El hombre con rayos X en los ojos miraba el amanecer desde el edifcio de oficinas en el que trabajaba. Nadie de aquel edificio conocía su habilidad porque, como ya he contado en algunas ocasiones, no se fiaba de que aquello no acabara convirtiéndose en su condena. Miraba los armazones de los rascacielos a la vez que el sol iba llenando de claridad el cielo, poco a poco, desde un azul casi negro en las alturas hasta una línea progresivamente más clara detrás de los edificios.
El hombre con rayos X en los ojos lloraba con disimulo por la belleza del espectáculo. Por la sucesión de construcciones geométricas en la ventana, cubos y conos, hechos a su vez de otros cubos y conos, con largas vigas de metal que los atravesaban; por las salas de mantenimiento, que le hacían pensar en los nódulos de un sistema linfático; por los huecos de los ascensores y los aparcamientos, que le recordaban las arterias y venas del sistema sanguíneo, con esas redes de tuberías que llevaban el agua y la electricidad de un sitio a otro.
El hombre con rayos X en los ojos no estaba solo en el mundo. Hablaba a diario en un chat con otras personas con poderes especiales. Y en aquel momento le hubiera gustado compartir sus impresiones sobre el espectáculo con alguno de sus amigos, aún sabiendo que no era posible, que estaban lejos. Por ejemplo, la chica con la que salía ahora era capaz de ver la luz en el espectro de los infrarrojos y él la había visto más de una vez con los ojos muy abiertos ante los incendios forestales. Ella le había contado lo que sentía al mirar las masas incandescentes moviéndose como seres orgánicos.
En esta ocasión, sin embargo, hubiera preferido estar en la oficina con una mujer con la misma facultad que él. Exactamente la misma: rayos X en los ojos. Para poder mirar juntos el amanecer sin tener que recurrir a las palabras.
3 comentarios:
Si, no hubiese estado mal esa compañía, pero chico, esto es lo que tiene ser un mutante...
Me ha encantado, tienes una gran capacidad de sorprenderme y una imaginación que ni mi sobri de cuatro años, supongo que ambos son buenos ingredientes para seguir escribiendo.
Besos
Gran personaje, este hombrecillo con rayos X en los ojos, puede dar muucho de sí.
y gran relato, en la linea soledad urbana tan de mi gusto...;))
bss
Gracias Divina,
Me encanta eso de que tengo la imaginación de un crío de cuatro años.
ETDN,
Gracias. Igual sí que sigue protagonizando algún relato que otro...
Un beso,
X.
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