El hombre con rayos X en los ojos nunca había visto nada parecido. Aquella mujer no sólo tenía varios tornillos de titanio uniendo sus dos caderas e inmovilizando tres de sus vértebras lumbares sino que su mandíbula también era de metal. A sus ojos, más que una mujer, era una constelación brillante.
Ante aquel hallazgo todas sus obligaciones dejaron de tener importacia, así que la siguió y al ver como entraba en un minúsculo piso, se decidió a esperar con disimulo al otro lado de la calle. Cuando volvió a salir con una bolsa deportiva en el brazo, tuvo cuidado de que no se diera cuenta de su presencia en la acera de enfrente. Los tornillos se movían de una forma armónica, como si las operaciones no hubieran borrado del todo su elegancia natural, como si incluso el titanio hubiera tenido que acomodarse a la gracia que mostraba al caminar.
Esa fue la primera de las tardes que el hombre con rayos X en los ojos pasó observando emocionado a la mujer de titanio, viendo desde lejos como sus articulaciones artificiales se bamboleaban al caminar, una encantadora inclinación de los tornillos hacia la izquierda y más tarde a la derecha.
Cuando al fin se decidió a hablarle, ella se sorprendió mucho. Desde el accidente no la miraban demasiado, quizá por la cicatriz, pero se había acostumbrado a su vida y había dejado de necesitar las miradas de los demás. Pero ahora aquel hombre con aquellas gafas tan raras no sólo hablaba con ella sino que la traspasaba con los ojos y además, parecía extrañamente azorado. A la media hora de aceptar tomar con él un café, ya había decidido volver a verlo.
El sexo fue fantástico desde el principio. Al hombre con rayos X en los ojos le gustaba que ella se pusiera sus antiguos apoyos ortopédicos para las piernas a la hora de hacerlo. También le gustaba su corselete con refuerzos metálicos. A los seis meses, se casaron. Son felices. El amor no se presenta muy a menudo.
5 comentarios:
Al final será verdad que todo depende de los ojos con se mires
Coño, qué bien te sientan las vacaciones, amigo. Un abrazo.
Hola a los dos,
Gracias por los comentarios. Parece que sí que he descansado.
Un saludo,
que bonito amigo!
Gracias, anónimo.
Supongo que nos conocemos, así que un beso.
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