domingo, agosto 03, 2008

Tiempo

¡Porque en un minuto hay muchos días!
Romeo y Julieta, Acto III, Escena V


El día que Antonio salió de su casa una hora antes de lo habitual no se imaginaba el cambio definitivo que su vida iba a experimentar. El azar, que todo lo malmete, que todo lo embarulla, jugó un papel fundamental en el suceso que acabaría confinándolo en una silla de ruedas. Salió de su casa antes de lo habitual para ir al banco, para solucionar unos papeles sin importancia y acabó tendido sobre el suelo con la columna vertebral rota. Cruzó la calle para dirigirse a la oficina en la que tenía la cuenta corriente, y que abría a las ocho de la mañana, sin sospechar que aquella moto que iba a toda velocidad embestiría contra él a sesenta kilómetros por hora. Miró a la derecha y miró a la izquierda, como hacía siempre, aunque ese gesto no evitó el atropellamiento. Oyó un estruendo que venía de bastante cerca y que no logró identificar, pero no sospechó que aquel estruendo viniera de su propia sucursal bancaria. Se detuvo en mitad de la calle intentando escuchar con la suficiente atención para averiguar de donde venía aquel ruido, sin tener la más mínima idea de que justo aquello acabaría para siempre con la sensibilidad de sus piernas. Vio la moto venir a toda velocidad e intentó apartarse, pero tuvo mala suerte al elegir la dirección, la misma que eligió el conductor de la moto.

Se veía venir que ibas a acabar tumbado en el suelo con la columna vertebral rota. Se veía venir que te iba a atropellar una moto, se veía venir que en aquel segundo, en aquel minuto, en aquel momento, tu vida iba a experimentar un cambio definitivo. Antonio, deberías haber dejado las gestiones en el banco para el día siguiente, deberías haber cruzado la calle con rapidez, deberías haber escogido la izquierda.

Probablemente estarás de acuerdo con la cita que encabeza el texto. Me consta que llevas muchísimos días volviendo a aquel minuto. Pensando en lo que podrías haber hecho para evitar la moto, intentando volver al momento en el que tu vida cambió para siempre.

Antonio, deberías haber leído esto antes de salir a la calle.

9 comentarios:

Luna dijo...

Buenas noches:
Puede que sea el azar el que haya hecho que publiques "Tiempo"
Desde hace veintidos días P.L. no puede preguntarse nada, es su viuda y sus dos hijas la que preguntan sobre la inconsciencia de cruzar un peatón el semáforo en rojo y para evitar su atropello estrellarse contra una furgoneta.

Gracias por el texto.

La independiente dijo...

Luna,
Lo siento. Seguramente será el azar el que ha hecho que escriba el texto pero en mi caso es completamente ficticio. Ya te digo que lo siento.

Un saludo,
X.

Luna dijo...

Xavie,
Me alegro que por tu parte sea ficticio, me alegro de verdad.
Estos casos se dan de las dos formas y leerlos no creas que me entristecen, me hacen pensar desde el punto de vista de
¿peatona? y conductora.
Está muy bien leer textos así.

Saludos

Divina nena dijo...

Puf! me ha gustado mucho. Es dinámico, conciso, preciso, engancha... Estoy de acuerdo, en lo del "minuto" nunca sabemos si mirar a la izquierda o a la derecha y que podría pasar en cada caso... Muy bueno. Besos

La independiente dijo...

Gracias Divina,
Ya sabes que me gusta mucho que te gusten mis cuentos.

Un beso,
X.

Sebastián Puig dijo...

Es terrible. Se mire por donde se mire, es un relato de terror.

Anónimo dijo...

Es por cosas como éstas por lo que es tan importante querer, y reír, y emborracharse, y hacer el amor, y dejarse querer y hacer reír y emborracharse y hacerle el amor a alguien importante.

Porque nunca sabes por dónde vienen las putas motos.

:-)

La independiente dijo...

Hola rythmduel,
Pues supongo que sí, que me ha salido un cuento de terror. Aunque a mí lo que me interesaba era la anticipación de lo que iba a pasar. Desde la primera línea.

Donna,
¡Cuánto tiempo! Me alegra verla por aquí. Y cómo no estar de acuerdo con usted... Hay que hacer todas esas cosas y algunas más. Porque, como muy bien dice, nunca se sabe por donde pueden venir las putas motos.

Abrazo y beso,
X.

Anónimo dijo...

¿Algunas más? ¡Si sólo me he dejado levantarse para ir al baño!

:-)))