Dijo Barceló hace un par de años que el paisaje de Gao, una ciudad de Mali donde pasó largas temporadas pintando y viviendo, le parece más real que los cuadros que pinta allí; y que en París, en cambio, sus cuadros le parecen la verdadera realidad.
También habla de cuadros dejados en la casa en la que habitaba, corroidos por la humedad, con pequeñas larvas de insecto e infinidad de cagadas de mosca incrustadas en el lienzo. Cuadros a los que contribuye la propia exuberancia de la naturaleza de allá y que, de alguna extraña manera, siguen vivos y evolucionando después de acabados.
Me cae bien a mí este Barceló.
2 comentarios:
En una exposición de Jean Marie del Moral, un fotógrafo que había perseguido a Barceló durante años, se veían fotos de sus estudios y lugares de trabajo africanos. Es espectacular verlo no ya trabajar, sino vivir, con una escudilla de agua y un jergón, como sus vecinos tribales, para asimilar mejor su entorno. Los mismos lugares de trabajo son una perfecta definición de la realidad, de "el mundo" en concreto: tierra y agua, barro, insectos, suciedad. Como bien dices, eso pasa al cuadro y esa vivencia, en todos los sentidos y pliegues del término, se nota. Sí, a mí también me cae bien Barceló.
Estamos de acuerdo, entonces.
En la entrevista que le hicieron y en la que hablaba de cómo vivía en África, también aparece la respuesta que le da a una francesa cuando ésta le pregunta cómo vive, pues está haciendo un estudio del modo de vida de los europeos en África, y él le pregunta si al cagar se limpia con la mano y si utiliza la izquierda o la derecha.
:D
Definitivamente me cae bien este Barceló.
Un saludo.
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