miércoles, julio 08, 2009

Solar

El próximo 13 de julio en Múnich se sentarán las bases de lo que será el mayor parque generador de energías renovables del mundo, denominado Desertec Industrial Initiative. El capítulo alemán del Club de Roma y la compañía aseguradora Munich Re organizan en la capital bávara una conferencia para conocer qué empresas, inversores, centros de investigación y constructores comienzan a levantar en el desierto del Sáhara las plantas solares termoeléctricas que, según sus previsiones, abastecerán en 2050 el 15% de la demanda eléctrica europea y dos tercios de la del Norte de África y el Medio Oriente.
Europa inicia la carrera para explotar el sol del Sáhara, artículo de Javier Rico en El País.


En 2050, más de la mitad del Sáhara estará cubierta de placas solares. Desde los satélites que orbitarán la tierra podrá observarse su brillo, como si el planeta tuviera un corazón incadescente y las placas no fueran sino un gigantesco agujero que permitiera mirar en su interior. Desde los satélites que orbitarán la tierra y que nos conectarán unos a otros de forma permanente, las cámaras tomarán imágenes de esta inmensa extensión reflectante y las almacenarán en un archivo interminable. Un extensión de luz, de kilómetros y kilómetros de largo fotografiada veinticuatro veces por segundo en alta resolución.


El sol se pone en el desierto. La tierra fluctúa del rojo oscuro al negro en apenas diez minutos. Las placas emiten el último reflejo antes de quedarse desocupadas y negras, azotadas por el viento del interior que siempre comienza a soplar al atardecer. El viejo habitante del desierto espera tumbado en la arena, cubierto con una manta de material térmico que se mimetiza con el suelo. Arrastrándose, llega hasta la valla que delimita el complejo y se introduce en uno de los agujeros que sus hermanos han excavado durante los últimos meses. El secreto está en la paciencia, algo que hace mucho tiempo que el hombre occidental ha perdido. Cuando llega al otro lado de la valla, repta para evitar los sensores de movimiento. Su cara está curtida por el sol, llena de surcos. Así tumbado, saca una objeto de su mochila y lo coloca en una pequeña construcción metálica de forma cilíndrica. Sabe que es uno de los quinientos colectores de energía sembrados cada dos kilómetros, la red que almacena y distribuye esa inmensa cantidad de energía del Norte de África al resto del mundo. Al acabar el trabajo, cubre el objeto con el mismo material que le ha permitido permanecer oculto y deshace el camino. Cuando está de nuevo a salvo, da la gracias a Dios y, siguiendo su costumbre, pide no morir en estos años, pide a Dios que lo mantenga con vida el tiempo suficiente para poder presenciar el gran momento.

4 comentarios:

NáN dijo...

me cago en los occidentales.

NáN dijo...

Claro que, bien pensado, podía haber dicho lo que decía mi padre cuando me ponía turbulento: "No me cago en tu padre por si acaso soy yo".

Anónimo dijo...

¿Sabe usted lo que es el albedo? Habla de ello indirectamente, aunque sin, creo, saberlo. Hay estudios que señalan las implicaciones de la modificación artificial del aldedo terrestre en el clima, y por ende, en mis ganas de tomar cañas. Sus tendencias a temas científico-tecnológicos envueltos en literarios resultan interesantes a la par de reiterativos. Pero me gusta leerle, casi siempre.
Un anónimo saludo.

La independiente dijo...

Hola anónimo,
Lo bueno de los blogs es que no son obligatorios. Si cree usted que me repito, pruebe a cambiar de blog. :-)

Un saludo,
X.