menudo mal rollo que después de la muerte hubiese lo mismo. Jo, tantos años de educación católica (apostólica y romana, un coñarro) para nada (mira, esto también entronca con tu anterior entrada -Jano- ya que yo creo que todos los dioses antes o después terminan muriendo, por muy dioses y tal que sean). :D

Me ha gustado (pero eso ya lo sabes, hombre). Un beso muy fuerte. Cal.

La independiente dijo...

Hola Cal,
Ya hacía tiempo...
Gracias por el halago.

No, lo habías interpretado bien. El infierno para el protagonista es seguir llevando la misma vida gris que llevaba antes de morirse. Sólo que no se da cuenta.

Por otra parte, estamos de acuerdo en que los dioses acaban muriéndose en el momento en que la gente deja de recordarlos.

Un beso,
Xavie