miércoles, diciembre 26, 2007
Transformaciones
Y la vez, quedarse, quedarse para siempre, volver, echar raíces, comprar una casa, dejarse invadir por la dulce rutina de lo familiar, venir a envejecer definitivamente en las mismas calles en las que te criaste y jugar para siempre a reconocerse en los demás, a conocerlos a ellos como ellos lo hacen contigo, a sentirse querido, a asistir a las mismas conversaciones, a dejarse arropar por la familia. A convertirse definitivamente en alguien parecido a tus vecinos. Es decir, transformarse en otra cosa.
sábado, diciembre 22, 2007
Naranjas
También sabemos que el invierno ha sido tradicionalmente la encarnación de la muerte. Los árboles pelados en el paisaje nevado han sido la metáfora perfecta del fin del ciclo de la vida, que se renueva en primavera. La nieve en el cabello, la muerte helada, la falta de vida, siempre se han relacionado con las bajas temperaturas. Es difícil morir de calor pero es muy fácil hacerlo cuando la temperatura está a cero grados, la muerte más dulce, dicen.
Pero en realidad, el invierno también es la estación de los naranjos lustrosos y cargados de fruta. Y me alegra que el invierno de mi ciudad tenga dentro la futura primavera. Tan a la vista.
viernes, diciembre 21, 2007
Feliz Navidad
Feliz Navidad a todos.
lunes, diciembre 17, 2007
Don
Después de un año, me establecí por mi cuenta y dos clientes importantes, con activos por valor de cincuenta millones, se vinieron conmigo. Ese fue el principio de todo. Alquilé una oficina con mil metros cuadrados en la zona de negocios más importante de la ciudad, contraté a los mejores de mi anterior empresa y comencé una campaña de publicidad a medida. En fin, lo habitual en estos temas, un poco de suerte, un poco de decisión y el dinero comenzó a entrar en la empresa. Esa siempre es la etapa más divertida de cualquier negocio: cuando el dinero comienza a llegar. Cualquiera que haya creado una empresa lo sabe.
Incluso cuando la ola de atentados en mi ciudad hizo caer las acciones un 30%, yo supe cubrirme con permutas de valores y negociaciones de bonos. Y no perdí ni un euro en los tres meses siguientes de agitación bursátil y de nerviosismo. Ni un euro. Supongo que no está bien alegrarse cuando mueren cientos de personas inocentes y yo no lo hago, pero a partir de ese día los clientes empezaron a hacer cola ante mi puerta. Personas por cuya cartera hubiera sido capaz de todo insistían en verme y en contratarme para mover su dinero. Así que yo sólo me limité a aprovecharme de la situación, no creo que se me pueda reprochar nada. Justo después de aquellos meses, mi empresa comenzó su expansión. Abrí sucursales en tres ciudades más, siempre en las zonas más cotizadas, amplié el tipo de operaciones que realizábamos y comencé a trabajar en fusiones y adquisiciones, donde está el dinero de verdad en este negocio.
Nunca le dije a nadie cómo era capaz de afinar tanto, ese era mi secreto. La verdad es que, por inverosímil que parezca, soñaba con cotizaciones. Se me aparecían en sueños y por la mañana, durante los cinco primeros minutos de vigilia, era capaz de recodarlas. Después de un par de meses, también advertí que si me concentraba en determinadas operaciones a la hora de dormir, por la mañana siempre sabía qué hacer al respecto.
De vez en cuando, sin embargo, no soñaba con valores, ventas y compras. A veces soñaba con otras cosas que iban a suceder que no tenían nada que ver con el dinero. Como cuando soñé con aquellos cientos de personas muertas y los trenes destripados por las bombas dos días antes de que sucediera, pero todas aquellas escenas no me interesaban demasiado. No quería parecerme a Casandra, condenada a ver el futuro y a que nadie la creyera.
Nunca me planteé por qué me ocurría aquello, simplemente le saqué partido. Ahora el don ha cesado pero me da igual. Ya tengo suficiente dinero para vivir tranquilo el resto de mi vida.
viernes, diciembre 14, 2007
Escribe
Y si acaso no eres capaz de imaginar una historia de verdad, escribe sobre el propio acto de escribir. Ese onanismo inane.
martes, diciembre 11, 2007
Huesos
Qué momento el de asistir en un cementerio a la retirada de restos de una tumba por parte de un obrero demasiado acostumbrado a hacer eso con una cara falsa de tristeza, pues a fin de cuentas no son más que restos blanquecinos que antes pertenecieron a una persona, pero que en realidad parecen trozos de piedra caliza, la familia que siente entonces un pellizco en el estómago porque reconoce entre los huesos desordenados la hebilla del cinturón que el muerto llevaba en el día de su entierro, los restos rasgados del pañuelo de seda, apenas unas hebras, con el que ella quiso descansar porque aún conservaba un rastro de aroma a rosas secas y le recordaba la gran historia de amor de su vida, o un broche de amatista que hizo el camino de ida a América años antes y que acabó volviendo después de que la vida en Cuba se volviera miserable y la emigrante regresara a su pueblo a construirse una casa humilde con los ahorros de toda una vida, en lugar de la gran casa del indiano en la que pensaba vivir cuando partió un día nublado, como lo son todos en Galicia, hacia Cuba hace ya cincuenta años. Y entonces alguien siempre dice no somos nada y fíjate en lo que quedamos cuando pasa el tiempo y humo y ceniza y el tiempo lo cubre todo con su manto de olvido y el poeta de la familia se pone lírico al decir que siempre que exista una persona que nos recuerde no habremos muerto del todo aunque el poeta sepa que cuando mueres, mueres sin remisión y que eso es precisamente lo que hace posible la poesía, que esos huesos con ese aspecto seco, como si nunca hubieran conocido la humedad de la atmósfera, estaban unidos, fijados y trenzados por los músculos y los tendones a un cuerpo, tenían riego sanguíneo y nervios en su interior y estaban tan vivos como el corazón que bombeaba sangre dentro su armazón de costillas, tan vivos como tú, tan vivos como yo y que todo eso terminará algún día y que lo que nos aproxima al abismo y la nada, lo que nos acerca a la línea de sombra que marca el sentido último de la poesía es justo saber que la vida se acaba y que si no lo hiciera, no seríamos lo que somos, humanos asustados por el vacio del final, que se emocionan ante los buenos versos, pero fíjate como brilla la amatista después de tanto tiempo y algún día te contaré la maravillosa historia de la tata Clara, tu tía caribeña nacida en Muxía.
viernes, diciembre 07, 2007
Paisaje con bar
Hay muchas maneras de vivir en una ciudad: encerrado en casa como el nonato en su útero, con miedo de respirar por primera vez después de nueve meses, protegidos por nuestros libros, nuestra música y nuestra calefacción o bien ganándonos cada día una arruga nueva, un nuevo microsurco, un nuevo recuerdo, dispuestos a vivir a pesar de todo. Los habituales optamos, huelga decirlo, por esto último. Los habituales nos saludamos dándonos dos besos en las mejillas, una costumbre andaluza que, como el aceite de oliva virgen en la tostada, está conquistando terrenos más allá de Despeñaperros, y hablamos de cualquier cosa excepto de política. De vez en cuando, los habituales tenemos expresiones hurañas y, en esas ocasiones, sabemos no molestar. A veces alguno de nosotros se acoda en la barra y se dedica a emborracharse concienzudamente, con oficio, y entonces los demás no decimos nada porque sabemos que poco se puede decir en esas ocasiones. Cierra a las dos de la madrugada. Nosotros solemos irnos antes.
lunes, diciembre 03, 2007
Celo
En esta época, sin embargo, me canso de moverme de un sitio a otro, oculto por la oscuridad, marcando mi territorio con orines apestosos, me canso de buscar y se me ocurre que me gustaría ser uno de esos peces que de vez en cuando engullo y que se mueven debajo del agua, veloces y plateados. O bien un rosal, que espera con valor la helada, sin moverse del sitio; o una roca, que contempla cómo pasa la vida año tras año sin apenas cambios. En esta época, arqueo el lomo, bufo, saco las garras, cierro las pupilas, muerdo y salto. Busco a las hembras sin descanso, olfateo y sigo sus rastros. Las busco. Pero preferiría no hacerlo.
No entiendo como soportáis los humanos estar siempre en época de celo.
miércoles, noviembre 28, 2007
Bata
Sí, sí, cariño, así me gusta. Hazlo justo así, corazón -decía por teléfono con voz susurrante la señora en bata. Llevaba seis meses con aquel trabajo, una manera de ganarse la vida como otra cualquiera, con la ventaja de poder hacerlo desde casa. Cuando dejaba a los niños en el colegio a las 8.00, desayunaba, se fumaba un cigarrillo y se ponía cómoda en casa. Se vestía con una bata de algodón a la que tenía mucho cariño, pues era de las pocas cosas que conservaba de su época de soltera, se colocaba el manos libres en la oreja y se conectaba. Nunca pasaban más de cinco minutos hasta que algún hombre empezaba a pedir cosas con la voz ligeramente ronca. Qué llevas puesto, quítate el picardías negro, acaricia tu pezón izquierdo, pellízcalo, te gusta, sigue, yo también me estoy tocando.
Normalmente, las fantasías sexuales de la mayoría de los hombres, desde la generalización del vídeo en los ochenta, eran sorprendentemente parecidas. Enfermeras con uniformes ceñidos y escotados, encuentros lésbicos (el oyente pagaba por escuchar a dos mujeres al tiempo), trío con dos mujeres (ahí el cliente pagaba triple), esas cosas. Algunas fantasías eran más elaboradas, tal vez más repugnantes, pero ella era una profesional y trataba a todos los clientes por igual, por extrañas que fueran sus peticiones. Se sentía orgullosa de que quedaran contentos. Sentía la satisfacción del trabajo bien hecho cuando escuchaba sus orgasmos al otro lado de la línea. Su jefe le había dado hacía poco una paga de productividad porque se había enterado de que había recibido ofertas de la competencia y no estaba dispuesto a perderla, estaba claro. Se le daba bien susurrar y decir obscenidades sincopadas al teléfono, conseguía darle el tono justo de procacidad a sus palabras y tenía la suficiente intuición para saber el trato que necesitaba cada uno. Podía comportarse como una chica inocente, necesitada de magisterio, como una mujer segura de sí misma que pedía lo que le apetecía o bien como toda una experta, como una dómina, como el cliente realmente deseara, aunque no se atreviera a pedírselo a su esposa o ni tan siquiera a reconocérselo a sí mismo. Estaba dotada para ello.
Cariño, tenemos que hablar -dijo su marido después de dejar el abrigo en el perchero de la entrada-. Hace tiempo que necesito hablar contigo y no encuentro nunca el momento -continuó-. ¿No me quieres ya? Hace más de seis meses que no hacemos el amor y no entiendo por qué. ¿Ya no te excito? ¿Sales con otro hombre? ¿Qué nos está pasando?
viernes, noviembre 23, 2007
Familia
De todas maneras, ser querido siempre ha sido muy importante para mí porque tuve la mala suerte de nacer en una familia poco afectiva, sobria incluso para lo habitual en Centroeuropa. Es cierto que, si lo pienso, detesto el besuqueo y la gestualidad mediterránea de esas grandísimas familias de tías que acarician y pellizcan y chillan de satisfacción cuando pueden acunar a un niño nuevo del clan. Si soy sincero, los mediterráneos me parecen un poco grasientos, como si estuvieran siempre poco limpios, y además muchos de ellos huelen permanentemente a ajo. A veces me pregunto cómo es posible que los griegos, que inventaron la filosofía y sin los cuales no hubiera sido posible la cultura occidental sean tan parecidos a los árabes de la orilla contraria, y tan parecidos a los judíos. Pero me estoy yendo por las ramas, estaba diciendo que siempre he echado de menos la vida familiar. Incluso cuando intenté dedicarme a la pintura y me imaginaba a mí mismo triunfando en las galerías de París, en realidad siempre quise creer que habría alguien esperándome en casa: la vida familiar, feliz y anónima de cualquier vienés de cultura alemana. Pero los galeristas nunca confiaron en mi talento, nunca me dieron la oportunidad de ganarme la vida con la pintura. Cuando se tienen diecinueve años y te niegan la posibilidad de dedicarte a lo que consideras tu destino es posible que sufras un golpe irreparable. Yo, mirando las cosas con perspectiva, creo que lo superé bastante bien. Si bien es cierto que durante un tiempo estuve rabioso con la injusticia del mundo y creo que esa rabia, ahora puedo verlo claro, me hizo interesarme por la política. Es posible que, en realidad, yo sólo quisiera obtener mediante la política el público que esperaba haber congregado ante mis obras de arte, no lo sé. En cualquier caso, los alemanes hemos sufrido demasiado a lo largo de la historia y ya era hora de que alguien lo gritara bien alto, ya era hora de protestar por el injusto trato que las potencias occidentales nos habían dado después de la guerra, ya era hora de levantarse con la frente bien alta, dejar de humillar la cerviz, dejar las reverencias ante la industria inglesa. Quizá se trató tan solo de que fui capaz de sintonizar con el sentimiento nacional y los que escuchaban mis charlas se sentían identificados con lo que exigía y predicaba: que Alemania se levantara de nuevo con orgullo, que se convirtiera de nuevo en el gran país que siempre hemos sido.
A la gente le gustaba lo que yo decía, y sobre todo, le gustaba cómo lo decía, me di cuenta rápidamente de eso, de que yo tenía algo que era capaz de enfervorizar a cualquiera, de que yo tenía algo en la voz. Lo demás es historia y todo el mundo la conoce. Pero yo nunca he querido demasiadas cosas en la vida. Nunca. A pesar de todo lo que ha pasado, yo sólo quería una vida familiar normal con las satisfacciones y trabajos propios de cualquiera. Aquí en mi bunker berlinés, mientras ya contemplo la vida con cierta nostalgia, al fin conozco al hombre que habita bajo el uniforme.
lunes, noviembre 19, 2007
Reflejos
Entonces se pregunta lo que pensarán en ese momento los millones de personas que están despertándose. En ese mismo instante, se estarán deshilachando los sueños de miles, y en el instante siguiente de otros miles, miles acariciarán a la persona con la que comparten la cama, o se despertarán sonriendo porque uno de sus hijos se ha metido en ella. Muchos otros, por su parte, lamentarán haber despertado porque saben que les espera un día de trabajo y de preocupaciones, porque últimamente el hijo no hace más que vagabundear con esos amigos que se ha echado y que lo van a llevar por mal camino, porque no saben cómo van a conseguir pagar la hipoteca este mes, porque ella o él se fueron y la soledad es lo primero en lo que se piensa cuando uno se despierta sin compañía en la cama. Pero casi nadie se demorará en la cama para un encuentro sexual. Los amaneceres de los días laborables no tienen sexo porque casi nadie está dispuesto a arañar media hora al sueño para empezar el día entre caricias.
Mientras toma el café, leyendo los titulares de la prensa, en esa tregua que se concede a diario antes de sumergirse en el trabajo, piensa en todo eso y más tarde lo olvida al dejarse llevar por las prisas diarias de cualquier oficina.
Al día siguiente insiste: es bonito, se dice, es bonito el amanecer desde aquí.
jueves, noviembre 15, 2007
Empecinamiento
Los aparatos digitales de X fueron los testigos mudos de su empecinamiento contra la desaparición. Algo viejo como el mundo. Houellebecq en su novela "La posibilidad de una isla" ya había imaginado una solución parecida. En ella la humanidad había conseguido perfeccionar la clonación pero no la transferencia de conciencia, con lo que cada uno de los seres clonados que nacían debía aprender quién fue su antecesor a través de una "historia de vida" que novelaba la vida original de aquellos genes. "Yo, como tú, no quiero morir. Eso es todo" decía uno de los personajes. X (aunque fuera de forma inconsciente, aunque no fuera capaz de reconocérselo ni a sí mismo, creo) esperaba algo parecido a lo inventado por Houellebecq: la inmortalidad. Aunque fuera coja.
Y ahora estoy aquí, dondequiera que sea eso. Mis datos se encarnaron . Y así, yo, X, alguien que tiene recuerdos en forma de películas de vídeo, resurgí de toda aquella información almacenada. Ahora soy una conciencia sin cuerpo que se mueve por la red y echo tanto de menos el amor que todos los días me lamento de estar aquí. Pero así son las cosas. Probablemente, en mi otra vida debería haberlo pensado mejor.
Ahora ya es tarde.
miércoles, noviembre 14, 2007
Levantarse
El calor del sol en la piel en un día perfecto de playa; el paseo que damos atentos a lo que vemos; la antigua catedral de Madrid, San Francisco el Grande, iluminada al atardecer; el empedrado antiguo de las calles; el placer del estudio; el viento en la cara, con la intensidad justa para no molestar; el cielo azul metálico de invierno; el cigarrillo después del sexo; el sexo, con toda esa piel y esa saliva; la música; la vuelta a casa de los viajes; la literatura; los museos; los cafés agradables con sillas de madera en los que charlar interminablemente con los amigos; una buena carcajada contagiosa; la textura del jamón ibérico en la boca; los atardeceres en avión; los horizontes verdes; sentir el cuerpo cuando hacemos deporte; una cerveza helada en un día caluroso; un vino tinto de crianza con el toque justo de sabor a fruta; la extraña armonía de las cosas minúsculas; los insectos, esos ejemplos de ingeniería orgánica; una película en la que los diálogos merezcan la pena.
A veces caemos. Pero existen motivos para volver a levantarnos. Quién dijo miedo.jueves, noviembre 08, 2007
Placa
El traje de corte inglés le quedaba como un guante, los zapatos quizá fueran demasiado puntiagudos, pero la cabeza afeitada y la cultura francófila le hacían parecer elegante. De maneras afectadas, en otras épocas de la historia hubiera tenido que soportar bromas sobre su condición sexual. No en esta, por fortuna. Una barriguita, más llamativa de lo normal en alguien tan delgado, indicaba abandono en su programa de ejercicios de pilates. Pese a todo, estaba en forma para alguien que estaba más próximo a los cuarenta que a los treinta.
No despertaba muchas simpatías, eso era cierto. Llegaba al trabajo, se colocaba los auriculares y no hablaba con nadie. Para él, interesarse por la vida de alguno de sus compañeros era una muestra de debilidad. Sin embargo, sí que le importaba conocer el nombre de los directivos. Por eso había dedicado casi un día a copiar a mano el organigrama de la empresa y así aprenderse de memoria los nombres. Así podía fingir una experiencia en la compañía que no tenía. Podía aparecer como alguien con trayectoria y no como el amigo del jefe, compañero de la facultad. Ahora que había encontrado su oportunidad no iba a dejarla pasar. Él no estaba allí para hacer amigos sino para hacer carrera.
No podía descuidarse ni un momento, en cualquier instante alguien podía clavarle un puñal por la espalda: hacer el comentario adecuado en el momento adecuado, conseguir la mirada aprobatoria de los jefes que, en realidad, se merecía él. Estaba rodeado de hienas. Veía el mundo a través de su ambición y, como el lujurioso que cree que todo el mundo está siempre juzgando qué tal polvo tendrán los demás, no veía nada más que competidores. Gente que estaba allí para arrebatarle lo que le correspondía.
Uno de los días en los se quedó a trabajar para preparar una reunión, un coágulo decidió recorrer los casi
Al día siguiente, en la oficina no trabajaron. Todos estaban afectados y se dedicaron a intercambiar comentarios sobre la futilidad de las preocupaciones laborales ante los verdaderos problemas de la vida. En una semana, todos volvieron al ritmo de trabajo habitual. Como recuerdo de su labor en el grupo, compraron una placa conmemorativa que fijaron en la pared del vestíbulo. La descolgaron después de que los cuatro últimos contratados protestaran por el ambiente que aquel recuerdo creaba en la oficina.
viernes, noviembre 02, 2007
Ray
Si prestaba la suficiente atención y cerraba los ojos podía oír el sonido que hacían las lombrices excavando la tierra. No se lo había dicho a nadie, claro. Desde la última vez no hablaba mucho de las secuelas porque, tal y como había notado, la gente empezaba a mirarlo con temor. Como si fuera alguien que hubiera escuchado la palabra divina, como a un iluminado o a un elegido. Y eso a él no le gustaba nada. Hubiera preferido no verse señalado, no verse destacado entre sus vecinos. El hubiera querido seguir siendo un hombre anónimo, un vecino normal de los que saludan por la mañana y procura llevarse bien con sus paisanos. Pero el azar o el destino o lo que quiera que se encargue de elegir las víctimas de las desgracias lo había señalado a él.
En el pueblo había mucha gente como él (Ray Sullivan, encantado señor) con el pelo cano y las manos callosas y duras por el trabajo, con la misma cara de intemperie. Para algo era guarda forestal. Pero no conocía a nadie que hubiera sobrevivido a siete rayos. No creía que hubiera nadie más en el mundo que pudiera decir lo mismo, que hubiera tenido esa suerte. Siete rayos y ni un rasguño, tan sólo esa capacidad auditiva por encima de lo normal.
Claro que cuando oyó a su hija concertar una cita secreta con una chica gay neoyorquina recien llegada al pueblo y a su mejor amigo alardear de haberse acostado con su mujer (Dios la tenga en su gloria) veinte años antes, empezó a preguntarse si haber sobrevivido al último rayo era realmente una suerte.
miércoles, octubre 31, 2007
Madrid
Frase extraída de El País.
Si Madrid fuese un cuerpo humano y las carreteras las arterias, ¿donde estaría el corazón?, ¿y el estómago con su ácido clorhídrico?, ¿y la corteza cerebral? Si Madrid fuese un cuerpo humano, a mí me gustaría vivir en los ligamentos cruzados de la rodilla. No sé por qué pero me da la impresión de que sería un lugar lleno de glamour, en el que podría tener el mismo coche que cualquier constructor y compatir amante (sin saberlo, claro) con un narcotraficante. O en el sistema nervioso periférico, en alguno de esos tumores que están avanzando poco a poco hacia la médula espinal. En Seseña, por ejemplo, en la urbanización de Francisco Hernando, alias "Paco el Pocero", ese prócer.
lunes, octubre 29, 2007
Olvido
He leído muchas veces que todos somos únicos e irrepetibles. Que ninguno de nosotros es exactamente igual a otro. Que todos tenemos una estrella en nuestro interior que luce de forma solitaria en el cielo. Lo he leído muchas veces y no me convence. Esa necesidad humana de considerarse único sólo tiene que ver que nuestra conciencia de vivir muriendo. Todos sabemos cuál es el final del camino, el mojón a partir del cual ya no habrá más derecha e izquierda, el final. Y aunque no alcanzamos el final hasta que lo hacemos, todos sabemos que está ahí y no conocemos a nadie que haya conseguido evitar lo inevitable (la vieja, la guadaña, la túnica, el miedo y el olvido).
Tal y como dice Savater en su último ensayo, lo que realmente no soportamos no es morir sino que nadie nos tenga en cuenta, que nadie se ocupe de nosotros como personas individuales, no tanto que Dios no exista como que no seamos importantes para él. ¿Qué diferencia existe entre un Dios ajeno, infinitamente lejano e inaccesible y no tener ninguno? ¿por qué existen religiones que se preocupan especialmente de los árboles genealógicos? ¿por qué sectas aparentemente desquiciadas, que hablan de naves extraterrestres que vendrán a rescatarnos, consiguen tantos adeptos? Porque ponen a los fieles en una lista. Una lista de los candidatos a ser salvados, una lista con nombres y apellidos que individualiza a cada uno de sus miembros aunque sea en un porvenir tan lejano que acabe por no suceder.
Pero el tiempo se va acumulando como los sedimentos en los meandros de los ríos y a medida que lo hace empieza a convencernos de lo contrario. Todos somos repeticiones de historias anteriores, y así la originalidad buscada de los adolescentes, las conversaciones de los jóvenes sobre su futuro profesional y sentimental, las hipotecas y los precios de los pisos, los niños y la falta de sueño, a veces las rupturas sentimentales, los colegios y la vuelta a la casa vacía son temas de conversación y preocupaciones que se repiten de una generación a otra con una precisión sorprendente. El curso del mundo no nos tiene en cuenta.
martes, octubre 23, 2007
Veinte minutos
¿Cómo rellenar veinte minutos de tiempo desocupado? Escribiendo un microrrelato, claro. Inventando una historia mínima en la que en el primer párrafo se introduzca el tema con cierta concisión, se retuerza en el segundo y se acabe con un giro que provoque el asombro, la sonrisa o cualquier otra emoción imprevista. Esa es la técnica.
Un microrrelato no es el lugar apropiado para grandes alardes, ni para profundidades psicológicas porque no hay espacio y sobre todo, porque no hay tiempo. En mi caso ya he consumido quince minutos en escribir hasta aquí y la presión de tiempo que me queda me impele a acabar de una buena vez. Ya está bien, hombre. Me vienen centenares de ideas a la cabeza, que conste. Centenares. Pero como ya sólo me quedan unos miserables cuatro minutos utilizaré una cita de Oscar Wilde: “El ingenio es la bisutería del talento”.
lunes, octubre 22, 2007
Fotografías
El tiempo detenido en esas escenas tan corrientes me hizo sonreir a pesar de que los protagonistas fueran alemanes. Afortunadamente, perdieron la guerra, y aunque setenta años pidiendo perdón no sean suficientes -ni lo serían doscientos ni el perdón pueda arreglar nada-, les honra haber estado dispuestos a cargar con esa culpa. Entonces era entonces y hoy es hoy.
Amables escenas de gente sonriendo confiada a la cámara, con señoritas intercambiando confidencias; grupos escuchando con arrobo la música del acordeón, una fila de tumbonas en las que dormitan hombres y mujeres tapados con mantas a cuadros, un oficial con aspecto marcial, humanizado instantáneamente al ser capturado decorando un árbol de Navidad.
Pero la inscripción del álbum era: Auschwitz, 21-06-1944. Las fotografías, amables hasta un instante antes de conocer ese dato, humanizadoras del ejército perdedor, confirmadoras de que nadie sabe qué podría llegar a hacer en una situación extrema como una guerra son, en realidad, las alegres fotografías privadas del álbum de un verdugo. Un verdugo que estuvo en Auschwitz justo cuando el campo se hallaba en su máximo pico de producción de gases y cenizas.
Ah, esos confiados y alegres muchachos.
Fotografías
viernes, octubre 19, 2007
Cerdos
Yo estuve en una matanza hace unos años y la imagen de una anciana vestida de negro, limpiando las tripas que más tarde embucharía de carne, sangre, grasa, cebolla y especias para hacer las morcillas, con sus manos nudosas, vestida de negro y llamando amo al dueño de los animales que se sacrificaban no se me olvida. A pesar de que los animales sabían que iban a morir y del corto borboteo de sus estertores aquello no me pareció desagradable ni irrespetuoso. El cuchillo afilado y corto en la yugular, el plato (el de Barceló) que recoge la sangre, el fuego que quema sus cerdas, el raspado de su piel, el matarife y su destreza en el despiece, todo ello me pareció una celebración de la vida. Todos estamos unidos a la tierra más de lo que reconocemos, a pesar de vivir en cubos de cristal y de ver las boqueadas de los castaños de Indias, casi asfixiados por el humo de los coches.
Ayer, sin embargo, mientras caminaba por mi ciudad (por una de ellas), vi algo que me ha inquietado de una manera extraña. Al cruzar
Me gustaría preguntarle a Barceló.
martes, octubre 16, 2007
Precisión
Si estuviéramos en los años veinte, propondría la firma de un manifiesto a todos los lectores de este blog que estén interesados en la belleza de la tecnología. Neofuturismo podríamos llamar a nuestro movimiento literario. Aunque Vicente Luís Mora tiene otra denominación para la literatura que se ocupa de esas cosas: literatura pangeica.
¿Qué opinan ustedes?
lunes, octubre 15, 2007
Cielo
Es un mendigo, dijeron, perdió a su mujer en un accidente hace algún tiempo y se volvió loco. Se dejo ir. Su cordura acabó por desmoronarse. Se olvidó de luchar por mantener la cabeza centrada y ahora escribe cosas ininteligibles en los papeles que encuentra por la calle. Papeles que hablan de las formaciones de los pájaros en los cielos de la ciudad y de sociedades secretas de hombres muy poderosos que dominan el mundo y el destino de todos nosotros.
Puede reventar una bombona de butano, o bien desprenderse una estantería llena de libros de arte sobre la cabeza del que está debajo, la colilla de un cigarrillo mal apagado puede prender la colcha de algodón cien por cien natural, unos niños de la casa vecina pueden disparar accidentalmente la pistola de su padre policía, la bañera puede hacerte resbalar. Pueden ocurrir muchas cosas dentro de cuatro paredes. Es mucho mejor estar al aire libre.
jueves, octubre 11, 2007
Ítaca
Si vas a emprender el viaje hacia Ítaca,
pide que tu camino sea largo,
rico en experiencias, en conocimiento.
A Lestrigones y a Cíclopes,
o al airado Poseidón nunca temas,
no hallarás tales seres en tu ruta
si alto es tu pensamiento y limpia
la emoción de tu espíritu y tu cuerpo.
A Lestrigones ni a Cíclopes,
ni al fiero Poseidón hallarás nunca,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no es tu alma quien ante ti los pone.
Pide que tu camino sea largo.
Que numerosas sean las mañanas de verano
en que con placer, felizmente
arribes a bahías nunca vistas;
detente en los emporios de Fenicia
y adquiere hermosas mercancías,
madreperla y coral, y ámbar y ébano,
perfumes deliciosos y diversos,
cuanto puedas invierte en voluptuosos y delicados perfumes;
visita muchas ciudades de Egipto
y con avidez aprende de sus sabios.
Ten siempre a Ítaca en la memoria.
Llegar allí es tu meta.
Mas no apresures el viaje.
Mejor que se extienda largos años;
y en tu vejez arribes a la isla
con cuanto hayas ganado en el camino,
sin esperar que Ítaca te enriquezca.
Ítaca te regaló un hermoso viaje.
Sin ella el camino no hubieras emprendido.
Mas ninguna otra cosa puede darte.
Aunque pobre la encuentres, no te engañará Ítaca.
Rico en saber y en vida, como has vuelto,
comprendes ya qué significan las Ítacas.
miércoles, octubre 03, 2007
Divertimento
Ahora se pregunta que pasará a continuación. Hasta ahora sólo ha hecho lo que le han ordenado. Así que se levanta (rápidamente, como si algo le hubiera sobresaltado) pensando que hubiera preferido levantarse con tranquilidad. Sabe que no puede quejarse porque esas son las reglas y él no es nadie (nunca ha sido nadie, en realidad) para oponerse. Camina en círculos, como si estuviera nervioso por algo y entonces recuerda la maldición del mendigo, y aquello (porque así está escrito) no le provoca la más mínima preocupación. Recuerda vagamente (vagamente, por si no quedaba claro) que tiene obligaciones con las que cumplir. Mira por el ventanal de su despacho y ante sus ojos se despliega el centro de una gran ciudad, con sus tejados antiguos que la hacen parecer un pueblo pequeño. No entiende muy bien qué está haciendo aquí.
Nosotros tampoco. Yo sólo pretendo divertirme un poco a su costa. Por eso hago que se retire de la ventana, que agarre la butaca de su despacho, que rompa el cristal después de golpearlo varias veces con mucha fuerza y que se arroje al vacío. Y lo hago porque el mendigo del comienzo me cae mucho mejor y no quiero que su profecía deje de cumplirse. Que se joda.
viernes, septiembre 28, 2007
Triunfo
Pero mientras dura... ¡Ay mientras dura!
lunes, septiembre 17, 2007
Barbate
El mar sólo devuelve a tres. La tierra los acogerá. El resto sigue en el fondo mirándolo todo con los ojos muy abiertos. Sus familias piden a Dios y a los hombres que se recuperen los cuerpos porque no es allí donde deben estar. Los cuerpos deben descansar al fin en tierra firme. Es lo justo. Es el trato secular. Así debe ser.
Las lágrimas de los familiares son las mismas que aparecen una y otra vez desde el principio de los tiempos en los ojos de los vivos. Las lágrimas de los familiares son tan antiguas que apenas tienen sal, tantas veces como han salido de los ojos que se han quedado en la orilla esperando el regreso.
miércoles, septiembre 12, 2007
Responsabilidad
Quiero rendir un homenaje a todos esos que cargan con una responsabilidad que no han pedido, a todos esos que no pierden la esperanza porque saben que no pueden permitírselo, a todos esos que tienen que luchar con la pena negra todos los días.
Ganen o pierdan. Lo consigan o no. Porque la cuestión es pelearlo y lo demás no depende de ellos y sólo por eso ya son dignos de admiración. Y ellos lo saben. Y si no lo saben, deberían saberlo.
sábado, septiembre 08, 2007
Cosmogonía
Desde entonces siempre miramos con precaución a los luminosos, a los que tienen menos sombra, porque sospechamos que son seres engendrados antes del principio de todo.
miércoles, septiembre 05, 2007
Llaga (homenaje)
A veces alguna mujer me ha besado. A veces he notado la humedad de una boca próxima. No muchas veces, eso es cierto, pero sí de vez en cuando. Hasta él, con toda esa misantropía que tenía, tuvo a alguien que lo acompañó a la hora de morir. Hasta él tuvo cuatro mujeres en su vida, cuatro mujeres que le tomaron la mano y a quienes no les importó el tamaño de sus orejas ni su cara de infelicidad.
Generalmente, estoy bastante reseca debido a su costumbre de frotarme mientras piensa en el mejor modo de acabar un frase pero no me importa porque esa manía me hace sentirme un poco responsable de su obra. De algún modo, puedo considerarme una ayuda para su inspiración. Me acaricia suavemente en círculos una y otra vez y, a continuación escribe. Creo que, de un forma inconsciente, si no estuviera ahí me echaría de menos.
Me hubiera gustado ser una de las llagas de Cristo o, al menos, la llaga purulenta de algún mártir que hubiera sufrido alguna tortura imaginativa pero me he tenido que conformar con esto. Yo creo que no está mal. A mí El proceso me gusta bastante.
lunes, septiembre 03, 2007
Aldana
en la lucha de amor juntos, trabados,
con lenguas, brazos, pies y encadenados
cual vid que entre el jazmín se va enredando
y que el vital aliento ambos tomando
en nuestros labios, de chupar cansados,
en medio a tanto bien somos forzados
llorar y sospirar de cuando en cuando?
Amor, mi Filis bella, que allá dentro
nuestras almas juntó, quiere en su fragua
los cuerpos ajuntar también, tan fuerte
que no pudiendo, como esponja el agua,
pasar del alma al dulce amado centro,
llora el velo mortal su avara suerte.
Francisco de Aldana, el divino capitán, a mediados del siglo XVI.
viernes, agosto 31, 2007
Examen (homenaje)
Todos los días cuando llega a casa, se sienta en la oscuridad en su sillón preferido, pone música muy bajita e imitando las antiguas enseñanzas de los jesuitas que animaban a realizar un examen de conciencia a diario a la hora de dormir, piensa muy concentrado en si ha conseguido pasar otro día sin ser un traidor, un cabrón, un despreciable hijo de puta, un mentiroso, un arrogante o un mal amigo.
A veces piensa que sí y a veces piensa que no pero lo que más desconcertante le resulta es que ha advertido que últimamente, en muchas ocasiones, no sabe decidirse por una cosa o por otra. Es más, últimamente tampoco se atreve a cuestionar demasiado el comportamiento de los demás porque piensa que quizá él no es mejor que muchos, que quizá en las mismas circunstancias el (¿quién sabe?) hubiera hecho lo mismo que lo que los demás critican, que quizá (que seguramente) él no sea ningún modelo a seguir, que recordar a los demás sus flaquezas se parece bastante al pavoneo, que la vanidad es pecado.
Últimamente pronuncia las palabras mágicas: Ego te absolvo sin sentirse seguro de que sirvan para nada y eso lo tortura. Dios ha desaparecido de su vida en silencio y a menudo duda de que haya llegado a estar ahí en algún momento.
martes, agosto 28, 2007
Concurso
Tal y como decían en un programa infantil de hace décadas: "solo no puedes, con amigos sí".
Os pido ayuda porque estoy buscando una palabra que no encuentro. Una palabra que guarde con el olfato la misma relación que chapoteo con el oído y tibio y húmedo con el tacto. Y que además describa la sensación de asfixia que uno tiene en la selva tropical donde el calor y la humedad apenas dejan respirar.
Gracias.
jueves, agosto 23, 2007
Momento de sol
Recordaba con claridad un solitario rayo de sol entrando oblicuo por un agujero de la ventana, las partículas de polvo flotando ingrávidas en el haz de luz. Recordaba haber mirado hacia su rincón preferido de aquella casa: una esquina con una estantería de madera envejecida cubierta de libros y recuerdos y haber pensado que sería la última vez que miraría su propia casa de ese modo.
A ella los recuerdos le funcionaban de esa manera, como si en un momento trascendental de la vida, no pudiera ocuparse más que de los detalles, los estúpidos detalles. Una y otra vez veía aquel rayo de sol, con las partículas doradas en su interior avanzando desde la ventana en línea recta e iluminado un minúsculo polígono irregular en el suelo.
No era posible lo que estaba pasando, no era posible que su vida se vaporizara con esa facilidad, como si sus esperanzas y su futuro fueran tan poco reales como el dinero de la bolsa, un dinero que desaparecía sin que nadie supiera donde iba cuando todo el mundo se ponía de acuerdo en tener un ataque de pánico y vendía y vendía y vendía hasta que las acciones no valían nada. ¿Adónde iba todo ese dinero? Miles de millones de euros volatilizados en un momento. Nunca lo había entendido, sabía cómo funcionaba la bolsa –por algo se dedicaba a ello– pero si lo pensaba de verdad, no lo comprendía. Suponía que se trataría de algo parecido a las matemáticas o a la física de partículas. Sus estudiosos podrían proponer modelos que explicaran de alguna manera el comportamiento de esos sistemas, pero ¿qué eran? ¿qué eran en sí?
Otra vez el rayo de sol y otra vez el polvo y otra vez esta sensación de que en cualquier momento voy a desaparecer engullida por el suelo y atravesaré todas las plantas de la casa una tras otra hasta destrozar mis huesos con el suelo, pobres huesos fragmentados y astillados, clavados a mi cuerpo, fuera de su sitio.
Y lo imagino moviendo la boca y explicándolo todo, explicándolo como si fuera posible ofrecer una justificación a esta sacudida. ¿Qué dice? ¿de qué habla? No lo sé, no lo entiendo. No sé de qué habla, yo sólo sé que a partir de este momento todo ha cambiado y en que ya estaba organizando las vacaciones de verano y ahora esto. No entiendo nada. No entiendo de qué habla. Unas vacaciones fantásticas con playas de arena blanca y el mar turquesa y palmeras con cocoteros y un hotel para descansar de verdad sin tener que preocuparse lo más mínimo por nada, sólo la pereza de estar en una playa y disfrutar del sol en la piel y del sexo a mediodía. De qué coño está hablando.
Y el rayo de luz sigue entrando por la ventana, sigue su trayectoria recta, sigue bruñendo el suelo de madera gastada. ¿De qué está hablando?
miércoles, agosto 22, 2007
Matemáticas
En un lejano poblado de un antiguo emirato había un barbero llamado As-Samet diestro en afeitar cabezas y barbas, maestro en escamondar sanguijuelas. Un día el emir se dio cuenta de la falta de barberos en el emirato, y ordenó que los barberos sólo afeitaran a aquellas personas que no pudieran hacerlo por sí mismas (todas las personas debían ser afeitadas por el barbero o por ellas mismas). Cierto día el emir llamó a As-Samet para que lo afeitara y él le contó sus angustias:
- -- En mi pueblo soy el único barbero. Si me afeito, entonces puedo afeitarme por mí mismo, por lo tanto no debería de afeitarme el barbero de mi pueblo ¡que soy yo! Pero si por el contrario, no me afeito, entonces algún barbero me debe afeitar ¡pero yo soy el único barbero de allí!
El emir pensó que sus pensamientos eran tan profundos, que lo premió con la mano de la más virtuosa de sus hijas. Así, el barbero As-Samet vivió por siempre feliz.
Lo que viene a afirmar el matemático es que la presunción de que las matemáticas conseguirían demostrarlo todo, tan común en el siglo anterior, es falsa. Es más, lo que viene a decir es que si como humanos inventáramos otro sistema formal mejor que las matemáticas, ese nuevo sistema tampoco lo conseguiría.
Además, las últimas investigaciones sobre el comportamiento del cerebro animal ante los grupos de cosas (el instinto de numerosidad tal y como lo llama Javier Sampedro en uno de sus artículos sobre ciencia de este verano) han comprobado que ese instinto existe en monos, delfines, leones, perros y muchos tipos de pájaros. En todos estos animales existen zonas de la corteza cerebral cuya actividad aumenta de forma proporcional al número de cosas que contemplan. Es decir, todos estos animales cuentan de forma instintiva hasta 30 (el umbral a partir del cual ya no se puede estimar con exactitud el número a simple vista). Los humanos somos animales con un instinto numérico mejorado con la evolución.
La realidad, algo que ya afirmaba Kant y confirmaba Schopenhauer, no es conocible en sí misma; la materia visible del universo es sólo el 4% de todo lo existente; la pregunta ¿qué había antes del Big Bang? no tiene sentido porque el tiempo surge en el mismo momento de la explosión; cuando contemplamos con un telecospio a gran distancia estamos contemplando cosas que sucedieron hace mucho tiempo...
Mamáaaaaa.
lunes, agosto 20, 2007
Comprobaciones
A continuación se sienta en el ordenador y pulsa repetidamente el botón "Revisar correo" de su correo web pero nunca hay nada salvo cuando encuentra un anuncio de alargamiento de pene o de viagra falsa. A veces también aparecen los correos automáticos que los servidores envían a los que están suscritos a una lista.
Cuando se cansa de que el ordenador parezca reirse de él, mira el móvil esperando que el pequeño icono con un sobrecito que indica que tiene un mensaje se ilumine, pero cuando suena el mensaje y se ilusiona (siempre se ilusiona) resulta ser publicidad de la compañía de móviles con la que tiene contrato.
Entonces abre el messenger y espera un rato que alguno de sus contactos se conecte. No es normal que todos aparezcan siempre desconectados y que no consiga hablar nunca con ninguno de ellos. Con todo el tiempo que pasa en Internet no es normal, no.
Menos mal que es miércoles y esta noche dan su serie favorita en televisión. De todas maneras, casi es mejor no hablar con nadie porque tiene que trabajar. Mañana esperan una de sus famosas hojas de cálculo llena de cifras y gráficos dinámicos. Como analista de datos, es uno de los mejores. Cincuenta compañeros en el departamento y él es el único que ha conseguido la felicitación del coordinador dos veces en un mismo año.
viernes, agosto 17, 2007
Maldición
Según Montemayor, la historia del primero se narra en el Himno a Afrodita, uno de los más bellos poemas del compendio conocido como Himnos Homéricos. Ahí Afrodita ilustra con el amor de
Ovidio narró la historia de
jueves, agosto 16, 2007
Tacones
Pero sus tacones resonaron en mi tienda un día y sus caderas se convirtieron en mi única obsesión. Sus caderas, sus piernas, su piel y su cuerpo. Sólo quiero morder su nuca. Sólo quiero bebérmela. Todos los días que me quedan seré suyo y podrá hacer conmigo lo que quiera: utilizarme, despreciarme, traicionarme y abofetearme si le apetece. Yo sólo quiero tener el privilegio de poder ofrendarle mi cuerpo y mi sangre. Desde que la olí, sé cuál es mi destino y mi misión en la vida: ser su esclavo.
martes, agosto 14, 2007
Casualidad
Imagínate que caminas por la calle tranquilamente, esquivando mierdas de perro y coches, sorteando a parejas de ancianos, porque vas a una librería: uno de tus sitios preferidos para dejar pasar el tiempo. Y allí descubres el relato de un autor con un título sorprendentemente parecido al tuyo, como, por ejemplo, no sé... La extraña sonrisa fúnebre y claro, no te queda más remedio que comprobar si, de alguna extraña manera, tiene algo que ver con el cuento que has escrito, el cuento que ha conseguido hacerte sentir como un escritor, aunque seas un escritor que solo acierte una vez. Es irresistible la tentación de leer de qué va el libro en la contraportada, y entonces es cuando descubres que el volumen que tienes entre las manos es una recopilación de cuentos escritos por el autor en diferentes momentos de su vida y que La extraña sonrisa fúnebre es el título de un relato corto, casi un microrrelato, que se publicó en New Yorker y que consiguió que el autor empezara a ser reconocido en los ambientes literarios de la ciudad. Después de eso, no te queda más remedio que leer el relato, no existe la posibilidad de no hacerlo, es algo ajeno a tu voluntad; podrías olvidarlo, podrías pensar que es una casualidad, que la vida está llena de casualidades, que realmente no tienes por qué pararte allí en medio de la librería y leerlo con prisa, pero sabes que la decisión está tomada de antemano. No hay posibilidad de huir de él. Si lo haces, te perseguirá para siempre, sin descanso; será una idea que nunca te dejará tranquilo, se convertirá en una obsesión. No puedes evitarlo.
Y poco a poco, la sorpresa por el descubrimiento de un relato con un título tan parecido al que has escrito da paso a la incredulidad y a la preocupación cuando descubres que el relato que acabas de encontrar, y que pertenece a un escritor norteamericano semidesconocido, musa de malditos y marginales, es tan parecido al tuyo que estás seguro de que un juez siempre dictaría a favor del autor en caso de que un muerto, encontrado en una cuneta con una sobredosis, pudiera denunciarte por plagio. Y piensas que quizá él no pueda hacerlo, pero que los que en ese momento sean sus herederos, siempre que un autor yonki y maldito los hubiera tenido, o la editorial que posea los derechos, sí que lo harán. Sin dudarlo y sin compasión. Con las cosas de comer no se juega.
Y ahora imagínate la cara que se te quedaría intentando convencer a alguien de que tú no conocías al autor, que nunca habías oído hablar de él, que ha sido una puñetera casualidad escribir un relato que en realidad es una necrológica sarcástica, una necrológica preñada de humor negro en la que el supuesto personaje que estaba siendo ensalzado acaba convertido en alguien sin escrúpulos, en alguien sin alma, alguien reflejo de la sociedad materialista y sin conciencia en la que vivimos.
Imaginas todo eso y comprendes, cuando piensas en la cara del juez escuchándote, que tu carrera literaria ha acabado antes de empezar y que nunca serás el escritor que sueñas. La casualidad te ha jodido la vida, qué le vamos a hacer.
lunes, agosto 13, 2007
Películas
Se ha repetido tanto que se ha convertido en un lugar común pero no por eso es menos cierto: es la imaginación la que crea la memoria. Es imposible mantener un recuerdo sin modificaciones a lo largo del tiempo.
Los recuerdos no son películas en technicolor inmutables capaces de deslumbrar en el estreno con sus colores brillantes y su puesta en escena(todos los espectadores con la boca abierta mietras se abren con elegancia las cortinas que cubren la pantalla de ese cine añejo) sino más bien como pequeñas películas de super ocho, rodadas con la cámara al hombro de las que siempre estamos reescribiendo el guión. Siempre. Cassavetes contra Mankiewicz. Revisamos el texto una y otra vez, eliminamos tomas, encuadramos mejor otras, añadimos monólogos interiores, cambiamos el decorado, intentamos fijar las caras que parecen esfumarse (primero el contorno exacto de la cara, después la expresión, lo último nuestros sentimientos frente a los que llevaban aquellas caras) y volvemos a filmar una y otra vez sin descanso utilizando colores fríos o cálidos dependiendo de nuestro estado de ánimo.Muchas de esas películas están desvaneciéndose dulcemente en la filmoteca de nuestro cerebro hasta que una canción, un olor o un sabor mandan al conserje al almacén y después a la sala de proyección, previo paso por la sala donde los guionistas retocan la historia. Muchas cosas se habrán desvanecido. Otras, detalles más bien, aparecerán por primera vez.
Y a lo largo de nuestra vida, unimos esas pequeñas películas cambiantes (películas que se emiten sin descanso en los multicines de las afueras de nuestro cerebro), las clasificamos, las ordenamos temporalmente, les ponemos un título, las antologamos y las convertimos en parte de un proyecto mucho mayor que los estudios se niegan a financiar por exceso de metraje y falta de interés, un proyecto que siempre se denomina "Yo, una vida cualquiera". Siempre le tenemos un cariño especial a esa película pero a veces no nos queda más remedio que reconocer que sí, que igual tienen razón los estudios cuando se niegan a financiarla.
Por cierto, hoy en día casi nadie ve películas mudas, pero el director clásico que inventó el fundido en negro fue D.W. Griffith.
Por si no sabían quién inventó el final de todas las películas.
jueves, agosto 09, 2007
Espina
Y duele.
martes, agosto 07, 2007
Plumas
Es posible que un gato se canse de su dueño y que, al abandonarlo, ni siquiera se moleste en volver la vista. El mío me miró con aires de superioridad una buena mañana en la que yo no estaba seguro de querer seguir ocupándome de él y no lo he vuelto a ver. Sin embargo, de vez en cuando, entra en casa por las noches y escupe una bola de plumas y de pelo que me deja a los pies de la cama.
Yo también sigo queriéndolo.
viernes, agosto 03, 2007
Caligrama
En el centro de la ciudad últimamente aparecen extraños grafitis en forma de caligramas latinos. Tienen forma de espiral, como un antiguo disco de vinilo en el que los microsurcos fueran las palabras. Todos los dibujos contienen la palabra nihil en su centro.
Una provocación así no podía quedar sin respuesta, por lo que he recorrido incansable los diez kilómetros cuadrados de la ciudad que se pueden considerar casco histórico y he tomado fotos de alta definición de todas las pintadas. El grafitero sabe que estoy tras sus pasos porque, como en el cuento de Cortázar, siempre dejo una marca característica en la pared, para que sepa que lo estoy vigilando. Todos los miembros del departamento hacemos lo mismo. Es una especie de código entre los infractores y nosotros.
Persigo al grafitero para hacerle entender que las paredes de la ciudad no son un buen lugar para dibujar pensamientos poéticos en una lengua muerta, para hacerle entender que si persevera en sus caligramas, estará excitando la curiosidad de la gente. Y eso no es lo que queremos. En esta ciudad de cinco millones de personas, cualquier muestra de originalidad está penada. La originalidad suele ser un síntoma de algo mucho peor: el pensamiento. Y todos estamos de acuerdo en que ese no es el camino.
martes, julio 24, 2007
Rayos X
El hombre con rayos X en los ojos nunca había visto nada parecido. Aquella mujer no sólo tenía varios tornillos de titanio uniendo sus dos caderas e inmovilizando tres de sus vértebras lumbares sino que su mandíbula también era de metal. A sus ojos, más que una mujer, era una constelación brillante.
Ante aquel hallazgo todas sus obligaciones dejaron de tener importacia, así que la siguió y al ver como entraba en un minúsculo piso, se decidió a esperar con disimulo al otro lado de la calle. Cuando volvió a salir con una bolsa deportiva en el brazo, tuvo cuidado de que no se diera cuenta de su presencia en la acera de enfrente. Los tornillos se movían de una forma armónica, como si las operaciones no hubieran borrado del todo su elegancia natural, como si incluso el titanio hubiera tenido que acomodarse a la gracia que mostraba al caminar.
Esa fue la primera de las tardes que el hombre con rayos X en los ojos pasó observando emocionado a la mujer de titanio, viendo desde lejos como sus articulaciones artificiales se bamboleaban al caminar, una encantadora inclinación de los tornillos hacia la izquierda y más tarde a la derecha.
Cuando al fin se decidió a hablarle, ella se sorprendió mucho. Desde el accidente no la miraban demasiado, quizá por la cicatriz, pero se había acostumbrado a su vida y había dejado de necesitar las miradas de los demás. Pero ahora aquel hombre con aquellas gafas tan raras no sólo hablaba con ella sino que la traspasaba con los ojos y además, parecía extrañamente azorado. A la media hora de aceptar tomar con él un café, ya había decidido volver a verlo.
El sexo fue fantástico desde el principio. Al hombre con rayos X en los ojos le gustaba que ella se pusiera sus antiguos apoyos ortopédicos para las piernas a la hora de hacerlo. También le gustaba su corselete con refuerzos metálicos. A los seis meses, se casaron. Son felices. El amor no se presenta muy a menudo.viernes, julio 20, 2007
Plagio
No sé si me sorprende más el desconocimiento de un clásico por parte de los profesionales (poco, me sorprende poco) o bien la absurda vanidad del especialista, empeñado en demostrar que no es que su novela no tenga calidad sino más bien que la incompetencia de las editoriales la ha condenado al silencio.
En cualquier caso, creo que cada literatura pertenece a su propio tiempo y no creo que escribir como en el siglo XIX le ofrezca a nadie la posibilidad de publicar. Aunque fuera Jane Austen. O Clarín.
lunes, julio 02, 2007
Vacaciones
Escribiré desde allí (suponiendo que aún tenga algo que decir, claro; suponiendo que no lo haya dicho todo y mejor que yo Fernández Mallo en Nocilla Dream, el maldito)
Un abrazo a todos.
Me consta que aguantarán sin mí.
martes, junio 26, 2007
Contra la literatura
Sus amigos hace tiempo que están muertos o nunca estuvieron vivos. Su única preocupación es a quién dejar la biblioteca cuando él también se vaya. Se considera un tipo feliz aunque siga siendo virgen a los veintiocho años.
miércoles, junio 20, 2007
Pasión
quien tiene piloto automático a la muerte.
Construcción. Vicente Luís Mora.
miércoles, junio 13, 2007
Juan Ramón
Juan Ramón Jiménez. “Sueño”. De los manuscritos sin editar del Archivo Histórico Nacional.
“Oxidaciones, vejetaciones, gusaneras, jardines”: la vida abriéndose paso en las ruinas y la oxidación como prueba final de la inutilidad de nuestra arrogancia.
Fantástico mundo este en el que no existe el tiempo y puedes identificarte con las palabras escritas por un poeta muerto a finales de los cincuenta.
domingo, junio 10, 2007
Niño
Y aquí el niño se detiene inquieto. Porque todo el barrio sabe que en esa casa justo de ahí enfrente vive un señor bastante raro que está siempre en calzoncillos y bata y que no se afeita nunca. Cuando una vez Pedrín (su madre insiste en llamarle así pero todos nosotros nos reímos de él), envió el balón a su cerca, todos los demás nos quedamos paralizados. A nadie le apetecía lo más mínimo que el viejo gruñón le diera un grito y además, había sido Pedrín el que había enviado la pelota a su casa, que se buscara la vida, así que Pedrín fue para aquella casa y el viejo en bata le dio la pelota y le echó una maldición en un idioma muy raro, que sonaba fatal. Pero hoy hay un coche muy grande y negro, que está esperando en su puerta, y parece un coche de esos que salen en las pelis o en los vídeos musicales que son largos y cabe mucha gente dentro y de repente el viejo sale afeitado y llevando uno de esos trajes que lleva la gente importante en los bailes, un esmoquin me parece que se llama, y entonces el hombre que espera en la puerta del coche con un traje oscuro dice: “Pase, por favor, señor Ferlosio”.
viernes, junio 08, 2007
Sobre el tamaño
¿Es cierto lo que dice Marías de que le parece normal que los relatos cortos hayan florecido porque "claro, cuestan tan poco..."?
domingo, junio 03, 2007
Radio
En la radio una mujer preguntaba: “¿Lo has hecho?” y un hombre contestaba: “Sí”; entonces ella decía: “Supongo que sangró como un cerdo” y un hombre diferente respondía: “No, la que va a sangrar como un ternera abierta en canal vas a ser tú. Puta”.
Al principio se alarmó. Pero más tarde pensó que seguramente se trataría de algún serial radiofónico.Era una pena que la radio se llenara de basura como la tele. Al final iba a tener que apagarla.
martes, mayo 29, 2007
Secreto
Hay personas que tienen una piedra ardiendo en su interior. Les quema, les provoca un dolor sordo, inaudible, que les agota y les consume. A veces tienen una sonrisa resignada y sólo puede verse el dolor en sus ojos, pero en otros casos toda la cara se les ha convertido en la máscara griega de la tragedia; tanta expresión apesadumbrada ha acabado por conferir a sus arrugas la categoría de marco fotográfico. Y lo que se ve en la foto es la pena que tienen.
Hay otras que teniendo la misma piedra (porque todos tenemos una que va creciendo con el tiempo y las pérdidas: es inevitable) tienen una expresión dulce. Entran por la mañana en el trabajo, alegres de verdad y dando los buenos días. Siempre tienen una palabra amable y saben diferenciar lo importante de lo que no lo es. Sufren como todo el mundo, pero consiguen que las arrugas sean en esta ocasión las comillas que enmarcan su sonrisa.
Si alguien supiera decirme el secreto, ruego se dignen dejar algún comentario.
Gracias.
viernes, mayo 25, 2007
Inmenso
Decía el periódico el otro día que un albatros, especie que vive una media de 70 años, lleva 40 años perdido en las Islas Británicas buscando una pareja inexistente, pues los albatros son monógamos y allí sólo hay alcatraces. El albatros ha intentado aparearse con los alcatraces pero estos lo rechazan una y otra vez. El albatros no se da cuenta de que él no es un alcatraz. El albatros siempre ha pensado que lo rechazan por ser demasiado alto.
Tan lejos del Cono Sur... Pobre pájaro inmenso suspendido en el aire.
miércoles, mayo 23, 2007
Funeral
Las encinas empiezan a florecer en marzo. En esa época les brotan flores que son machos y flores que son hembras, que el viento encadena como si fuera una casamentera. Como en el caso de las mujeres, si el embarazo va bien, las flores hembra se transforman hasta convertirse en otra cosa: de su cuerpo surge una bellota que, después del período de gestación, acaba por caer blandamente a los pies del árbol. Las bellotas permanecen cerca hasta que se convierten en arbusto, una costumbre habitual entre las crías. Y un mes de marzo cualquiera el arbusto florecerá y entonces la familia que lo rodea comenzará a tratarlo como un adulto.
Cuando una encina se dispone a morir, toda su descendencia lo presiente y la arropa en su último viaje. Una pequeña vibración recorre todo el encinar, esponjándolo, pasando de un vástago a otro, de generación en generación, hasta que toda la familia agita levemente las hojas en señal de despedida. La encina contempla a sus cientos de hijos, algunos centenarios y otros apenas adolescentes, y piensa que es bueno tener una familia tan numerosa. Y entonces muere satisfecha. Si la encina es muy mayor y tiene mucha familia, el luto (un color verde más oscuro del normal) puede durar casi dos semanas.
viernes, mayo 18, 2007
Maternidad
Pero así han sucedido las cosas. Su vida entró en un injusto paréntesis y aunque durante meses se levantó maldiciendo su suerte, su vida y su país, un día vio el brillo en los ojos de Juan, quien siempre la había tratado bien. Algunos lo llamarán síndrome de Estocolmo, pero ella cree que fue amor.
Ahora su hijo la mira mientras mama. La selva se refleja en sus ojos.
Qué extraño oficio el de vivir.
miércoles, mayo 16, 2007
Remordimiento
Tómense los siguientes ingredientes:
re-.
(Del lat. re-).
1. pref. Significa 'repetición'. Reconstruir.
2. pref. Significa 'movimiento hacia atrás'. Refluir.
3. pref. Denota 'intensificación'. Recargar.
4. pref. Indica 'oposición' o 'resistencia'. Rechazar. Repugnar. Significa 'negación' o 'inversión del significado simple'. Reprobar. Con adjetivos o adverbios, puede reforzarse el valor de intensificación añadiendo a re- las sílabas -te o -quete. Retebueno. Requetebién.
morder.
(Del lat. mordēre).
1. tr. Clavar los dientes en algo.
2. tr. Picar como mordiendo.
3. tr. Dicho de una cosa: Asir a otra, haciendo presa en ella.
4. tr. Gastar insensiblemente, o poco a poco, quitando partes muy pequeñas, como hace la lima.
5. tr. Dicho del agua fuerte: Corroer la parte dibujada de la plancha o lámina que se somete a la acción de ella.
6. tr. Murmurar o satirizar, hiriendo y ofendiendo en la fama o crédito.
7. tr. coloq. Dicho de una persona: Manifestar de algún modo su ira o enojo extremos. Juan Está que muerde.
8. tr. Impr. Impedir con uno o más bordes de la frasqueta que se efectúe la impresión, por cubrir una parte del molde o interponerse entre este y el papel que se ha de imprimir.
9. tr. coloq. Cuba. estafar (ǁ pedir o sacar dinero con engaños).
-miento.
(Del lat. -mentum).
1. suf. En los sustantivos verbales, suele significar 'acción y efecto'. Toma las formas -amiento e -imiento. Debilitamiento, levantamiento. Atrevimiento, florecimiento.
Mézclense estrictamente en ese orden a fuego muy lento (de 15 siglos o así) hasta obtener la palabra remordimiento: Re-mord(i)-miento.
Y ahora imaginemos a un gusano que muerde y remuerde nuestro estómago, tal y como imaginaban en
lunes, mayo 14, 2007
Radio
En la radio una mujer preguntaba: “¿Lo has hecho?” y un hombre contestaba: “Sí”; entonces ella decía: “Supongo que sangró como un cerdo” y un hombre diferente respondía: “No, la que va a sangrar como un ternera abierta en canal vas a ser tú. Puta”.
Pensó que seguramente se trataría de algún serial radiofónico y también pensó que era una pena que la radio se llenara de basura como la tele. Así que decidió cambiar de canal.domingo, mayo 13, 2007
Bola
De ahí al esófago han tardado poco tiempo. Allí se han enredado unas con otras formando una bola que está impidiendo que el olor del sol llegue a mis pulmones.
Así que he decidido abrir una botella de vino tinto y beber un vaso. Porque me consta que la bola es soluble en alcohol.
miércoles, mayo 09, 2007
Aprensión
Fue a la cocina y cogió la escoba. No le apetecía nada que el bicho le pellizcara con las pinzas. La escoba sería suficiente para acabar con él. Cuando entró de nuevo en el cuarto de baño, el cangrejo ya no estaba, a pesar de que no podía haber tardado más de treinta segundos en ir a la cocina y recoger la escoba. Tampoco se oía nada. Supuso que se habría escondido y empezó a buscarlo.
Después de un rato lo encontró justo debajo del retrete, en ese hueco que deja la forma de la loza cuando se une con el suelo. Lo empujó con el palo de la escoba y el cangrejo salió disparado a una velocidad sorprendente, pasando por debajo de sus piernas y llegando al pasillo en un instante. Lo persiguió y, en mitad del pasillo, le dio alcance. Allí descargó el golpe fatal con la escoba. El cangrejo dejó de moverse.
En el suelo no había quedado ninguna mancha de sangre o de lo que quiera que los cangrejos tengan dentro. Con aprensión, le dio unos toquecitos con la escoba para comprobar que estuviera realmente muerto. Siguió sin moverse.
Un poco asqueado, recogió el cadáver para tirarlo a la basura y entonces reparó en el letrero. Made in Taiwan, decía.
martes, mayo 08, 2007
Contra la seriedad
Haciendo un ejercicio de imaginación, imaginemos. Creamos por un momento que alguien está escribiendo el Quijote hoy en día. Y que lo hace desde la parte del mundo que más se parece a los Siglos de Oro españoles: Latinoamérica.
Y en su historia esto es lo que pasa. En su historia, un loco con el seso seco por los libros de conspiraciones, de esos que hablan de sectas secretas que han gobernado el mundo desde el tiempo de los templarios, decide descubrir los trapos sucios de la Iglesia Católica brasileña. Se echa al monte como el subcomandante Marcos pero, después de unos cuantos episodios cómicos en un meublé de mala muerte guatemalteco, en la selva mexicana acaba trabajando de bufón para un coronel del ejército metido en temas de narcotráfico, que vive como un marqués. Más tarde, y una vez que ha asistido a una nacionalización en Venezuela en la que todo el mundo alzaba el puño y cantaba emocionado el himno nacional, acaba probando la ayahuasca en el Amazonas, algo que contribuye definitivamente a la pérdida absoluta de su sentido de la realidad y a que todo lo relacione con una conspiración que lo persigue para evitar que desvele los grandes misterios que ha aprendido. Por el camino es maltratado por los guerrilleros y los paramilitares colombianos, por los mercenarios recién llegados de Irak de las multinacionales norteamericanas, por los miembros de las maras, sobre todo la SalvaTrucha, y por la DEA estadounidense. De regreso en su casa en la frontera mexicana, recupera su lucidez y muere renegando de esos libros, engendros del demonio. Y para añadir un toque de realidad al relato, el protagonista podría además, ser de rasgos indígenas o mestizo.
Este relato, escrito con el estilo desatado y lleno de términos fronterizos de la literatura de McOndo y el Crack y publicado en una editorial tejana preocupada por las nuevas voces narrativas tex-mex, se convertiría inmediatamente en un éxito de ventas.
Y al cabo del tiempo (sigamos imaginando) cuando hubieran pasado un par de décadas, las universidades norteamericanas crearían cursos semestrales que pretenderían analizar la novela como el epítome de la voz del excluido y del loco, como el producto de las corrientes culturales de la frontera, como un ejemplo de la labor predatoria de las empresas en la selva, como el advenimiento del mestizaje globalizado a la literatura chicana. Un departamento especializado en “gender studies” se encargaría de diseccionar aquellos pasajes de la novela en los que el erotismo y la sexualidad estuvieran más presentes. Y alguien conseguiría un doctorado escribiendo sobre “El palimpsesto posmoderno: técnicas fragmentadas de discurso en la estructura de la novela chicana contemporánea” utilizando el libro en cuestión.
Y el autor, que sólo pretendía divertirse, que sólo pretendía contar una historia lisérgica con narcocorridos y persecuciones por las carreteras latinoamericanas, alguien que, al fin y al cabo, escribía sobre la literatura pop y sobre la influencia de
Y después de recoger el título, se vería con sus amigos del barrio y se tomaría dos botellas de tequila a la salud de todos los envarados doctores que se creen que la seriedad y la literatura están hechas del mismo material.
Que creo que es lo que hizo Cervantes cuando consiguió acabar su obra con una sola mano. Sólo que en lugar de tequila, se las bebió de vino. Y en lugar de dos, fueron cuatro.
Que se me da un ardite, que diría el nuestro. O no mames, güey, que diría el suyo.