“Como en un jardín inclina la amapola su tallo, combándose al peso del fruto o de los aguaceros primaverales, de semejante modo inclinó el guerrero la cabeza que el casco hacía ponderosa.”
La Ilíada.
Un guerrero muere. La coraza horadada por una lanza. Y ya descoyuntado, cae al suelo sin vida. Una flor vencida por el peso del agua. Belleza oriental en los alrededores de Troya.
2 comentarios:
Inmediatamente me han venido a la cabeza las esculturas griegas clásicas de guerreros extenuados (o medio muertos) por los combates. Concretamente alguna que otra del altar de Pérgamo y otra del Partenón de Atenas. El hecho de ser Lunes influye y mucho en que no recuerde el nombre de dichas esculturas, supongo.
Muy bonita la Ilíada. Igual que la Odisea.
Besos. Cal.
Sí, supongo que sin épica la muerte sería sólo eso, muerte.
Y el guerrero caería al suelo como un muñeco sin vida y quedaría obscenamente muerto por la brutalidad del contrario. Y ya.
Pero para eso sirve la literatura desde el principio, ¿no?
Para embellecer la realidad.
Supongo.
Un beso
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