La mujer más fea del mundo tiene un peluche de color rojo colocado en su mesa y tres fotos de su perro con un pañuelo al cuello, un pequeño terrier blanco que mira a la cámara con inteligencia. La mujer más fea del mundo no tiene fotos de personas cercanas en el escritorio pero sí mil detalles corporativos aquí y allá que va coleccionado, supongo que como pequeños recordatorios de colaboraciones exitosas. Comienza a trabajar a las siete de la mañana y sigue trabajando hasta las ocho de la tarde. Es inmensa y su cara parece haber sufrido la compresión de una prensa. Su expresión no es afable, parece recriminar a los demás una ligereza que solo ella puede ver. A mí, la mujer más fea del mundo me da mucha pena, la verdad, aunque preferiría que no me lo notara en la cara. No estoy seguro de su reacción. Y no me gustaría que me saltara encima.
6 comentarios:
Es uno de mis 10 top temas preferidos, la fealdad desbordante. Me produce piedad, pero miedo a acercarme por si no se conforman con un par de monedas de atención.
Me ha gustado la brevedad con que lo describes plenamente. Y eso que le das la ventaja del éxito profesional. No te la encuentras en el metro yendo a la cocina de un bar de menús o a limpiar casas.
Estoy de acuerdo en que la fealdad es una putada. Y estoy hablando de esa gente que le ha caído una maldición encima desde el momento del nacimiento. Una putada, vamos. En este caso, además, se une a la mala cara, la verdad. Te mira como ejecutándote en secreto.
:)
En fin, ella no tiene la culpa. Pero yo tampoco, eh, yo tampoco.
Abrazo,
X.
¿la mujer más fea del mundo tiene un valentín?
pa ser más tonta tendrás que hacer un cursillo.
Un Valentín no, tiene más bien un Milú. :-)
Nano, ¿a quién se dirige usted?
Beso y abrazo,
X.
ya me he apuntado, Nano
algunos ni con cursillo
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