jueves, abril 07, 2011

Primavera

Dice Carlos Marzal:

Cuatro gotas de aceite
sobre un trozo eremita de pan blanco,
o sobre el obsequioso corazón
de un tomate maduro en sacrificio,
nos aleccionan con su desnudez,
con su absoluta falta de consejo.

La belleza del mundo es tan frecuente,
tan desinteresada de sí misma,
que hasta se desvanece en certidumbre,
y acaba por nublarse a nuestros ojos.

Por eso es un pecado
de extrema ingratitud no dar las gracias
en alto con la voz del pensamiento
y con la muda fe de los sentidos.
En la desposesión está la esencia,
en la simplicidad, lo permanente.

Para ungir con lo bello nuestra carne
hay que buscar lo bello en donde ha estado
despierto en claridad desde el principio.

El hecho de verter las cuatro gotas,
cuatro lágrimas densas de oro humilde,
sobre las migas cándidas, supone
un acto elemental
contra la ruina
una rúbrica más
contra la muerte.

Y yo no digo nada. Yo digo que es primavera. Yo digo que hace buen tiempo. Yo digo que toda la ciudad parece desperezarse. Y que estoy contento. Que ya es bastante.

2 comentarios:

ETDN dijo...

Es contagiosa esta alegría primaveral.

Hay motivos :)

bs

NáN dijo...

Sobran los motivos.

En los dos sentidos de la frase ambigua que acabo de escribir.

Pero lo que me parece necesario es una lectura pública de poemas de Marzal. Las poesías están hechas para oírse.

¿No estaría bien, de vez en cuando, leer en voz alta a un poeta? Por ejemplo en La Indi, abajo, pero anunciado para quien quiera.