“Para leer esta novela hace falta una cierta disposición del lector hacia el intimismo y la aceptación de ambientes cálidos, algo arcádicos y donde la rememoración del pasado posea algún valor en justa correspondencia con el presente, porque ayuda a que éste sea más rico, más pleno de experiencias y más verdadero, en definitiva. Este orden de las cosas, optimista y cargado de filantropía, es parte sustancial de la tradición literaria británica y norteamericana, pero en la española tendría la cualidad de extraña fantasía. Aun y así, y cada vez en mayor número, hay una constelación de obras, literarias y cinematográficas, que se ocupan de esa región inexplorada del melancólico intimismo asociado a la memoria.”
Para convertirse en un escritor que haga aceptar al lector los ambientes cálidos, algo arcádicos y donde la rememoración del pasado posea algún valor en justa correspondencia con el presente y que además ésta contribuya a que el presente sea más rico, más pleno de experiencias y más verdadero hay que ser tremendamente cursi. Y punto.
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