Los ordenadores tienen serios problemas para generar una secuencia aleatoria de números. La forma en que fueron diseñados, para realizar las cosas de forma predecible, los inhabilita para el azar. Pero la realidad es analógica y caótica. Probablemente, la humanidad ha acabado construyendo una herramienta de cálculo que sin embargo, es incapaz de explicarla.
Quizás al final, advirtamos que nuestra fascinación por el orden y la geometría es algo meramente genético. Y la realidad, otra cosa.
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