lunes, agosto 11, 2008

Ausencia

La mujer sonreía mientras caminaba con elegancia, como si todos sus huesos hubieran sido colocados por un marine que lo hubiera memorizado para montarlo y desmontarlo con los ojos vendados.
Con sus formas rotundas, perfectos trazos armónicos que se movían ligeramente al andar, cruzó la puerta del bloque de apartamentos, soñando con la tarde que pasaría en casa de su amante, recordando otras ocasiones similares, fantaseando con las horas por llegar.
Casi siempre conseguía lo que se proponía, era cuestión de dejar que las cosas siguieran su curso porque los hombres, y sobre todo los hombres inteligentes, siempre estaban dispuestos a complacer a las mujeres hermosas. Y con este hombre no había sido diferente. Tan solo había necesitado dejar que el tiempo pasara, y aquí estaba ella, visitando por fin su casa, un ático en el centro de la gran ciudad. Ya era la cuarta cita y era la primera vez que visitaba aquel lugar. Las veces anteriores habían quedado en un hotel porque era un hombre casado y ella era una mujer discreta que entendía sus resevas. Solía pensar que las cosas maduraban y caían cuando estaban dispuestas, cuando llegaba su tiempo. Y así sería también en esta ocasión.

Llevaba los tacones con elegancia, como si fueran parte de su cuerpo, no como esas mujeres que no saben caminar con ellos y aún así se someten a la tortura de llevarlos. El suelo de madera encerada del suelo del ascensor, tan brillante que costaba trabajo fijar la vista sobre él, reflejaba de forma distorsionada su figura. Se retocó el peinado antes de salir, segura de que ese día tampoco habría nada que su belleza no pudiera conseguir. Llamó varias veces a la puerta y después de cinco minutos esperando que le abrieran marcó un número de teléfono en el móvil pensando que seguramente su amante estaría duchándose, a pesar de había llegado a la hora convenida, y que por eso no oiría el timbre de la puerta. Sin embargo, solo pudo dejar un mensaje en su buzón de voz. Tras otros cinco minutos, volvió a dejar otro mensaje, con un tono más indignado. Después del cuarto de hora de cortesía, cuando le resultó evidente que no había nadie en la casa, se marchó. Sola.

11 comentarios:

Divina nena dijo...

Umm me ha encantado este cuentito. La descripción de la protagonista me resulta deliciosa. Es detallada sin ser minuciosa, de manera que el cada lector pueda imaginarsela a su antojo. Ya he comentado alguna vez mi pasión por los zapatos de tacón, por ello me sorprende que al menos hay alguien que se da cuenta que no es una tortura, sino parte del cuerpo cuando los llevas desde los 17 ;-)

Aún así, habiéndo disfrutado los minutitos que tardaba en saborearlo, le encuentro un pero. El final, cuando dices que se resignó a volver sola a casa. Al ser un relato de Xavie esperaba algo más divertido, ocurrente, pues seguro que la mina de la que hablas no se hubiera marchado resignada y sola a su casa. ¿No te parece?

Besos

La independiente dijo...

Hola Divina,
Me alegra de que le guste la descripción de la mujer porque es lo que me interesaba del cuento. Completamente de acuerdo en lo de los tacones: son bonitos y hacen bonitas las piernas pero hay que saber llevarlos (y no dudo de que usted sabrá llevarlos muy bien :-D).

Con respecto al final, entiendo que esperara algo más pero, precisamente, a mí lo que más me interesaba de la escena es la decepción de la mujer, tan guapa y tan segura de sí misma y tan poco importante (al final) en la vida de su amante.

A sus pies, señora
X.

Anónimo dijo...

Ay madre!!!
Podría escribir una biblia comentando este post.
Pero como eso resultaría un coñazo sin interés lo voy a dejar en:

- El simil inicial me parece brillante (dejarás que te lo robe y lo customice algún día?)

- Me produce el conocido "efecto coletero" formulado por esa mujer de referencia que es Carrie Bradshow

- Me resulta tremendamente irónico que tratando de pintar a una mujer segura de sí misma que se decepciona por la poca importancia que tiene en su amante acabes pintando a una mujer a la que su amante le importa tan poco.
Llama una vez (o ni siquiera). Espera. NO pasa nada. Se larga resignada. Fin de la historia (en todos los sentidos).

http://elrumordesuspulgares.blogspot.com/
2008_03_01_archive.html

La independiente dijo...

Hola Vega,
Por partes.
Gracias por lo del simil, tienes mi permiso para utilizarlo como te venga en gana.
Gracias por lo del efecto coletero porque creo que eso es justo lo que pretendía evocar con la descripción.
Y respecto a lo que dices del final, otra vez estoy de acuerdo, creo que no consigo el efecto que pretendo justo por lo que dices.

Divina también había notado que el final estaba descompensado así que creo que lo voy a trabajar un poco más.

Leí el post de Rebeca en su día. Está muy bien aunque la protagonista dé un poco de miedo :-D.

Un beso,
X.

La independiente dijo...

Hola Vega y Divina,

¿Mejor el final?

A mí me gusta más porque refleja mucho más lo que pretendía contar. Tal y como ha dicho Vega antes, es irónico pretender dar a entender que la mujer le importa muy poco a su amante a pesar de tanta seguridad para acabar escribiendo que quien no le importa es él a ella.

Gracias y besos,
X.

NáN dijo...

¡Carajo! Leía los comentarios sobre el final y me decía que no me parecía mal... ¡y resulta que lo has cambiado!

Esto de Internet no tiene Autoritas ni riesgo ni ná. ¡Qué bonitos aquellos tiempos en los que un autor se equivocaba y quedaba impreso para siempre y el autor se reconcomía, se daba al alcohol y echaba a perder su vida por un párrafo equivocado!

Me parece muy bien el relato, en el que la mujer ha encontrado la horma de su zapato (de tacón, por supuesto).

Y sobre todo, ella, con esa tranquilidad de que por su belleza todo le será dado a su tiempo, me parece una delicia.

La independiente dijo...

Hola Nano,
Es lo que tiene Internet, de hecho, una de las etiquetas que inventamos un día de taller fue la de "literatura movediza", alehop, ahora está, ahora no está... :-D

De hecho, yo sigo modificando mis texto incluso cuando hace tiempo que los publiqué. Para mí, la principal ventaja de esto de los blogs es esa, una corriente viva de palabras que nunca está quieta.

Y depués de la chorrada literaria, las gracias. Me gusta que te guste...

Hay opiniones en ambos sentidos, pero creo que el final sí que ha mejorada.

Un abrazo,
Nos vemos en unas horas.

X.

Anónimo dijo...

A mí también me gusta más ahora, refleja mejor la decepción. Aunque más que decepción yo creo que es indignación (cómo alguien me puede tratar así, a mí, la suprema?!).

En cualquier caso, el final es abierto. No sabemos el motivo por el cual él no acudió a la cita y no contestó al móvil, así que en realidad no sabemos la importancia o la poca importancia que ella tiene para él. Yo no puedo evitar pensar al leerlo que a él le ha pasado algo (un accidente, un pariente en el hospital, un robo, ...)

Un beso.

Divina nena dijo...

Estoy con María, ella es suprema y no olvidemos que también amante, lo que significa que tras la indignación, vendrá el subidón, y luego, ya al final, la resignación.

Gemma dijo...

Muy buen microrrelato, Xavie. El poder de la belleza tiene siempre fecha de caducidad, y ella lo ha descubierto precisamente el día que decides narrar. A partir de hoy no podrá evitar comportarse como otra mujer. ;-P

Buen principio.
Buen desarrollo.
Buen final.

Un abrazo

La independiente dijo...

Gracias Mega,
Se agradecen los halagos de alguien que escribe tan buenos microrrelatos como tú.

Un beso,
X.